Divertimento
Publicado: Jue, 07 Feb 2019 20:25
Quisiera ver crecer el musgo sobre tu frente.
Deseo contar las huellas de tus pasos por la orilla.
Espero la quietud de tu gesto y el eco detenido
entre cabriolas de la brisa
en tu voz. Arearea.
Siempre pasan en lineas cruzadas las aves
eternas en sus rondas por los huecos de las cavernas
buscando nuevos cielos en la profundidad del diamante.
Perenne el tronco viejo sin ramas que nos mira
continua y fresca su sombra sobre nuestros rostros.
El anhelante, desterrado en la plenitud del camino,
sin quererlo, vuelve a pasar contando ángulos incompletos,
esos que ya no entienden los reflejos desde el temblor
redondo del nenúfar al posado de la libélula tornasolada .
Queda una brizna de polvo ocre y bermellón
ante nuestros pies descalzos.
Espontánea salta la sonrisa y las plantas trepadoras
modelan tus dedos que florecen como cuadros de Gauguin
congeladas en la instantánea luz
de tus pupilas. Arearea.
Deseo contar las huellas de tus pasos por la orilla.
Espero la quietud de tu gesto y el eco detenido
entre cabriolas de la brisa
en tu voz. Arearea.
Siempre pasan en lineas cruzadas las aves
eternas en sus rondas por los huecos de las cavernas
buscando nuevos cielos en la profundidad del diamante.
Perenne el tronco viejo sin ramas que nos mira
continua y fresca su sombra sobre nuestros rostros.
El anhelante, desterrado en la plenitud del camino,
sin quererlo, vuelve a pasar contando ángulos incompletos,
esos que ya no entienden los reflejos desde el temblor
redondo del nenúfar al posado de la libélula tornasolada .
Queda una brizna de polvo ocre y bermellón
ante nuestros pies descalzos.
Espontánea salta la sonrisa y las plantas trepadoras
modelan tus dedos que florecen como cuadros de Gauguin
congeladas en la instantánea luz
de tus pupilas. Arearea.