Dureza sintomática
Publicado: Vie, 02 Nov 2018 12:28

Un hombre y sus sentimientos era lo que yo era.
Acabé por entender que todo resulta engañoso.
Como si el mundo tuviera intenciones ocultas conmigo.
Ahora, visto de otra forma, mi diagnóstico me viste de poeta o de hombre indeseable.
Acabé por entender que todo resulta engañoso.
Como si el mundo tuviera intenciones ocultas conmigo.
Ahora, visto de otra forma, mi diagnóstico me viste de poeta o de hombre indeseable.
Traten de comprenderme, o no lo hagan.
No me importa.
También me ocurriría lo contrario.
No entiendo.
Pido mucho, mucho, a cambio de mis letras.
No lo voy a negar.
Es la realidad.
¿Poeta?
Múltiples interpretaciones.
Una de ellas, plasmar la belleza de lo que rodea al que escribe poesía.
Lo mío va por temporadas, pero siempre es lo mismo.
Escribo desamor, pero lo finjo.
Recreaciones.
No basadas ya en traumas, sino en suposiciones, teorías, máximas.
Generalizar está mal visto.
Un concepto de poeta que me defina, es el que aprenden mis lectores.
No creo que ello se base en la belleza de la existencia.
Hay personas de todas clases.
Pero realmente, y lejos de considerarme real, o un auténtico mentiroso, embaucador, manipulador, mi poesía nunca refleja implicación emocional.
No escondo mis sentimientos.
Tampoco lo que soy, porque esto último es una incógnita, incluso para el último de los mortales.
No escondo nada, creo, pero necesito de la escritura.
Compartirla, sin motivos de fuerza mayor.
Mis expectativas son muy altas.
Pero si éstas no existieran, no escribiría.
El poeta no necesita ser comprendido, ni valorado.
Quizá no en este caso.
No me gusta nombrarme como poeta.
No lo hago.
No lo quiero hacer.
Mi escritura es una consecuencia de mis experiencias.
Cuando convives con dos realidades, acabas por aceptar lo bueno y lo malo.
Incluso sin detectar lo nocivo de alejarse de la poesía, cualquiera que sea la necesidad del poeta.
No me importa.
También me ocurriría lo contrario.
No entiendo.
Pido mucho, mucho, a cambio de mis letras.
No lo voy a negar.
Es la realidad.
¿Poeta?
Múltiples interpretaciones.
Una de ellas, plasmar la belleza de lo que rodea al que escribe poesía.
Lo mío va por temporadas, pero siempre es lo mismo.
Escribo desamor, pero lo finjo.
Recreaciones.
No basadas ya en traumas, sino en suposiciones, teorías, máximas.
Generalizar está mal visto.
Un concepto de poeta que me defina, es el que aprenden mis lectores.
No creo que ello se base en la belleza de la existencia.
Hay personas de todas clases.
Pero realmente, y lejos de considerarme real, o un auténtico mentiroso, embaucador, manipulador, mi poesía nunca refleja implicación emocional.
No escondo mis sentimientos.
Tampoco lo que soy, porque esto último es una incógnita, incluso para el último de los mortales.
No escondo nada, creo, pero necesito de la escritura.
Compartirla, sin motivos de fuerza mayor.
Mis expectativas son muy altas.
Pero si éstas no existieran, no escribiría.
El poeta no necesita ser comprendido, ni valorado.
Quizá no en este caso.
No me gusta nombrarme como poeta.
No lo hago.
No lo quiero hacer.
Mi escritura es una consecuencia de mis experiencias.
Cuando convives con dos realidades, acabas por aceptar lo bueno y lo malo.
Incluso sin detectar lo nocivo de alejarse de la poesía, cualquiera que sea la necesidad del poeta.