Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:No temas,
no te ofrezco la copa,
me tiemblan las manos.
Plegué la mesa y recogí el fruto del silencio,
vacié las arterias para no hacer visibles las heridas
y mudé versos del armario
donde guardaba las palomas.
No te hablo yo, te hablan los fantasmas nocturnos,
ellos advierten el insomnio.

Comprendo,
no quieres acercarte
porque empañé el cristal que daba al mundo,
y solté ruiseñores porque no cantaban.
No temas, sé reír después de desanudar
la última lágrima.
Sí, mis serpientes cambiaron la piel,
pero son las reptiles que silban
cuando las águilas anidan en el tejado.

No quieres leer en mis ojos,
y del calendario marcaste el día que huyó la música.
Comprendo que mires al lado de la vida,
que chapotees la juventud de los sueños
y bebas del alma joven.
Aunque no lo creas,
sigo sembrando en las macetas
gladiolos de colores,
y leyendo los cuentos si hay luna llena.

No puedo ofrecer más,
sólo el calor en los días nevados,
y un abrazo
que rescaté de los ciclones.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Magnífica simbología llevada a cabo desde tu poeta, querida Pilar. Luna llena, pasiones y desgarros, emocionalidad al límite.

Extraordinaria la manera como trasladas la muy buena poesía a nuestros ojos.

Abrazos y todos los aplausos.

Ramón Carballal escribió:Precioso poema, Pilar. Lo he disfrutado. Besos.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Un poema muy bello, amiga Pilar.
Todo un placer de lectura.
Un abrazo.

Silvia Savall escribió:

Pilar Morte escribió:No temas,
no te ofrezco la copa,
me tiemblan las manos.
Plegué la mesa y recogí el fruto del silencio,
vacié las arterias para no hacer visibles las heridas
y mudé versos del armario
donde guardaba las palomas.
No te hablo yo, te hablan los fantasmas nocturnos,
ellos advierten el insomnio.

Comprendo,
no quieres acercarte
porque empañé el cristal que daba al mundo,
y solté ruiseñores porque no cantaban.
No temas, sé reír después de desanudar
la última lágrima.
Sí, mis serpientes cambiaron la piel,
pero son las reptiles que silban
cuando las águilas anidan en el tejado.

No quieres leer en mis ojos,
y del calendario marcaste el día que huyó la música.
Comprendo que mires al lado de la vida,
que chapotees la juventud de los sueños
y bebas del alma joven.
Aunque no lo creas,
sigo sembrando en las macetas
gladiolos de colores,
y leyendo los cuentos si hay luna llena.

No puedo ofrecer más,
sólo el calor en los días nevados,
y un abrazo
que rescaté de los ciclones.

Qué bonito poema compañera.
Siempre es un honor leerte.
Abrazos

Pilar Morte escribió:No temas,
no te ofrezco la copa,
me tiemblan las manos.
Plegué la mesa y recogí el fruto del silencio,
vacié las arterias para no hacer visibles las heridas
y mudé versos del armario
donde guardaba las palomas.
No te hablo yo, te hablan los fantasmas nocturnos,
ellos advierten el insomnio.

Comprendo,
no quieres acercarte
porque empañé el cristal que daba al mundo,
y solté ruiseñores porque no cantaban.
No temas, sé reír después de desanudar
la última lágrima.
Sí, mis serpientes cambiaron la piel,
pero son las reptiles que silban
cuando las águilas anidan en el tejado.

No quieres leer en mis ojos,
y del calendario marcaste el día que huyó la música.
Comprendo que mires al lado de la vida,
que chapotees la juventud de los sueños
y bebas del alma joven.
Aunque no lo creas,
sigo sembrando en las macetas
gladiolos de colores,
y leyendo los cuentos si hay luna llena.

No puedo ofrecer más,
sólo el calor en los días nevados,
y un abrazo
que rescaté de los ciclones.

Antonia Mauro escribió:Me encanta cómo cuentas las cosas Pilar.

"Gladiolos de colores y cuentos". Buena combinación aunque no sea luna llena.

Un abrazo.