Editorial Alaire

Yo estaba presente aquella noche
en una sucia cantina de Huevosecos,
en la provincia de San Theodoros,
sostenida del techo por un cable retorcido
la luz mortecina de una lámpara
arrojaba sombras sobre mi rostro.

Estaba presente, os cuento,
cuando apareció el Demiurgo.
Con su sonrisa de mediolao
perdonaba metáforas con la mirada,
aplicaba indiferencia a los parroquianos
mientras clamaba por sus halagos
con paso firme y decidido.
Lanzaba preguntas sin sentido
con semillas de insondable
petulancia.

Un rapsoda de piel de plata aguardaba
junto a la máquina de condones.
Dicen zoofílicos de la cantina
que repasaba su extensa obra,
tal vez la única que leía con verdadera
admiración,
y sacaba de su quimérico morral
trofeos y reconocimientos
confeccionados con el flujo
de musas extintas.

Convencidos
-Demiurgo y rapsoda-
de no existir número más sagrado
que aquel que define la trinidad,
decidieron buscar,
entre los escribas presentes,
al tercer gilipollas
para completar el comando.

Me miraron,
los dos al mismo tiempo,
posando la fuerza de Le tigre
en el impostado intensito que patina
sobre la mugre del asfalto.
¡Y me invitaron a su mesa
al núcleo irradiador de la lírica universal,
la zona cero del apocalipsis socio-virtual,
de la amnesia y la indiferencia!.

Supe en ese mismo momento
que la mejor decisión
era amputarme el lóbulo frontal,
dejar que escapen por la herida
los poemas latentes,
y sonreir frente al espejo,
concentrándome en no manchar de babas
el cuello del jersey.

Qué bien lo has traído en alta poesía, querido amigo
Ingenio, verdades irrefutables y tu sello de calidad.

Me ha encantado, aplausos a rabiar.

Genial, Israel, me ha gustado mucho esta descripción (¿imaginaria o Real?) de esos terribles encuentros con poetastros que se creen poetas y muestran sus trofeos con petulancia. Son situaciones alucinantes, pero... haberlas "hailas".

Un fuerte abrazo
Gracias por compartir
Felicidades
Ana

Israel,

ayer lo leí con el móvil y me gustó mucho, amigo. Lo mismo que te digo siempre, me repito: trasmites situaciones originales, raras, con gran eficacia. Tu propia visualización de la acción se trasmite al poema brillantemente.

Un abrazo.

Expresas muy bien la presencia, real o virtual, de los gilipollas de turno, de aquellos que disfrutan mirándose el ombligo. Un gusto leerte y disfrutar tus versos.
AbrazosPilar

Poema brillante y original. Lo he leído con una sonrisilla en la boca.
Un abrazo
J. Manuel

Hallie, Ana, Pilar, Pablo, Jose Manuel, muchas gracias por vuestros comentarios.

Un abrazo, compañeros

Mi querido Israel, no pude terminar de leer el poema sin que una sonrisa se me congelara en el rostro.

Definitivamente, no eres el tercer gilipollas, pero ¡Vaya que sabemos de unos cuantos que bien podrían optar por el puesto, no?! Ajajajajaja

Me encantó el poema. Tiene tu marca distintiva por todos lados. Siempre me ha atrapado la manera que tienes de exponer las cosas, de describir lo que te rodea en ese mundo - real o imaginario -que nos permites observar.

Un abrazo.

Israel Liñán escribió:Yo estaba presente aquella noche
en una sucia cantina de Huevosecos,
en la provincia de San Theodoros,
sostenida del techo por un cable retorcido
la luz mortecina de una lámpara
arrojaba sombras sobre mi rostro.

Estaba presente, os cuento,
cuando apareció el Demiurgo.
Con su sonrisa de mediolao
perdonaba metáforas con la mirada,
aplicaba indiferencia a los parroquianos
mientras clamaba por sus halagos
con paso firme y decidido.
Lanzaba preguntas sin sentido
con semillas de insondable
petulancia.

Un rapsoda de piel de plata aguardaba
junto a la máquina de condones.
Dicen zoofílicos de la cantina
que repasaba su extensa obra,
tal vez la única que leía con verdadera
admiración,
y sacaba de su quimérico morral
trofeos y reconocimientos
confeccionados con el flujo
de musas extintas.

Convencidos
-Demiurgo y rapsoda-
de no existir número más sagrado
que aquel que define la trinidad,
decidieron buscar,
entre los escribas presentes,
al tercer gilipollas
para completar el comando.

Me miraron,
los dos al mismo tiempo,
posando la fuerza de Le tigre
en el impostado intensito que patina
sobre la mugre del asfalto.
¡Y me invitaron a su mesa
al núcleo irradiador de la lírica universal,
la zona cero del apocalipsis socio-virtual,
de la amnesia y la indiferencia!.

Supe en ese mismo momento
que la mejor decisión
era amputarme el lóbulo frontal,
dejar que escapen por la herida
los poemas latentes,
y sonreir frente al espejo,
concentrándome en no manchar de babas
el cuello del jersey.

Logras escenificar y animar muy bien, Israel.

Estar presente en circusntancias tales da un poco de vertigo, pero consuela y llena.


Un abrazo

Una excelente y realista sátira sobre este nuestro mundillo poético. mis felicitaciones y abrazo, compañero.

Israel, me ha gustado tu forma de exponer la absurda competencia entre "gilipollas"
Y creo que el tercero suele ser el inteligente porque sigue la corriente a los anteriores y deja que el tiempo le de la razón.
Felicidades, compañero, un abrazo.

Un excelente poema, Israel, lo he disfrutado en su totalidad. Mis abrazos, compañero.

Hermoso e interesante trabajo, amigo Israel.
Abrazos.

Magníifico, Israel, este fresco satírico socarrón con cierto aire de western más allá del spagetti y del Tarantino.

La poesía buena e estimulante nos debe golpear con una sorpresa en cada verso, o sea siempre una creación inesperada, y eso lo consigues tú de sobra en este poema.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.