Editorial Alaire

Vives
de espaldas a ese mundo que te invoca
como mil gargantas juntas
mil historias por contar
y una sola boca presentida
desde donde emprendes tu viaje.

Llevas
las manos caídas mientras buscas
el lugar que reclaman tus pies para pararse
la falsedad de un himno, su bandera
los arrecifes
que contienen el mar y sus crecidas
y mantienen intacto
el himen de tus playas solitarias
con su arena blanca y aguas cristalinas.

Y no te importa
que se hinchen las arterias de tus atalayas
sobre los muros de tu ciudad inventada.
A veces el cielo se derrumba
cuando aún no te has ido.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Vives
de espaldas a ese mundo que te invoca
como mil gargantas juntas
mil historias por contar
y una sola boca presentida
desde donde emprendes tu viaje.

Llevas
las manos caídas mientras buscas
el lugar que reclaman tus pies para pararse
la falsedad de un himno, su bandera
los arrecifes
que contienen el mar y sus crecidas
y mantienen intacto
el himen de tus playas solitarias
con su arena blanca y aguas cristalinas.

Y no te importa
que se hinchen las arterias de tus atalayas
sobre los muros de tu ciudad inventada.
A veces el cielo se derrumba
cuando aún no te has ido.

Un poema de imagenes excepcionalmente bellas, nuevo, de zona virgen. Te felicito, Miguel Angel! ERA

Me gustó el poema, las imágenes que atrapan al lector. Felicidades.
Besos
Pilar

Muchas gracias amiga Era, por la amabilidad de la visita y comentario.
Un abrazo.

Muchas gracias amiga Pilar por tu amable visita y comentario.
Un abrazo.

Me ha gustado mucho este poema tan sugerente, Miguel Ángel. Creo que está muy bien pintado. Saludos.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Vives
de espaldas a ese mundo que te invoca
como mil gargantas juntas
mil historias por contar
y una sola boca presentida
desde donde emprendes tu viaje.

Llevas
las manos caídas mientras buscas
el lugar que reclaman tus pies para pararse
la falsedad de un himno, su bandera
los arrecifes
que contienen el mar y sus crecidas
y mantienen intacto
el himen de tus playas solitarias
con su arena blanca y aguas cristalinas.

Y no te importa
que se hinchen las arterias de tus atalayas
sobre los muros de tu ciudad inventada.
A veces el cielo se derrumba
cuando aún no te has ido.

Puro sentimiento compañero.
Un honor leerte.
Abrazos.

Algunas veces es mucho más agradable inventarse mundos propios.

Cada uno sobrevive como puede. Unos echamos mano de ciudades inventadas y otros escapan de la realidad de otra forma. Todas son lícitas.

Un saludo.

Bello y evocador trabajo, amigo Miguel Ángel.
Abrazos.