Editorial Alaire

La noche tiene óvulos de hombres en escúter.
No acabo de formar mi rostro en las calles ensimismadas.
Me sonríe la joven quinceañera
zigzagueando en chanclas por la nieve
como si supiera que soy propietario de amapolas.
Tú, que ocultas a tus padres la razón
de esa percusión de horizontes por el móvil
y mientes que sales de casa para hacerle fotos a un borracho
que calienta su espalda en los ventiladores
de una tienda de tartas de boda,
tal vez me sorprendiste untar de lágrimas un árbol
y te quedó la ideología que los pinos y el llanto
mantienen intacta su primavera.
Tú, destrozado espejo, me recuerdas
que mi lugar no está aquí,
ni las ardillas amontonadas en mis hombros son un privilegio:
soy inmune a las tartas de boda.

Esta mañana abrí la ventana después de mucho tiempo
en que obligué a mi conciencia no saber que hay una ventana
y un perfume endulzado de nueces
despertó el apetito a mis seres apocalípticos,
que sufren de lepra en estos versos.
Ha sido una noche larga, me susurran.

Estás mutando a genio. El ingenio ya venía de serie.

Me encanta el título y el poema evidentemente.
Yo no soy inmune a esas tartas, me espantan: parejita, tarta nupcial, los novios arriba, las espaditas cortando el primer trozo, qué imagen más paleta. Bueno...lo hice una vez pero no se lo digas a nadie. Prometo no hacerlo nunca más y no tengo los dedos cruzados.
Un abrazo Marius.

Tu huella siempre y, afortunadamente, me hace mostrar mi cara de payaso, Antonia. Las tartas de boda...tantos modelos, que ya dan ganas de ser confitero. Muchos abrazos y gracias, querida amiga.

Bello e ingenioso trabajo, amigo Marius.
Abrazos.

Extraordinario, querido amigo.
La genialidad se pone en evidencia y la emocionalidad poética aplaude a rabiar.

Abrazo de los grandes.

No se me ocurre otra cosa que decirte aparte de ¡Qué maravilla!. Un poco tonto el comentario, quizá.

Destaco el final de poema... me parece una genialidad.

Esta mañana abrí la ventana después de mucho tiempo
en que obligué a mi conciencia no saber que hay una ventana
y un perfume endulzado de nueces
despertó el apetito a mis seres apocalípticos,
que sufren de lepra en estos versos.
Ha sido una noche larga, me susurran.

Muchas gracias, Rafel, por hacer sentida tu presencia. Me alegro que te ha gustado. Aquí estoy, intentando poner mi grano de arena al proyecto del que tanto hablamos, mientras a mi cerebro le ocurre que es pájaro. Muchos abrazos, querido amigo.

Muchas gracias, querida amiga. Arriesgo que las palabras tomen su turno en describir mi impotencia. Y nacen versos así. Recibe mis abrazos, Hallie.

Me alegro que te ha gustado el cierre, Ara. Gracias por leer. Recibe mis abrazos sinceros.

Extraordinario, Marius:

Me ha encantado.

Besos a montones
Ana

Marius Gabureanu escribió:La noche tiene óvulos de hombres en escúter.
No acabo de formar mi rostro en las calles ensimismadas.
Me sonríe la joven quinceañera
zigzagueando en chanclas por la nieve
como si supiera que soy propietario de amapolas.
Tú, que ocultas a tus padres la razón
de esa percusión de horizontes por el móvil
y mientes que sales de casa para hacerle fotos a un borracho
que calienta su espalda en los ventiladores
de una tienda de tartas de boda,
tal vez me sorprendiste untar de lágrimas un árbol
y te quedó la ideología que los pinos y el llanto
mantienen intacta su primavera.
Tú, destrozado espejo, me recuerdas
que mi lugar no está aquí,
ni las ardillas amontonadas en mis hombros son un privilegio:
soy inmune a las tartas de boda.

Esta mañana abrí la ventana después de mucho tiempo
en que obligué a mi conciencia no saber que hay una ventana
y un perfume endulzado de nueces
despertó el apetito a mis seres apocalípticos,
que sufren de lepra en estos versos.
Ha sido una noche larga, me susurran.

Un poema conpungido, diciente y por lo mismo bello. Te felicito, Marius por trabajar con todas las emociones y sentimientos sin mas filtro que el filtro poético de tu dote. Abrazos, ERA