Editorial Alaire

En mi cole, Escolapias por cierto, había dos prefectas.

Madre Pía una de ellas, a días olía bien y otros olía fatal.
Los días que hacía sol era un "sol crepuscular"
pero ¡ay de mí si llovía!
se tornaba tormentosa y acabábamos muy mal.
¡Castigada sin recreo, sin cine y sin merendar!

La otra era un monumento con rizos permanentados
-de aquellos bien apretados-
con gafas culo de vaso y toquilla de crochet
y tenía unos andares garbosos donde los haya,
sus pies planos señalaban… casi las dos menos diez.

Y no es eso los peor;
se empeñaba, la muy bruja, en enseñarnos solfeo:
¡Do mi do - sol la si fa!
la fusa, la semifusa, la corchea y mucho más.
Y para colmo de males era como un cancerbero
cuando en las aulas de estudio se ponía a vigilar.

Para más casualidad las dos tenían bigote,
pero imposible igualar al de nuestro “tío Aznar”
---

©MAR - rememorando

Me recordó tu poema a mis tres años de internado en un seminario menor de cuyo nombre me acuerdo perfectamente, je je.
Le echas humor a tus recuerdos, y me gusta. Con lo que me gustaba a mí el solfeo, je je je
Recuerdo que la única mujer del seminario era la cocinera, y pesaba ciento cuarenta quilos… pero era una maestra en preparar comidas. De lo que no me acuerdo era de si tenía bigote, je je.
Qué bueno que tengamos ciertos recuerdos presentes; y lo mejor es que no tenemos que volver atrás.
Un abrazote, Marisa, y encantado de recordar con tu poema.

Marisa Peral escribió:En mi cole, Escolapias por cierto, había dos prefectas.

Madre Pía una de ellas, a días olía bien y otros olía fatal.
Los días que hacía sol era un "sol crepuscular"
pero ¡ay de mí si llovía!
se tornaba tormentosa y acabábamos muy mal.
¡Castigada sin recreo, sin cine y sin merendar!

La otra era un monumento con rizos permanentados
-de aquellos bien apretados-
con gafas culo de vaso y toquilla de crochet
y tenía unos andares garbosos donde los haya,
sus pies planos señalaban… casi las dos menos diez.

Y no es eso los peor;
se empeñaba, la muy bruja, en enseñarnos solfeo:
¡Do mi do - sol la si fa!
la fusa, la semifusa, la corchea y mucho más.
Y para colmo de males era como un cancerbero
cuando en las aulas de estudio se ponía a vigilar.

Para más casualidad las dos tenían bigote,
pero imposible igualar al de nuestro “tío Aznar”
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©MAR - rememorando

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jajaja, ¡¡¡, total querida Mar, total y verdadero.
En mi cole, Teresianas, también teníamos un poco de todo, pero realmente , mi infancia y adolescencia fueron felices con ellas.
Quitando las tardes de hacer horribles y espantosos bordados y ojales que jamás me salieron bien y acababan esos trapos negros como mi alma.
Abrazos grandes.

Simpático poema. Mi hermanas que también fueron a un colegio de monjas hablaban de alguna parecida. Abrazos.

Qué sonrisa me has arrancado al leerte y recordar, yo a las de Santa Ana. Muy simpático poema.
Besos
Pilar

Bello, ingenioso y muy ameno trabajo, amiga Marisa.
Abrazos.

El cole y el resurgir de un preciso poema-

Me gustó la imagen, y la trayectoria.

Un abrazo