Editorial Alaire

Mi mano es un pensamiento. Acabada su forma, ya no me pertenece.
Hay ciento volando, trato de distinguir el pelo quieto en la curvas,
en los acentos. Pienso que todo está perdido de paradigmas nacientes.
Oh, por qué se juntan los discursos hasta ser sólo uno desangrándose
del pulgar al meñique, cobardes dedos ahí, escondiéndose en un puño.
Le dije que regresara, a quién. Le dije, como si hubiese enviado un mensaje
a las pupilas de un cielo cobrizo, golpeado en sus extremos por un fuego infantil,
indeciso, a punto de quedarse manco.
La paso y la repaso desde el objeto, no elijo, todo vuelve al poro bulboso del ayer.
Entre las piernas, un rayo manso, incandescente, se sienta a atardecer
como un viejo luminoso. Querría un diálogo, presentir la memoria, extender el cuerpo
entero como una extremidad que se arroja para buscar su raíz después de un sonido
no identificado. Toqué musgo, ocupaba toda la espalda de la sombra, era interminable
el tacto y me resistí a arrancarlo, la piel se resistía a mostrar su rubor, no quería
dejar el mundo abandonado en la arritmia del número, no quería islas obsoletas
vagando por la vieja respiración. Yo sólo acariciaba. Acariciar es dejarse hacer.
La paso y la repaso. No se va, mano maldita. Uno empieza a morirse por las manos,
recurre al verbo para recobrar su mano, envía una para que encuentre a la otra desde una
lanzadera oculta en los significados que son susurrados al final del viaje por los restos
de las cosas que se han hundido sobre la marcha para hacer zozobrar el primer paso.
Sobre la marcha es algo que ofende al purismo, pero es tan bello saber que uno ha sido
castigado por sus ofrendas, y que hay por ahí seres nuevos, sin posibilidad de ramificación,
nacidos de una mala interpretación de uno mismo. Míralos ahí, aquí, y cuando no miren,
cuando cierren los ojos hasta no haber tenido nunca ojos,
escóndeles tu mano, todas tus manos, en esa ranura anterior a la desaparición,
como si los preñaras, como si fueras un ángel submarino que es capaz del cielo desde abajo,
y diles adiós meciendo la lengua dentro de la boca cerrada, a salvo,
a salvo de cualquier palabra o forma, como si estuviese destinada a un beso
capaz de destruir el mundo.

Es un poema muy interesante, reflexivo, con unos versos introspectivos de considerable lucidez. Mi felicitación y un abrazo.

Seres nuevos, nacidos de un mala interpretación de uno mismo. Seres que cierran sus ojos como si nunca hubieran tenido ojos. Y el beso capaz destruir el mundo, creo que hasta aquí va mi cuerda analítica, querido amigo, déjame seguir por la cuerda de tu poema sin intentar explicar lo que me produce, disfrutar de ese momento donde el eco de las palabras encuentra una cueva de amaneceres. Tu poesía, sinceramente, creo que está allí, donde las manos que escriben sangran eternidad, y no necesita comunicarse, tu poesía es un terremoto
de símbolos. Abrazos, Bruno.

Muy buen final para un interesante poema.
Besos. Pilar

Muchas gracias, Ramón, por tus grato comentario. Abrazos.

Muchas gracias, Marius. Escribo muy poco, y cuando lo consigo lo hago tratando de recuperar las sensaciones que tenía cuando lo hacía más a menudo. Cada vez estoy más lejos del poema como resultado de un trabajo, me interesan sólo las sensaciones, el interior de uno mismo removido y alborotado por las manos chapoteando en las palabras. Un abrazo, amigo.

Muchas gracias Pilar, por tu presencia y por tus palabras. Besos.

Bello, hondo y reflexivo el caudal de tus versos amigo... imágenes que capturan...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

...Uno empieza a morirse por las manos,
recurre al verbo para recobrar su mano, envía una para que encuentre a la otra desde una
lanzadera oculta en los significados que son susurrados al final del viaje por los restos
de las cosas que se han hundido sobre la marcha para hacer zozobrar el primer paso...

Déjame traer estos versos, este pequeño egoísmo de arrancarlos de su cuerpo, por dejarlos impresos y hacerlos un poco míos.
Creo que es un poema trae ese mundo entero que puede destruirse con un beso, pues un mundo entero viene con estas palabras, como si se hubiera tenido que recorrerlo para llegar hasta él.
Me emociona siempre leerte, la forma de enhebrar tu pensamiento en versos. Un placer grande, mucho, que vuelvas...No dejes de hacerlo, ¿vale?
Fuerte abrazo Bruno

Lunamar, muchas gracias por tan alentadoras palabras. Abrazos.

Ay, Ventura.Yo he sido muy feliz aquí, pero no puedo venir con las manos vacías, me siento obligado a ofrecer algo, y cada vez me cuesta más escribir. Muchas gracias por tu entusiasmo. Abrazos.

Bruno Laja escribió:Mi mano es un pensamiento. Acabada su forma, ya no me pertenece.
Hay ciento volando, trato de distinguir el pelo quieto en la curvas,
en los acentos. Pienso que todo está perdido de paradigmas nacientes.
Oh, por qué se juntan los discursos hasta ser sólo uno desangrándose
del pulgar al meñique, cobardes dedos ahí, escondiéndose en un puño.
Le dije que regresara, a quién. Le dije, como si hubiese enviado un mensaje
a las pupilas de un cielo cobrizo, golpeado en sus extremos por un fuego infantil,
indeciso, a punto de quedarse manco.
La paso y la repaso desde el objeto, no elijo, todo vuelve al poro bulboso del ayer.
Entre las piernas, un rayo manso, incandescente, se sienta a atardecer
como un viejo luminoso. Querría un diálogo, presentir la memoria, extender el cuerpo
entero como una extremidad que se arroja para buscar su raíz después de un sonido
no identificado. Toqué musgo, ocupaba toda la espalda de la sombra, era interminable
el tacto y me resistí a arrancarlo, la piel se resistía a mostrar su rubor, no quería
dejar el mundo abandonado en la arritmia del número, no quería islas obsoletas
vagando por la vieja respiración. Yo sólo acariciaba. Acariciar es dejarse hacer.
La paso y la repaso. No se va, mano maldita. Uno empieza a morirse por las manos,
recurre al verbo para recobrar su mano, envía una para que encuentre a la otra desde una
lanzadera oculta en los significados que son susurrados al final del viaje por los restos
de las cosas que se han hundido sobre la marcha para hacer zozobrar el primer paso.
Sobre la marcha es algo que ofende al purismo, pero es tan bello saber que uno ha sido
castigado por sus ofrendas, y que hay por ahí seres nuevos, sin posibilidad de ramificación,
nacidos de una mala interpretación de uno mismo. Míralos ahí, aquí, y cuando no miren,
cuando cierren los ojos hasta no haber tenido nunca ojos,
escóndeles tu mano, todas tus manos, en esa ranura anterior a la desaparición,
como si los preñaras, como si fueras un ángel submarino que es capaz del cielo desde abajo,
y diles adiós meciendo la lengua dentro de la boca cerrada, a salvo,
a salvo de cualquier palabra o forma, como si estuviese destinada a un beso
capaz de destruir el mundo.

Todo es posible dentro de la amigdala y de la glándula pineal. Pero este lenguaje es nuevo queriendo ser articulado. El ser humano es capaz de observarse separado del cuerpo biológico. Los grados de sentimientos y de pensamientos no se limian en lo más mínimo a la materia que conocemos en parte, es un poema como una sonografia, Bruno, indispensable para este siglo. Me alegra tanto que vengas a compartir nuevamente en Alaire.
Un gran abrazo. ERA

ERA, me haces muy feliz. Yo no sé si podría vivir sin mi certeza en un ulterior paralelo.
Recibe un fuerte abrazo, lleno de afecto.

F.Enrique, como gato panza arriba me defiendo, a duras penas, y por eso mismo agradeciendo siempre palabras como las tuyas, palabras que vienen de una mente abierta y sensible.
Abrazos.