Editorial Alaire

Y si dices o te digo:
—Santi, ¿qué pasó
con aquellos cigarros? Sin manos
apretaban la tarde, el humo del tío Fernando.
Me respondes:
—Te dije que eran gatillo de Estif Macuín,
una pelea a muerte
contra los hombros y un destino:
también fuimos padres.

Los curas vivieron la hostia y nosotros,
unos postulantes,
aquel seminario de dudas;
como un jarro herido
en la boca de Rita Jaiguor, nos echaron de vino:
los años hicieron leche al camaleón,
nuestra idea un mundo
en el que siempre había playa de incienso absoluto;
siempre una piel hermosa
en el mimbre de papá,
que gritaba desde la otra ventana:
“No se puede desterrar a la primavera
para llenar de sombras el olvido.”
Qué razón tenía:
he llorado mucho tu ausencia
entre los refugios de la calle.

Desde Torrevieja, las habaneras me hicieron
América. Un día que ya no volví
a nuestra cabaña.

Y si el tiempo pasa,
—Santi, ¿y si ya te has ido,
qué hago con estos versos que fluyeron
desde los lagrimales de Orihuela?
Lo que siempre me has dicho:
—No más que emborracharte otra vez.
Te pido: sigue luchando.

Sabes que me gusta el color de tu pelo,
esa forma de evaporar en el pañuelo
la risa; me haces llorar de alegría.
Y volar,
hasta que la madrugada me detiene,
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa.

—Y si te digo:
¿qué pasa con los niños que lloran antes de la preñez?
—¡Vete a tomar por culo Miguel! Me voy otra vez.

¡Yo no sé qué daría porque vivieras tú!

Hno Renato Vega

Hay ausencias que nos son del todo inaceptables. Muy hermoso poema, Miguel. Un abrazo amigo.

Armilo Brotón escribió:
Y si dices o te digo:
—Santi, ¿qué pasó
con aquellos cigarros? Sin manos
apretaban la tarde, el humo del tío Fernando.
Me respondes:
—Te dije que eran gatillo del Estif Macuín,
una pelea a muerte
contra los hombros y un destino:
también fuimos padres.

Los curas vivieron la hostia y nosotros,
unos postulantes,
aquel seminario de dudas;
como un jarro herido
en la boca de Rita Jaiguor, nos echaron de vino:
los años hicieron leche al camaleón,
nuestra idea un mundo
en el que siempre había playa de incienso absoluto;
siempre una piel hermosa
en el mimbre de papá,
que gritaba desde la otra ventana:
“No se puede desterrar a la primavera
para llenar de sombras el olvido.”
Qué razón tenía:
he llorado mucho tu ausencia
entre los refugios de la calle.

Desde Torrevieja, las habaneras me hicieron
América. Un día que ya no volví
a nuestra cabaña.

Y si el tiempo pasa,
—Santi, ¿y si ya te has ido,
qué hago con estos versos que fluyeron
desde los lagrimales de Orihuela?
Lo que siempre me has dicho:
—No más que emborracharte otra vez.
Te pido: sigue luchando.

Sabes que me gusta el color de tu pelo,
esa forma de evaporar en el pañuelo
la risa; me haces llorar de alegría.
y volar,
hasta que la madrugada me detiene,
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa.

—Y si te digo:
¿qué pasa con los niños que lloran antes de la preñez?
—¡Vete a tomar por culo Miguel! Me voy otra vez.

¡Yo no sé qué daría porque vivieras tú!

Hno Renato Vega

Un poema desde los recesos hondos del corazón. Maravilloso, conmovedor. Me parece un hito importante en tu Poesía, Armilo.

Querido amigo, versos así creo que alcanzarán la inmortalidad:

los años hicieron leche al camaleón,
nuestra idea un mundo
en el que siempre había playa de incienso absoluto;
siempre una piel hermosa
en el mimbre de papá,
que gritaba desde la otra ventana:
“No se puede desterrar a la primavera "

hasta que la madrugada me detiene
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa

Un poema intimista, un conjunto de símbolos hace volar mi imaginación hacia playas de sombra. Mis abrazos y felicitaciones, Armilo.

Luis M. escribió:Hay ausencias que nos son del todo inaceptables. Muy hermoso poema, Miguel. Un abrazo amigo.

Muchas gracias Luis por tu visita.
Un abrazo grande amigo.

¡Yo no sé qué daría porque vivieras tú!

Así de simple y de doloroso. Lo que fuera, ¿verdad, Miguel? Darias lo que fuera.
Y sigues en la brecha, luchando y recordando. Con una sonrisa pícara y el sombrero por montera, o ¿era el mundo?

Precioso:
abes que me gusta el color de tu pelo,
esa forma de evaporar en el pañuelo
la risa; me haces llorar de alegría.
y volar,
hasta que la madrugada me detiene,
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa.

Un besazo.

Este tono coloquial del poema lo ha dotado de una peculiar emotividad. Así lo he sentido al menos. Me gustó mucho. Un abrazo.

Un poema grande, Armilo, rebosante de íntima ternura que se desprende de los versos como un humo o sudor en esa manera de contar, única en ti. Nostalgia, memoria... no sé por qué me recuerda al "Amarcord" de Feillini o a ciertos cuentos de Faulkner.

Todo un placer de lectura, hermano.

Un fuerte abrazo.

Muestras un contraste apreciable cuando manifiestas diferentes sentires. Puedes acercarnos a tu sensibilidad más humana y deliciosa, y en otra ocasión...
Me gustó el poema, el Armilo más delicado que enternece con la palabra.
Abrazos
Pilar

Inteligente, interesante y muy bello trabajo, amigo Armilo.
Felicidades.
Abrazos.

E. R. Aristy escribió: Un poema desde los recesos hondos del corazón. Maravilloso, conmovedor. Me parece un hito importante en tu Poesía, Armilo.

Un poema descarado amiga ERA, una conversación con el desatino del tiempo: de la fuga material hasta la firmeza del espíritu hay todo un calvario de reflexiones.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo

Marius Gabureanu escribió:Querido amigo, versos así creo que alcanzarán la inmortalidad:

los años hicieron leche al camaleón,
nuestra idea un mundo
en el que siempre había playa de incienso absoluto;
siempre una piel hermosa
en el mimbre de papá,
que gritaba desde la otra ventana:
“No se puede desterrar a la primavera "

hasta que la madrugada me detiene
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa

Un poema intimista, un conjunto de símbolos hace volar mi imaginación hacia playas de sombra. Mis abrazos y felicitaciones, Armilo.

Es difícil expresar en palabras lo que te quiero amigo. La justeza de los términos lingüísticos no darían para ello. Cuando estoy cerca del mundo Marius todo es poesía. Incluso mis palabras se transforman en algo parecido a lo que llaman lírica. Gracias siempre por incentivar mi mundo hacia la pasión.
Un abrazo

Ana García escribió:¡Yo no sé qué daría porque vivieras tú!

Así de simple y de doloroso. Lo que fuera, ¿verdad, Miguel? Darias lo que fuera.
Y sigues en la brecha, luchando y recordando. Con una sonrisa pícara y el sombrero por montera, o ¿era el mundo?

Precioso:
abes que me gusta el color de tu pelo,
esa forma de evaporar en el pañuelo
la risa; me haces llorar de alegría.
y volar,
hasta que la madrugada me detiene,
casi siempre a las cinco,
para pedirme santo y seña:
sólo con decir que soy tu hermano
el cielo me disculpa.

Un besazo.

Eres tú así, preciosa. Gracias por saber reflejar mi mundo en palabras mucho mejor que yo.
Dolor y amor van unidos.
Lo que fuera, daría por estar muerto.

U besazo

Si te digo que me ha gustado mucho podrás comprender hasta qué grado de emoción llegué al leerlo. Esta búsqueda del poema en la médula de la realidad (o de los recuerdos de la realidad licuados con el lirismo más honesto) es, en cierto modo, mi propia búsqueda en estos tiempos. Si esto es una veta, aprovéchalo.

Un abrazo.
Óscar

Je, Armilo, ni desde Orihuela ni Torrevieja, no. Desde Alicante mismito corrijo mi olvido, el mío por no decirte nada en su momento. Pero ya ché.
Ea pues, abrazos mediterráneos.