La ciudad

[Ramón Carballal]

Todas las calles relampaguean de humo.

A tu lado no puedo ver los pájaros
que siembran de cláxones las aceras.

Subo o regreso al parque habitado por los niños,
los saltimbanquis, las estrafalarias máscaras
de la pantomima.

Es un día de magulladuras invisibles,
de sombras alargadas como un ciprés encinto.

Me gusta descubrir el delirio sin identidad
de los cuerpos pasajeros,
los cruces ausentes de horizonte,
el asfalto gris de la desesperanza.

Una moneda, señor, para que mi hija pueda comer.
El túnel o pasadizo con hombres y mujeres sin alma,
desnudos por dentro como una fotografía inversa.

Despedazado el aire cae igual que llovizna de azufre
o gas inhóspito sobre los labios hirsutos.

Empiezan a brillar los rótulos en esta ciudad de fantasía,
putas de maquillaje barato,
ajadas antes de que su edad sea su edad,
fuman Chesterfield, exhiben sus belfos leporinos de color sangre
como tótems de algún paraíso lejano.

Es la comunidad y el abrigo,
el necesario sudor de la multitud.

Los perros son perros, los gatos no son gatos
sino brujas negras que miran sin fe
desde los alféizares.

Y yo, qué soy yo en este exilio,
en esta extrañeza que me hostiga.

Imagino la luna en el hueco que dejan los tejados,
siempre retorno a las plazas,
a dar vueltas hasta sentir el arrullo de la música febril
que gorjean las palomas
o quizá el canto de los últimos juglares
en las esquinas meadas por la desgracia.

[Israel Liñán]

Impresionante poema, Ramón, una imagen perfecta de esa otra cara de la ciudad nada amable.

Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Enorme, el poema avanza y gana en maravillosos enteros; grandioso, Ramón.

Aplausos y felicitaciones miles.

Un abrazo también.

[Pilar Morte]

Nos das un paseo magistral por una cara de la ciudad a la que dotas de bellos versos. Felicidades.
Besos
Pilar

[E. R. Aristy]

Todas las calles relampaguean de humo.

A tu lado no puedo ver los pájaros
que siembran de cláxones las aceras.

Subo o regreso al parque habitado por los niños,
los saltimbanquis, las estrafalarias máscaras
de la pantomima.

Es un día de magulladuras invisibles,
de sombras alargadas como un ciprés encinto.

Me gusta descubrir el delirio sin identidad
de los cuerpos pasajeros,
los cruces ausentes de horizonte,
el asfalto gris de la desesperanza.

Una moneda, señor, para que mi hija pueda comer.
El túnel o pasadizo con hombres y mujeres sin alma,
desnudos por dentro como una fotografía inversa.

Despedazado el aire cae igual que llovizna de azufre
o gas inhóspito sobre los labios hirsutos.

Empiezan a brillar los rótulos en esta ciudad de fantasía,
putas de maquillaje barato,
ajadas antes de que su edad sea su edad,
fuman Chesterfield, exhiben sus belfos leporinos de color sangre
como tótems de algún paraíso lejano.

Es la comunidad y el abrigo,
el necesario sudor de la multitud.

Los perros son perros, los gatos no son gatos
sino brujas negras que miran sin fe
desde los alféizares.

Y yo, qué soy yo en este exilio,
en esta extrañeza que me hostiga.

Imagino la luna en el hueco que dejan los tejados,
siempre retorno a las plazas,
a dar vueltas hasta sentir el arrullo de la música febril
que gorjean las palomas
o quizá el canto de los últimos juglares
en las esquinas meadas por la desgracia.

Creo que debería haber un "poema del año", sin duda, este poema conjuga todas las pasiones, todas las calles. La mirada del poeta es soltaria y populosa. El lirismo desborda y le da un barniz pictoresco, estampas humanizadas levemente, como pincelazos y latidos y ruidos que en modo mullido escuchamos vivídamente...Me ha impresionado hondamente. Me ha recordado a Borges. ERA

[Marisa Peral]

[quote="Ramón Carballal"]

Felicidades Ramón, por este retrato real de las ciudades.
Verdaderamente las cuidamos poco y tienen esa parte sucia y oscura que las hacen inhospitas y duras.
Un placer, como siempre.
Abrazos.

[Ramón Carballal]

Impresionante poema, Ramón, una imagen perfecta de esa otra cara de la ciudad nada amable.

Un abrazo.

Gracias, Israel. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

[Rosa Marzal]

Una cruda radiografía de esa ciudades deshumanizadas que se nos muestran como entes inhóspitos y extraños.

Magnífico trabajo, amigo Ramón.

Un abrazo.

[Antonia Mauro]

Cuando llegué aquí:

"Una moneda, señor, para que mi hija pueda comer",

sentí unos escalofríos que ni imaginas,
y todavía siguen en la piel, es una genialidad dentro del poema.
la genialidad de lo sencillo e inesperadol
Y a mí que me gustan las cosas sencillas, sin retóricas.

Unsaludo

[Lunamar Solano]

Sensible mirada que recoge el palpitar del trayecto cotidiano querido amigo...
Siempre grato leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[José Manuel F. Febles]

Tú sabes como son las ciudades, amigo Carballal, yo lo sé y sabes que cada una, como todas, dejan la identidad propia, pero la diferencia entre ellas, no existen. Están las putas baratas, los perros callejeros meando en las esquinas, la noche a veces fría, a veces en soledad, a veces , no existe la noche... Excelente, amigo, mío.

Desde la soledad de mis noches, un abrazo grande.

José Manuel F. Febles

[Pablo Rodríguez Cantos]

Buena manera de describir lo opresivo que puede llegar a ser el paisaje urbano. Saludos.

[Ramón Carballal]

Enorme, el poema avanza y gana en maravillosos enteros; grandioso, Ramón.

Aplausos y felicitaciones miles.

Un abrazo también.

Gracias, Hallie, por tus generosas palabras. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Nos das un paseo magistral por una cara de la ciudad a la que dotas de bellos versos. Felicidades.
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por la lectura y el amable comentario. Besos.

[Alonso Vicent]

Ahí está la ciudad, y la describes poeticamente y sin contemplaciones... O contemplando en cada cuadra sus escombros, o su abrigo, o el exilio de sus ocupantes, o...
Aún quedan rincones en ellas que saben a pueblo, cada vez menos.
Encantado de leerte.
Un abrazo.