Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:A veces la memoria se come el presente,
la cesta de cerezas con sabor dulce,
el color bermellón que fija un horizonte
de figuras con alas.

A veces la memoria es dura,
y no permite el olvido
de dinosaurios derribando lares
donde escondías la esperanza.

A veces la memoria se instala
en territorio abandonado por el miedo
visitando costuras de paredes
que levantaron un sueño
cuando el vendaval no había sembrado
sus copos helados.

A veces la memoria trae a los labios
aquella palabra
que quedó colgada en el silencio
y aprendes a decir : te quiero
con la lentitud del que no acierta a leer.

A veces la memoria te recuerda
heridas que pusiste en la balanza del pasado;
que somos mortales ante el refugio
del que corrió a salvar la vida.

Lunamar Solano escribió:Muy sensibles y emotivos discurren tus versos querida amiga... muy conmovedor...
Un gusto leerte... te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Pilar Morte escribió:
A veces la memoria se come el presente,
la cesta de cerezas con sabor dulce,
el color bermellón que fija un horizonte
de figuras con alas.

A veces la memoria es dura,
y no permite el olvido
de dinosaurios derribando lares
donde escondías la esperanza.

A veces la memoria se instala
en territorio abandonado por el miedo
visitando costuras de paredes
que levantaron un sueño
cuando el vendaval no había sembrado
sus copos helados.

A veces la memoria trae a los labios
aquella palabra
que quedó colgada en el silencio
y aprendes a decir : te quiero
con la lentitud del que no acierta a leer.

A veces la memoria te recuerda
heridas que pusiste en la balanza del pasado;
que somos mortales ante el refugio
del que corrió a salvar la vida.

Julio Gonzalez Alonso escribió:

Pilar Morte escribió:A veces la memoria se come el presente,
la cesta de cerezas con sabor dulce,
el color bermellón que fija un horizonte
de figuras con alas.

A veces la memoria es dura,
y no permite el olvido
de dinosaurios derribando lares
donde escondías la esperanza.

A veces la memoria se instala
en territorio abandonado por el miedo
visitando costuras de paredes
que levantaron un sueño
cuando el vendaval no había sembrado
sus copos helados.

A veces la memoria trae a los labios
aquella palabra
que quedó colgada en el silencio
y aprendes a decir : te quiero
con la lentitud del que no acierta a leer.

A veces la memoria te recuerda
heridas que pusiste en la balanza del pasado;
que somos mortales ante el refugio
del que corrió a salvar la vida.

Somos azar y memoria, pero a mí me han gustado esas cerezas con sabor dulce en su cesta. Un abrazo grande, Pilar.
Salud.

Marisa Peral escribió:

Pilar Morte escribió:
A veces la memoria se come el presente,
la cesta de cerezas con sabor dulce,
el color bermellón que fija un horizonte
de figuras con alas.

A veces la memoria es dura,
y no permite el olvido
de dinosaurios derribando lares
donde escondías la esperanza.

A veces la memoria se instala
en territorio abandonado por el miedo
visitando costuras de paredes
que levantaron un sueño
cuando el vendaval no había sembrado
sus copos helados.

A veces la memoria trae a los labios
aquella palabra
que quedó colgada en el silencio
y aprendes a decir : te quiero
con la lentitud del que no acierta a leer.

A veces la memoria te recuerda
heridas que pusiste en la balanza del pasado;
que somos mortales ante el refugio
del que corrió a salvar la vida.

Cuánta razón Pilar, y qué bonito lo dices.
Me pasa como a Julio con esa cesta de cerezas, es un poema precioso que agradezco hayas escrito.
Un beso, amiga.

Marius Gabureanu escribió:Querida amiga, la memoria siempre, como bien dijiste, se come el presente. Es nuestro espejo, la memoria. Profundo poema, Pilar, hay que aprender a decir te quiero, hay que recordar heridas y huir del olvido. Muchos abrazos.

Pablo Ibáñez escribió:Pilar,

me alegra ver que estás activa y en plena forma, querida amiga. Como siempre nos traes tu versar maduro y reposado, tierno y cercano, pleno de trasmisión y belleza.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:A veces la memoria se come el presente,
la cesta de cerezas con sabor dulce,
el color bermellón que fija un horizonte
de figuras con alas.

A veces la memoria es dura,
y no permite el olvido
de dinosaurios derribando lares
donde escondías la esperanza.

A veces la memoria se instala
en territorio abandonado por el miedo
visitando costuras de paredes
que levantaron un sueño
cuando el vendaval no había sembrado
sus copos helados.

A veces la memoria trae a los labios
aquella palabra
que quedó colgada en el silencio
y aprendes a decir : te quiero
con la lentitud del que no acierta a leer.

A veces la memoria te recuerda
heridas que pusiste en la balanza del pasado;
que somos mortales ante el refugio
del que corrió a salvar la vida.