Editorial Alaire

Bendigo el Ferrari color rojo,
interiores de piel, frenos perfectos,
volante inteligente y bolsas salvavidas,
ese trozo de sueño italiano
que me garantizaría naranjas redondas
y besos que vuelan como palomas.

Larga vida a la rubia del parque,
la que llevaba en los labios
un delirante fuego para otro;
esa mujer (entre labial y rimel)
hizo de mis sentidos un pagano universo
y ni volteó a mirarme
y pasó de largo con sus tacones altos.

Viva también el Rolex de la vitrina
cuando marcaba horas sin idioma,
viva con sus diamantes azules
que me dejaron sed de aquello
soñado en la entraña de lo breve.

Que viva Valencia que no conozco
y Milán y Marsella y Sao Paulo;
todas las farolas que no veo
y las líneas de los asfaltos
que mis zapatos ignoran.

Y que viva el Amor: el de la noche.
Que tenga larga vida esa pedrada
que no me ha dejado idiota.

Un poema muy bien escrito, amigo Alberto, con un cierto tono irónico que le da mucho empaque al trabajo,

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un abrazo.

Alberto Madariaga escribió:Bendigo el Ferrari color rojo,
interiores de piel, frenos perfectos,
volante inteligente y bolsas salvavidas,
ese trozo de sueño italiano
que me garantizaría naranjas redondas
y besos que vuelan como palomas.

Larga vida a la rubia del parque,
la que llevaba en los labios
un delirante fuego para otro;
esa mujer (entre labial y rimel)
hizo de mis sentidos un pagano universo
y ni volteó a mirarme
y pasó de largo con sus tacones altos.

Viva también el Rolex de la vitrina
cuando marcaba horas sin idioma,
viva con sus diamantes azules
que me dejaron sed de aquello
soñado en la entraña de lo breve.

Que viva Valencia que no conozco
y Milán y Marsella y Sao Paulo;
todas las farolas que no veo
y las líneas de los asfaltos
que mis zapatos ignoran.

Y que viva el Amor: el de la noche.
Que tenga larga vida esa pedrada
que no me ha dejado idiota.

Excelencia a prueba de diamantes pulidos.
Tu poeta es aquí mundano y esencial, humano a ultranza; lo que no tenemos, lo que tenemos y no parece existir a nuestro lado, lo que somos y dejamos de ser en los caminos de la evidencia...

También muy hermoso, Alberto.
Un placer volver a leerte.

Oda, oración, poema que me encantó leer.
Y que vivan, y si pasan de largo también se agradece... pero el amor no, je je.
Un placer leerte.
Saludos.

Es una magnifico trabajo, Alberto; reitero mis sinceras felicitaciones.

Simpático tu poema, me ha recordado a aquella vieja serie de "Corrupción en Miami". Saludos.

Alberto Madariaga escribió:Bendigo el Ferrari color rojo,
interiores de piel, frenos perfectos,
volante inteligente y bolsas salvavidas,
ese trozo de sueño italiano
que me garantizaría naranjas redondas
y besos que vuelan como palomas.

Larga vida a la rubia del parque,
la que llevaba en los labios
un delirante fuego para otro;
esa mujer (entre labial y rimel)
hizo de mis sentidos un pagano universo
y ni volteó a mirarme
y pasó de largo con sus tacones altos.

Viva también el Rolex de la vitrina
cuando marcaba horas sin idioma,
viva con sus diamantes azules
que me dejaron sed de aquello
soñado en la entraña de lo breve.

Que viva Valencia que no conozco
y Milán y Marsella y Sao Paulo;
todas las farolas que no veo
y las líneas de los asfaltos
que mis zapatos ignoran.

Y que viva el Amor: el de la noche.
Que tenga larga vida esa pedrada
que no me ha dejado idiota.

bravo, me gusta mucho la ilustración que haces de los valores. Hace pensar, esperemos. La imagen de la pedrada es impactante, en doble sentido. Quizá la prengunta sea sobre las creaciones que nos rodean y cómo cobran valores y hacen rédito en una parte con la que tenemos que contender. Inteligente y bello poema, Alberto. ERA

Jajja, hay pedradas que si no nos dejan tontos del todo hasta nos arreglan. Excelente, Alberto. Saludos.

Alberto


Magnífico trabajo, querido amigo

Te felicito


Un abrazo fuerte

feliz fin de semana