Editorial Alaire

Antonella, es hora de que sepas
que los bosques de Rumanía no existen.
Yo inventé un país para explicarte la soledad,
elegí los bisontes de lepra de cada sueño
y las cicatrices que heredé de algunas amapolas
se volvieron carcajadas plomizas de sangre prestada.
Sin piedad, la noche me sumerge en sus latidos
incoloros, y parece que hoy
el limíte de mi ser es escribir algunos versos
de tus ojos negros, digo negros para presumir
de un recuerdo de ojos negros
y para deshacerme de nevar;

parece que hoy tu y yo permanecemos intactos
y con ganas de morirnos frente al mismo teatro
en la fila de los que no son dueños de su sombra
y a veces es tarde, a veces se nubla el infinito.

Este verano, puede que sea el último verano,
te lo digo porque, a tus doce años,
tienes alguna idea
de los lápices
y de los veranos que no vuelven
y podrás dibujar sin interrumpir

mi rostro pálido de abriles.

Marius, querido amigo, yo sé que tus poemas son verdades, este lo es y destila amor y ternura tan grandes que esos doce años lo van a saber.
Y no será el último verano.
Un abrazo enorme .

Muchas gracias por hacer sentida tu presencia, Marisa. Escribir cartas a los hijos...eso me parece inalcanzable...hay que intentarlo, de vez en cuando, sobre todo cuando uno se quiere agarrar a las pocas palabras que quedan... Abrazos, querida amiga. El último verano, esa expresión duele, verdad?

Marius,

venir aquí siempre es garantía de sorpresa y de buena lectura.

Me gusta mucho, como siempre.

Abrazos

Para deshacerme de nevar.
Qué magnífico verso. Me encantó el poema. Felicidades.
Abrazos
Pilar

Doce años y los límites de un verano que puede colorear abriles.
Doce años y la vida es azul porque el Príncipe Padre doblega cualquier nevada.
Existe un beso guardado en el sitial de los grillos y la luz, un beso que espera por la frente de tu hija.

Es hermoso e inmenso este poema, querido amigo; lo siento llenar memorias y universos enteros.

Abrazos.

Una carta en el que las verdades se expanden y fortalecen vínculos inquebrantables, y una muestra de amor capaz de emocionarnos hasta los huesos.

Me ha encantado este bello poema a Antonella.

Abrazos.

Pablo, Pilar, Hallie, Rosa, muchas gracias querida@s amig@s por hacer sentida vuestra presencia. He suprimido la dos palabras repetidas de la segunda estrofa y he cambiado la forma de sus versos, creo que ha quedado un poco mejor. ( si puedes, por favor , Hallie, editar tu comentario donde mi poema aparece en su forma incial). Muchos abrazos a tod@s y feliz domingo.

Hay un poso de tristeza en este poema. Antonella tiene que ser muy especial si ha captado en toda su extensión el significado del mismo.
Como te ha dicho Pablo, entrar en tus poemas es un pasaje a lo inesperado.
Un abrazo.

Un poema precioso, Marius, con una dedicatoria muy importante y especial. Un fuerte abrazo, querido amigo.

MACH 3

Mejor conocida como las veces que supera el cohete Marius a la velocidad lírica de cualquiera.

La f´órmula es:

M= Pm/Ph.
Donde M es Mach, Pm es poétia Marius y Ph poética humana.

El fenómeno conocido como Singularidad Marius -se oye una especie de trueno en el oído medio- es la subida de adrenalina que se genera a consecuencia de la onda de choque cuando uno lee su primer verso.

Un abrazo amigo

Antonella, es hora de que sepas
que los bosques de Rumanía no existen.
Yo inventé un país para explicarte la soledad,

Estos tres versos iniciales hacen caer los brazos al lector y abrir la boca, el resto es pura genialidad.

Para merecer la poesía hay que nacer "con duende" y en ti te habita, te lo puedo asegurar. Los demás lo andamos buscando siempre y algunas veces lo vislumbramos en alguna esquina y corremos tras él.

Un muy fuerte abrazo, querido amigo.

Marius Gabureanu escribió:Antonella, es hora de que sepas
que los bosques de Rumanía no existen.
Yo inventé un país para explicarte la soledad,
elegí los bisontes de lepra de cada sueño
y las cicatrices que heredé de algunas amapolas
se volvieron carcajadas plomizas de sangre prestada.
Sin piedad, la noche me sumerge en sus latidos
incoloros, y parece que hoy
el limíte de mi ser es escribir algunos versos
de tus ojos negros, digo negros para presumir
de un recuerdo de ojos negros
y para deshacerme de nevar;

parece que hoy tu y yo permanecemos intactos
y con ganas de morirnos frente al mismo teatro
en la fila de los que no son dueños de su sombra
y a veces es tarde, a veces se nubla el infinito.

Este verano, puede que sea el último verano,
te lo digo porque, a tus doce años,
tienes alguna idea
de los lápices
y de los veranos que no vuelven
y podrás dibujar sin interrumpir

mi rostro pálido de abriles.

Admiro tu capacidad de crear y acariciar con las letras.
Siempre es un honor visitarte .
Un abrazo fuerte hasta allí.

Marius Gabureanu escribió:Antonella, es hora de que sepas
que los bosques de Rumanía no existen.
Yo inventé un país para explicarte la soledad,
elegí los bisontes de lepra de cada sueño
y las cicatrices que heredé de algunas amapolas
se volvieron carcajadas plomizas de sangre prestada.
Sin piedad, la noche me sumerge en sus latidos
incoloros, y parece que hoy
el limíte de mi ser es escribir algunos versos
de tus ojos negros, digo negros para presumir
de un recuerdo de ojos negros
y para deshacerme de nevar;

parece que hoy tu y yo permanecemos intactos
y con ganas de morirnos frente al mismo teatro
en la fila de los que no son dueños de su sombra
y a veces es tarde, a veces se nubla el infinito.

Este verano, puede que sea el último verano,
te lo digo porque, a tus doce años,
tienes alguna idea
de los lápices
y de los veranos que no vuelven
y podrás dibujar sin interrumpir

mi rostro pálido de abriles.

Quedo prendida de tan sensibles y bellos versos, Marius. No está mal que te repita que tu originalidad es un sello real. Abrazos, ERA

Hermoso trabajo, amigo Marius.
Abrazos.