En esta edad
Publicado: Vie, 09 Nov 2018 6:18
Publico aquí esta prosa del autor porque me parece que es digna de ser compartida.
EN ESTA EDAD
En esta edad en la que me encuentro tengo mucho armario para lo poco que me interesa conservar. Unos cuantos recuerdos de amistades antiguas basadas en el hombro con hombro, en el paso con paso, y hasta en el cuerpo a cuerpo. Unos cuantos minutos de entendimiento con el mar; apenas unas olas antes de que aparezca el sol. Mi mesa de escritorio. Unos contados libros de mis poetas preferidos. La mirada de ayuda que uno espera cuando no sabe dónde anochecer y se ha hecho ya demasiado tarde. Algún otro deseo de que al llegar el tiempo de decir ya me voy, un grupo reducido de personas crean al fin en mí y quieran recorrer esa imagen que la vida les puso por azar a mi lado. Y unas palabras de gratitud por nada, que es la mejor manera de tener gratitud. También me gustaría un poco de grandeza para soportar la degradación. Una ración de sepionet de lonja y un rato cada día para echarles en falta a los que me dejaron como se deja a alguien que siempre va contigo. Como digo, poca cosa: puedo pasar sin gloria, sin mirarme al espejo, sin dolor de barriga, puedo ser ese hombre que no ha aprendido nunca lo que fue de su historia. Ese que precipita sus ojos en los ir y venir de la gente que escucha. Ya solo me hace falta morirme como un loco, con un sueño de loco soñado sobre el agua de algún rio, o en un campo sembrado de alcachofa. ¿ La verdad?, no me quedan preguntas sin respuestas; apenas si utilizo rara vez esos signos extraños de interrogación; lo que no sé lo di por aprendido.
En esta edad en la que casi todo pierde peso, incluido uno mismo, me encuentro preparado para salir volando, y ver todo pequeño cuando mire hacia atrás.
Manuel Sánchez
EN ESTA EDAD
En esta edad en la que me encuentro tengo mucho armario para lo poco que me interesa conservar. Unos cuantos recuerdos de amistades antiguas basadas en el hombro con hombro, en el paso con paso, y hasta en el cuerpo a cuerpo. Unos cuantos minutos de entendimiento con el mar; apenas unas olas antes de que aparezca el sol. Mi mesa de escritorio. Unos contados libros de mis poetas preferidos. La mirada de ayuda que uno espera cuando no sabe dónde anochecer y se ha hecho ya demasiado tarde. Algún otro deseo de que al llegar el tiempo de decir ya me voy, un grupo reducido de personas crean al fin en mí y quieran recorrer esa imagen que la vida les puso por azar a mi lado. Y unas palabras de gratitud por nada, que es la mejor manera de tener gratitud. También me gustaría un poco de grandeza para soportar la degradación. Una ración de sepionet de lonja y un rato cada día para echarles en falta a los que me dejaron como se deja a alguien que siempre va contigo. Como digo, poca cosa: puedo pasar sin gloria, sin mirarme al espejo, sin dolor de barriga, puedo ser ese hombre que no ha aprendido nunca lo que fue de su historia. Ese que precipita sus ojos en los ir y venir de la gente que escucha. Ya solo me hace falta morirme como un loco, con un sueño de loco soñado sobre el agua de algún rio, o en un campo sembrado de alcachofa. ¿ La verdad?, no me quedan preguntas sin respuestas; apenas si utilizo rara vez esos signos extraños de interrogación; lo que no sé lo di por aprendido.
En esta edad en la que casi todo pierde peso, incluido uno mismo, me encuentro preparado para salir volando, y ver todo pequeño cuando mire hacia atrás.
Manuel Sánchez