Editorial Alaire

Siempre queda el calor de un bar abierto
y una noche al final de cada día;
quien se abraza a su propia hipocresía
y quien vive ignorando que está muerto.

Siempre queda clamar en el desierto
con la boca sin voz de la utopía,
quien por no dar la cara desconfía
y quien sabe que nada sabe cierto.

Siempre queda un esclavo sin cadenas,
un delito sin juez, un tonto a mano,
la absoluta carencia en el exceso

y un regusto de dicha entre las penas;
compasión por sí mismo en el tirano
y un traidor que se empeña en darte un beso…

Jorge Salvador escribió:Siempre queda el calor de un bar abierto
y una noche al final de cada día;
quien se abraza a su propia hipocresía
y quien vive ignorando que está muerto.

Siempre queda clamar en el desierto
con la boca sin voz de la utopía,
quien por no dar la cara desconfía
y quien sabe que nada sabe cierto.

Siempre queda un esclavo sin cadenas,
un delito sin juez, un tonto a mano,
la absoluta carencia en el exceso

y un regusto de dicha entre las penas;
compasión por sí mismo en el tirano
y un traidor que se empeña en darte un beso…

Ramón, vaya alegría leerte de nuevo; hermoso y esencial el poema que compartes.

Recibe un abrazo de los grandes, amigo.

Me parece un soneto logradísimo. Desde el primer verso hasta ese remate espléndido mantiene el interés del lector. Es una reflexión aguda que parte de lo sociológico para llegar a verdades ontológicas. Enhorabuena tu presencia.

Un saludo cordial.
Óscar

Yo no soy traidor, Jorge, por ello te aplaudo te felicito y abrazo. El beso lo guardo por si lo necesitas.

Un abrazo

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Jorge Salvador escribió:Siempre queda el calor de un bar abierto
y una noche al final de cada día;
quien se abraza a su propia hipocresía
y quien vive ignorando que está muerto.

Siempre queda clamar en el desierto
con la boca sin voz de la utopía,
quien por no dar la cara desconfía
y quien sabe que nada sabe cierto.

Siempre queda un esclavo sin cadenas,
un delito sin juez, un tonto a mano,
la absoluta carencia en el exceso

y un regusto de dicha entre las penas;
compasión por sí mismo en el tirano
y un traidor que se empeña en darte un beso…

Ramón, vaya alegría leerte de nuevo; hermoso y esencial el poema que compartes.

Recibe un abrazo de los grandes, amigo.

Muchas gracias hallie. Un honor tu caluroso recibimiento. Sabía que serías la primera en hacerlo.
Otro abrazo enorme para ti con todo mi cariño

Óscar Distéfano escribió:Me parece un soneto logradísimo. Desde el primer verso hasta ese remate espléndido mantiene el interés del lector. Es una reflexión aguda que parte de lo sociológico para llegar a verdades ontológicas. Enhorabuena tu presencia.

Un saludo cordial.
Óscar

Muchas gracias Óscar, en primer lugar por tus alentadoras palabras, y en segundo por el acertado análisis del poema. Echaba de menos este foro, entre otras cosas por críticos como tú, que sabes mirar adentro de las palabras como muy pocos.
Un abrazo

Guillermo Cumar escribió:Yo no soy traidor, Jorge, por ello te aplaudo te felicito y abrazo. El beso lo guardo por si lo necesitas.

Un abrazo

Gracias Guillermo. Me quedo con todo, la felicitación, el abrazo, y por supuesto el beso. Un beso siempre se necesita cuando no viene de Judas.
Otro fuerte abrazo

Un poema donde reflexionas e invitas al lector a hacerlo contigo. Me gustaron tus logrados versos.
Abrazos
Pilar

Pilar Morte escribió:Un poema donde reflexionas e invitas al lector a hacerlo contigo. Me gustaron tus logrados versos.
Abrazos
Pilar

Muchas gracias Pilar. La reflexión es un arma poderosa contra la cotidianidad.
Un fuerte abrazo

Hermoso e interesante soneto monorrítmico, amigo Jorge.
Abrazos.

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante soneto monorrítmico, amigo Jorge.
Abrazos.

Muchas gracias Rafael.
Otro abrazo para ti

Ronald Bonilla escribió:Buen soneto clásico, contemporáneo en sus líneas expresivas y metaf´soricas, tradicional en el respeto a la forma, abrazos

Gracias Ronald, celebro tú buena opinión de mi humilde obra.
Un fuerte abrazo

Jorge Salvador escribió:Siempre queda el calor de un bar abierto
y una noche al final de cada día;
quien se abraza a su propia hipocresía
y quien vive ignorando que está muerto.

Siempre queda clamar en el desierto
con la boca sin voz de la utopía,
quien por no dar la cara desconfía
y quien sabe que nada sabe cierto.

Siempre queda un esclavo sin cadenas,
un delito sin juez, un tonto a mano,
la absoluta carencia en el exceso

y un regusto de dicha entre las penas;
compasión por sí mismo en el tirano
y un traidor que se empeña en darte un beso…

Soneto melódico en su totalidad que se agradece tanto por contenido como por forma y manera de componerlo.
Si a eso añadimos que me gustan los bares y sus circunstancias, entro en materia y lo disfruto doblemente.
Un abrazo, Jorge, desde este escenario.

Alonso Vicent escribió:

Jorge Salvador escribió:Siempre queda el calor de un bar abierto
y una noche al final de cada día;
quien se abraza a su propia hipocresía
y quien vive ignorando que está muerto.

Siempre queda clamar en el desierto
con la boca sin voz de la utopía,
quien por no dar la cara desconfía
y quien sabe que nada sabe cierto.

Siempre queda un esclavo sin cadenas,
un delito sin juez, un tonto a mano,
la absoluta carencia en el exceso

y un regusto de dicha entre las penas;
compasión por sí mismo en el tirano
y un traidor que se empeña en darte un beso…

Soneto melódico en su totalidad que se agradece tanto por contenido como por forma y manera de componerlo.
Si a eso añadimos que me gustan los bares y sus circunstancias, entro en materia y lo disfruto doblemente.
Un abrazo, Jorge, desde este escenario.

Que no nos falte un bar abierto amigo, el bar es cultura. Todo pasa en los bares.
Gracias por tus palabras, querido Alonso.
Un abrazo