Editorial Alaire

Ronald Bonilla escribió:Con este poema se cierra la primera parte del ALTAR DE DESCONCIERTOS, o sea, del DESCONCIERTO (A ELLOS)

Último movimiento (epílogo con percusión final para Rubén Darío)

¿No fueron estos los festivos días?
No fue la cornumenta
de los toros de lidia,
sacrificados entre su propia sangre,
la que vino a proponer
esta epopeya donde toros y poetas
a las cinco en punto de la nada
se juntan a los muertos de la guerra,
de la más sucia guerra del engaño?

Señor, siguen disparando en las costillas
quebradizas de este osario sagrado,
del altar de desconciertos,
y no has de venir, unificando el canto,
a las márgenes perdidas de la desmemoria.
Quizá pudieras traer los nuevos instrumentos,
la obsidiana capaz de penetrar el cráneo
para indicar dónde se ha podrido
la médula del hombre,
mientras desenterramos la espiga de los vientos.

Dichosa la hierba, dichosa la piedra,
dichoso el árbol que está allí plantado
entre los vendavales.

Quizá la música aún quede en las vértebras
por donde pasamos proponiendo el verso azul
y la canción del alma.



DE MI LIBRO ALTAR DE DESCONCIERTOS
De la primera parte DESCONCIERTO (A ELLOS)
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