Siempre espero
Publicado: Jue, 03 Ene 2019 18:28
Aquí espero, entre los apuntes oxidados del tiempo,
aferrado al enigma de una quimera para descubrir
los días grises que en la matriz de la soledad crecen
y también multiplicando los ecos de una antigua melodía
varada en el silencio. Así voy envejeciendo en cada mirada
que me devuelve esquiva los espejos y siempre resistiendo
con un pulso de nostalgia en medio de la nada por que
no poseo más fortuna que el tiempo que me queda.
Ahora es el momento exacto de que mis pasos avancen
y como plomo incandescente acaricien la piel de la tierra
para que en tardes plomizas de invierno presagien
que el porvenir se incendiará y las horas convertidas en ceniza
el viento esparcirá a través de una ciudad muerta, donde
el frío tomará posesión de sus arterias y sobre las aceras
habrá cadáveres desnudos que codician profanar la lujuria.
Pero tan sólo advierto que el instante no se detiene,
se fuga como esa luz del amanecer que nunca vemos
por que se distancia envuelta en la mortaja de unos párpados
para que la noche se nos quede huérfana de plenilunios.
Hoy siento que todo está callado, se desviste la carne enmudecida,
y frágil su pálpito se amotina y en la trinchera se derrumba.
Mientras fenece la palabra, detrás de cada voz se oculta acongojado
el verbo en agonía de tu nombre que ya jamás pronuncio
por que el pasado como un filo silencioso se desliza
y en plenitud el futuro me sangra derrotado. Entonces,
yo solo ambiciono cada tarde cabalgar la eternidad a lomos
de un potro blanco y como lobo estepario aullar al infinito.
aferrado al enigma de una quimera para descubrir
los días grises que en la matriz de la soledad crecen
y también multiplicando los ecos de una antigua melodía
varada en el silencio. Así voy envejeciendo en cada mirada
que me devuelve esquiva los espejos y siempre resistiendo
con un pulso de nostalgia en medio de la nada por que
no poseo más fortuna que el tiempo que me queda.
Ahora es el momento exacto de que mis pasos avancen
y como plomo incandescente acaricien la piel de la tierra
para que en tardes plomizas de invierno presagien
que el porvenir se incendiará y las horas convertidas en ceniza
el viento esparcirá a través de una ciudad muerta, donde
el frío tomará posesión de sus arterias y sobre las aceras
habrá cadáveres desnudos que codician profanar la lujuria.
Pero tan sólo advierto que el instante no se detiene,
se fuga como esa luz del amanecer que nunca vemos
por que se distancia envuelta en la mortaja de unos párpados
para que la noche se nos quede huérfana de plenilunios.
Hoy siento que todo está callado, se desviste la carne enmudecida,
y frágil su pálpito se amotina y en la trinchera se derrumba.
Mientras fenece la palabra, detrás de cada voz se oculta acongojado
el verbo en agonía de tu nombre que ya jamás pronuncio
por que el pasado como un filo silencioso se desliza
y en plenitud el futuro me sangra derrotado. Entonces,
yo solo ambiciono cada tarde cabalgar la eternidad a lomos
de un potro blanco y como lobo estepario aullar al infinito.