Editorial Alaire

Un hombre camina absorto
sobre aceras desnudas de belleza
en la noche que sabe
de soledad cargada de silencios.

En la luz de una herida
se mueve la ciudad ensimismada.

Una mujer le observa
desde una plaza fría
con la bruma perfecta, entre la lluvia.

Deambulan sin rozarse
bajo la luna cruel,
en los meses del año sumergidos
en pensamientos llenos de quimeras.

Farolas entre sombras
alumbran por las calles
los instantes amados
de un sortilegio envuelto en mil conjuros.

Un hechizo de árboles sin pánico
derrama sobre plumas de gorriones
relámpagos de niebla sin pulir.

El hombre sueña siempre con un barco
que le lleve hacia puertos
de colores transidos por espacios
de utopías dispersas.

La mujer imagina ser de sol
y sorprenderle a él con unas llaves
que abran la gris jaula para siempre.


Ana Muela Sopeña

¡Que hermoso cuadro de esa pareja que comparte un ámbito sin que se produzca la comunicación, cada uno envuelto en sus ilusiones! Muy hermoso y actual, Ana.
Saludos cordiales

Gracias, Marimar, por venir:

Un beso grande
Ana

Me gustó la escena y el escemsrio Ana.

A veces toca, sólo observar, contemplar el paisaje y no hacer nada.

Cómo cuando miras a alguien mientras duerme.

Un abrazo.

Me gusta este poema que me parece describir ese paisaje gris y melancólico urbanita, donde en sí es una quimera permanente, ¿me equivoco en su apreciación, Ana? Después de todo me gustó.

saludos

Rafael

Como una danza invisible despliegan tus versos querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Antonia, por tu bello comentario.

Un fuerte abrazo
Ana

Muchas gracias, Rafael:

Bueno... cada lector interpreta lo que quiere... y está bien.

Un beso
Ana

Hermoso poema, querida amiga, donde hombre y mujer desde su soledad van con los ojos puestos en la quimera.
Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

Gracias, Nancy, por brindarme tus palabras.

Un fuerte abrazo
Ana

Me ha gustado este conjunto de quimeras, una ciudad-destino, utopias y gente cruzando la noche. Unos miran sin ver y otros...
Un abrazo.

Agradezco, Pilar, tu paso por estos versos.

Un fuerte abrazo
Ana

Todo un ejemplo de poesía urbana, y de la buena, con las heridas que afloran con la noche y las lineales vías de escape que no llegan a encontrarse. Perdidos en un bosque en el que se evaporan las miradas.
El encuentro y los sueños en el aire.
Aunque me mudé al campo, estos urbanos poemas siguen siendo de mis preferidos.
Un abrazote, Ana, y todo un lujo leerte.

Hermoso trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Ana,

me gusta el poema, amiga. Creo que has conseguido una bella dialéctica entre los dos personajes que presentas, mujer y hombre, cada uno con sus sueños y su individualidad bien definida. El ambiente de soledad ciudadana, muy conseguido, parece estar al borde de una resolución mágica, un encuentro entre ambos, que finalmente se desvanece entre la bruma de la vida.

Me ha gustado mucho.
Abrazos.