Editorial Alaire

Rafael Valdemar escribió:( Para E.R.A. -Roxie- )


Te recuerdo que la vida jamás espera a nadie,
sigue su ciclo braceando entre aguas turbulentas
y ensayando en silencio la eternidad como destino.
Por eso la veo flotar sobre la niebla de mis párpados
esquivando el filo de una duda envuelta en fuego y plomo
y como un vértigo aciago siempre parece que se evade.
Cuantas veces sus heridas no se ven, aunque presagio
que al ser tan impalpables resultan las más profundas.
Todo en la vida se hace confusión, como si el desconcierto
asaltara impenitente la potestad de un pandemónium
y obsceno su curso se desnuda mostrando su carne trémula
hasta sumergir al deseo en océanos de púrpura y esperma.
A través del tiempo cabalga rauda con destellos fugaces,
desgarrándose como un jirón de fiera por el rencor poseída
y delirando con la voz de los que suplican por una ración
de amor a corazón lleno, pero en cada ruego inmutable
se muestra y se desata eufórica como un soplo huracanado.
para adentrarse por bosques de cuchillos y guadañas
y presentir que la parca, amurallada tras crepones de luto,
me vigila con la pena de un quebranto y codicia doblegarme
a su verdad cuando el tiempo eche el cerrojo a mi diario.
Ahora sospecho que en un eclipse de esperanza se apagan
todas las estrellas y la noche en mis sentidos se adormece
y a mano armada me impone la ley de su intranquilidad
para alojarme en un paraíso engalanado con tinieblas y dolor.
Aún así, la vida como si fuera oscura torrentera se desliza
ineluctable por la sangre y me arrastra hasta hacer sentir
a mi debilidad lo más mezquino de la humana condición.

Rafael Valdemar escribió:( Para E.R.A. -Roxie- )


Te recuerdo que la vida jamás espera a nadie,
sigue su ciclo braceando entre aguas turbulentas
y ensayando en silencio la eternidad como destino.
Por eso la veo flotar sobre la niebla de mis párpados
esquivando el filo de una duda envuelta en fuego y plomo
y como un vértigo aciago siempre parece que se evade.
Cuantas veces sus heridas no se ven, aunque presagio
que al ser tan impalpables resultan las más profundas.
Todo en la vida se hace confusión, como si el desconcierto
asaltara impenitente la potestad de un pandemónium
y obsceno su curso se desnuda mostrando su carne trémula
hasta sumergir al deseo en océanos de púrpura y esperma.
A través del tiempo cabalga rauda con destellos fugaces,
desgarrándose como un jirón de fiera por el rencor poseída
y delirando con la voz de los que suplican por una ración
de amor a corazón lleno, pero en cada ruego inmutable
se muestra y se desata eufórica como un soplo huracanado.
para adentrarse por bosques de cuchillos y guadañas
y presentir que la parca, amurallada tras crepones de luto,
me vigila con la pena de un quebranto y codicia doblegarme
a su verdad cuando el tiempo eche el cerrojo a mi diario.
Ahora sospecho que en un eclipse de esperanza se apagan
todas las estrellas y la noche en mis sentidos se adormece
y a mano armada me impone la ley de su intranquilidad
para emplazarme a una carrera donde nunca hay ganador.
Aún así, la vida como si fuera oscura torrentera se desliza
ineluctable por la sangre y me arrastra hasta hacer sentir
a mi debilidad lo más mezquino de la humana condición.

Rafael Valdemar escribió:( Para E.R.A. -Roxie- )


Te recuerdo que la vida jamás espera a nadie,
sigue su ciclo braceando entre aguas turbulentas
y ensayando en silencio la eternidad como destino.
Por eso la veo flotar sobre la niebla de mis párpados
esquivando el filo de una duda envuelta en fuego y plomo
y como un vértigo aciago siempre parece que se evade.
Cuantas veces sus heridas no se ven, aunque presagio
que al ser tan impalpables resultan las más profundas.
Todo en la vida se hace confusión, como si el desconcierto
asaltara impenitente la potestad de un pandemónium
y obsceno su curso se desnuda mostrando su carne trémula
hasta sumergir al deseo en océanos de púrpura y esperma.
A través del tiempo cabalga rauda con destellos fugaces,
desgarrándose como un jirón de fiera por el rencor poseída
y delirando con la voz de los que suplican por una ración
de amor a corazón lleno, pero en cada ruego inmutable
se muestra y se desata eufórica como un soplo huracanado.
para adentrarse por bosques de cuchillos y guadañas
y presentir que la parca, amurallada tras crepones de luto,
me vigila con la pena de un quebranto y codicia doblegarme
a su verdad cuando el tiempo eche el cerrojo a mi diario.
Ahora sospecho que en un eclipse de esperanza se apagan
todas las estrellas y la noche en mis sentidos se adormece
y a mano armada me impone la ley de su intranquilidad
para emplazarme a una carrera donde nunca hay ganador.
Aún así, la vida como si fuera oscura torrentera se desliza
ineluctable por la sangre y me arrastra hasta hacer sentir
a mi debilidad lo más mezquino de la humana condición.