Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Hice un templo a la medida de mis oraciones,
un canto que llene de oxígeno el vacío
que dejaron los volcanes.

Pero los dioses no están,
imágenes
evaporan su rostro.

Siento los padres de la inocencia,
de la guerra que educa la torpeza del hombre.

¿Quién inventó la duda que descansa
en los hombros del tiempo?
¿Quién la certeza que ató al mástil de la infancia,
las bombas que se comen los ojos?.

Adoro la metáfora que quita el miedo
o da sentido a la parcela de amor
donde sembramos las semillas para
hablar de eternidad.

No siento la ayuda cuando la vida da la espalda
a la razón,
cuando la lluvia queda en el aire,
y las raíces
son ingeridas por ríos de hormigas.

Vamos tras la paz del que nada pierde
porque nada posee, excepto a sí mismo.
Por eso,
hoy me cobijo en el templo creado
a la medida de mis oraciones.

Alejandro Costa escribió:

Pilar Morte escribió:Hice un templo a la medida de mis oraciones,
un canto que llene de oxígeno el vacío
que dejaron los volcanes.

Pero los dioses no están,
imágenes
evaporan su rostro.

Siento los padres de la inocencia,
de la guerra que educa la torpeza del hombre.

¿Quién inventó la duda que descansa
en los hombros del tiempo?
¿Quién la certeza que ató al mástil de la infancia,
las bombas que se comen los ojos?.

Adoro la metáfora que quita el miedo
o da sentido a la parcela de amor
donde sembramos las semillas para
hablar de eternidad.

No siento la ayuda cuando la vida da la espalda
a la razón,
cuando la lluvia queda en el aire,
y las raíces
son ingeridas por ríos de hormigas.

Vamos tras la paz del que nada pierde
porque nada posee, excepto a sí mismo.
Por eso,
hoy me cobijo en el templo creado
a la medida de mis oraciones.

Tan cierto como emotivo y bien escrito.
Una maravilla.
Un beso, Pilar.

Pablo Ibáñez escribió:Pilar,

me gusta mucho el poema, amiga. Has recreado tu propia religión brevemente y bellamente. Me gusta el uso de palabras grandes (templo, dioses, guerra, tiempo, infancia, miedo...) desde un punto de vista humilde, como aceptando la propia fragilidad ante lo incierto.

Vamos tras la paz del que nada pierde
porque nada posee, excepto a sí mismo.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Hice un templo a la medida de mis oraciones,
un canto que llene de oxígeno el vacío
que dejaron los volcanes.

Pero los dioses no están,
imágenes
evaporan su rostro.

Siento los padres de la inocencia,
de la guerra que educa la torpeza del hombre.

¿Quién inventó la duda que descansa
en los hombros del tiempo?
¿Quién la certeza que ató al mástil de la infancia,
las bombas que se comen los ojos?.

Adoro la metáfora que quita el miedo
o da sentido a la parcela de amor
donde sembramos las semillas para
hablar de eternidad.

No siento la ayuda cuando la vida da la espalda
a la razón,
cuando la lluvia queda en el aire,
y las raíces
son ingeridas por ríos de hormigas.

Vamos tras la paz del que nada pierde
porque nada posee, excepto a sí mismo.
Por eso,
hoy me cobijo en el templo creado
a la medida de mis oraciones.

Guillermo Cumar escribió:Adoras la metáfora que quita el miedo y creas un poema templo que te acoge a ti y a tu contenido, a veces la razón no respira por la vida y la vida no respira por la razón algunas veces.

Si perdemos la vida en esta tierra podremos exigir otra en la parte extensa de la imaginación?

Me gustó la tuya y te aplaudo.

Un abrazo