Cantos de niebla
Publicado: Jue, 14 Ago 2008 22:50
1
Repercuten en mí tristes palabras, celdas que el corazón quiso extinguir bajo los mares. Ventanas y pasillos de una edad que trama su retorno. Y yo que conocí del frío y la orfandad su lenguaje castrado, transcribí el dolor sobre los ojos, el tacto de la sombra sobre el duelo, ese invernal vacío de la muerte.
2
Ha muerto en mí la urgencia de la infancia, lenguajes y palomas que en el aire formaban el silencio. La edad supo extinguir el fuego limpio y destiló mi nombre bajo su inmaterial poema. Luego el olvido, la sustancia del tiempo, la única verdad sobre la muerte que labra la derrota.
3
Incertidumbre, máquina del miedo. Cruzo las calles frías de los años mirando hacia la muerte. Esta infección de ver bajo la sombra, de abrirse entre los poros al poema y describir el límite, su voz oscura. Caigo entre números y sombras, en los voraces sustantivos de veredas que no viajo. Escucho melancólicos sonidos hiriéndome la voz, puertas y umbrales, residuos de la edad nombrando los contornos. Veo la fúnebre caricia de mis antepasados, los pueblos desahuciados de caminos llamándome a lo lejos. Sollozo en la simiente de este frío, bajo el crujido inútil de mi semen sin futuro. Esta es la multitud que asoma a las heridas, la sólida elegía de mis huesos, la forma de la niebla o la escritura, ese animal que sangra en la memoria.
Repercuten en mí tristes palabras, celdas que el corazón quiso extinguir bajo los mares. Ventanas y pasillos de una edad que trama su retorno. Y yo que conocí del frío y la orfandad su lenguaje castrado, transcribí el dolor sobre los ojos, el tacto de la sombra sobre el duelo, ese invernal vacío de la muerte.
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Ha muerto en mí la urgencia de la infancia, lenguajes y palomas que en el aire formaban el silencio. La edad supo extinguir el fuego limpio y destiló mi nombre bajo su inmaterial poema. Luego el olvido, la sustancia del tiempo, la única verdad sobre la muerte que labra la derrota.
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Incertidumbre, máquina del miedo. Cruzo las calles frías de los años mirando hacia la muerte. Esta infección de ver bajo la sombra, de abrirse entre los poros al poema y describir el límite, su voz oscura. Caigo entre números y sombras, en los voraces sustantivos de veredas que no viajo. Escucho melancólicos sonidos hiriéndome la voz, puertas y umbrales, residuos de la edad nombrando los contornos. Veo la fúnebre caricia de mis antepasados, los pueblos desahuciados de caminos llamándome a lo lejos. Sollozo en la simiente de este frío, bajo el crujido inútil de mi semen sin futuro. Esta es la multitud que asoma a las heridas, la sólida elegía de mis huesos, la forma de la niebla o la escritura, ese animal que sangra en la memoria.