Editorial Alaire

Y es que hablo para mí, entonces me digo
que no es silencio. Converso con los que fui,
cadáveres que escuchan mi soliloquio indudable,
en los espejos tiembla el don de la locura
cuando soy gesto y soy vampiros y muecas,
un mudo que habla sin decir. Entre la gente
no respondo, me miran y me visten de timidez,
de desprecio, de jamás. A solas mis palabras
se confunden y no consigo ser diálogo
en la voz amiga ni los vecinos intuyen
el murmullo que voy dejando. Ya lo ves,
no es necesario el grito, ni el sarcasmo
ni la confesión, en mi interior se oyen
los ventrílocuos que creé para nunca estar solo,
para siempre estar conmigo.

Ramón Carballal escribió:Y es que hablo para mí, entonces me digo
que no es silencio. Converso con los que fui,
cadáveres que escuchan mi soliloquio indudable,
en los espejos tiembla el don de la locura
cuando soy gesto y soy vampiros y muecas,
un mudo que habla sin decir. Entre la gente
no respondo, me miran y me visten de timidez,
de desprecio, de jamás. A solas mis palabras
se confunden y no consigo ser diálogo
en la voz amiga ni los vecinos intuyen
el murmullo que voy dejando. Ya lo ves,
no es necesario el grito, ni el sarcasmo
ni la confesión, en mi interior se oyen
los ventrílocuos que creé para nunca estar solo,
para siempre estar conmigo.

Impresionante la irradiación de voces que extiende el poema hacia un fecundo interior.

Aplausos sonoros, amigo del alma.

Gracias por compartir y estar; abrazos.

Me ha encantado el soliloquio bañado por unos versos que dicen mucho y tienen una belleza impagable. Felicidades.
Abrazos
Pilat

Hermoso trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

¿Poema de Ramón? Arriba. Los demás tenemos que aprender.

Me regodeo en la belleza del poema.
Un abrazo Ramón

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Ramón Carballal escribió:Y es que hablo para mí, entonces me digo
que no es silencio. Converso con los que fui,
cadáveres que escuchan mi soliloquio indudable,
en los espejos tiembla el don de la locura
cuando soy gesto y soy vampiros y muecas,
un mudo que habla sin decir. Entre la gente
no respondo, me miran y me visten de timidez,
de desprecio, de jamás. A solas mis palabras
se confunden y no consigo ser diálogo
en la voz amiga ni los vecinos intuyen
el murmullo que voy dejando. Ya lo ves,
no es necesario el grito, ni el sarcasmo
ni la confesión, en mi interior se oyen
los ventrílocuos que creé para nunca estar solo,
para siempre estar conmigo.

Impresionante la irradiación de voces que extiende el poema hacia un fecundo interior.

Aplausos sonoros, amigo del alma.

Gracias por compartir y estar; abrazos.

Gracias, Hallie, por tus amables palabras. Un abrazo grande.

Rafel Calle escribió:Hermoso trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

Gracias, Rafel. Un abrazo.

Menos mal que la disposición reclama lo que buscas, amigo ables para ti o escribas para los artesanos poetiles.

Un abrazo

Ramón Carballal escribió:Y es que hablo para mí, entonces me digo
que no es silencio. Converso con los que fui,
cadáveres que escuchan mi soliloquio indudable,
en los espejos tiembla el don de la locura
cuando soy gesto y soy vampiros y muecas,
un mudo que habla sin decir. Entre la gente
no respondo, me miran y me visten de timidez,
de desprecio, de jamás. A solas mis palabras
se confunden y no consigo ser diálogo
en la voz amiga ni los vecinos intuyen
el murmullo que voy dejando. Ya lo ves,
no es necesario el grito, ni el sarcasmo
ni la confesión, en mi interior se oyen
los ventrílocuos que creé para nunca estar solo,
para siempre estar conmigo.

Creo que todos terminamos creando ese compañero que tantas veces es necesario.

Respecto el escrito, sobra decirte que sabes lo que pienso.

Un fuerte abrazo, compañero.

Pablo Ibáñez escribió:¿Poema de Ramón? Arriba. Los demás tenemos que aprender.

Gracias, Pablo, por esos impulsos. Un abrazo.

Armilo Brotón escribió:Me regodeo en la belleza del poema.
Un abrazo Ramón

Gracias por tu visita y palabras. Un abrazo, Armilo.

Hermosa profundidad que resuena y reluce...
Un gusto leerte siempre querido amigo...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy