Décimotercera estación: Jesús muere en la cruz
(Federico García Lorca, Llanto)
Dos Ménades consumen tu agonía;
arbóreos brazos, hiedra entrelazada
con una maldición de geometría.
Sucesiones de crueles tempestades
convergen por el límite del pecho,
y fue tu respirar calamidades
epicentro de ocaso y paso estrecho.
Los planetas oxidan sus anillos
derramando su voz por cada herida.
Canta tu sangre a tono de martillos
los últimos alientos de la vida.
La postrera tormenta se desata.
Todas le hieren, la última le mata.