Editorial Alaire

...

Vuelvo, sin haberme ido, a estas tardes
rojas de nube y humo que paso contigo,
a tu aire eléctrico y tus voces.

Tú, siempre contradictoria entre nieve
azul y fuego, te disuelves hasta renacer
en el guiño de los ojos que añoran mar.
Yo, que tanto te conozco, eterna novia
adolescente, juegas con los tempranos
sueños cuando amanece la noche toda
entre tus sábanas de mimbre.

Asomada al balcón del oeste, te clareas
la misma y otra para pasearte abrazado
a tu cintura de trigo y aguas.

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

...

Ignacio Mincholed escribió:...

Vuelvo, sin haberme ido, a estas tardes
rojas de nube y humo que paso contigo,
a tu aire eléctrico y tus voces.

Tú, siempre contradictoria entre nieve
azul y fuego, te disuelves hasta renacer
en el guiño de los ojos que añoran mar.
Yo, que tanto te conozco, eterna novia
adolescente, juegas con los tempranos
sueños cuando amanece la noche toda
entre tus sábanas de mimbre.

Asomada al balcón del oeste, te clareas
la misma y otra para pasearte abrazado
a tu cintura de trigo y aguas.

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

...

Precioso, los cuatro últimos versos son, en sí, un poema.
Intuyo que nos vas a regalar un abecedario? Me encantaría
Felicidades y gracias, Ignacio.
Un abrazo.

Creo, estimado amigo, que esta incursión en el romanticismo nos ha regalado a tus lectores una sorpresa y un gratísimo momento. Me ha impresionado la utilización ajustada del lenguaje: esa emoción de sentir que cada palabra está en su lugar adecuado y que el conjunto es granítico. Así me gustaría que sean siempre los poemas, y no ese desparramo de vocablos que muchos creen es "lo nuevo".

Un abrazo grande.
Óscar

De estos versos surge una lírica sobresaliente y emocionante que ha hecho que me enamore un poco de ese concepto de mujer que tan bien describes.
Mis felicitaciones siempre por la contención y pulcritud de tus escritos.
Un gran abrazo amigo

Hermoso trabajo, amigo Ignacio.
Abrazos.

Bueno, todos tenemis de nrte y sur. Un poema que dezcribe muy bien la mujer que compartes. Me gustó.
Besos

Ignacio Mincholed escribió:...

Vuelvo, sin haberme ido, a estas tardes
rojas de nube y humo que paso contigo,
a tu aire eléctrico y tus voces.

Tú, siempre contradictoria entre nieve
azul y fuego, te disuelves hasta renacer
en el guiño de los ojos que añoran mar.
Yo, que tanto te conozco, eterna novia
adolescente, juegas con los tempranos
sueños cuando amanece la noche toda
entre tus sábanas de mimbre.

Asomada al balcón del oeste, te clareas
la misma y otra para pasearte abrazado
a tu cintura de trigo y aguas.

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

...

Maravilla de lectura; M, tan hermosa y absoluta entre tus versos.

Un abrazo; felicitaciones sinceras, Ignacio.

¡Como me ha gustado leerte! versos que enamoran el alma, delicadamente bellos, te felicito
Un abrazo
Carmen

Marisa Peral escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

Vuelvo, sin haberme ido, a estas tardes
rojas de nube y humo que paso contigo,
a tu aire eléctrico y tus voces.

Tú, siempre contradictoria entre nieve
azul y fuego, te disuelves hasta renacer
en el guiño de los ojos que añoran mar.
Yo, que tanto te conozco, eterna novia
adolescente, juegas con los tempranos
sueños cuando amanece la noche toda
entre tus sábanas de mimbre.

Asomada al balcón del oeste, te clareas
la misma y otra para pasearte abrazado
a tu cintura de trigo y aguas.

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

...

Precioso, los cuatro últimos versos son, en sí, un poema.
Intuyo que nos vas a regalar un abecedario? Me encantaría
Felicidades y gracias, Ignacio.
Un abrazo.

Gracias Marisa, siempre aprecio tus notas.
Ya me gustaría lo del abecedario, je, pero ya sabes, de momento sale lo que sale.

Un abrazo.
Ignacio

Un vibrante y embelesado retrato querido amigo... muy bellas imágenes...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Todo el poema es un ejemplo de maestría, pero esta estrofa de cierre destaca por su sublime elegancia:

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

Óscar Distéfano escribió:Creo, estimado amigo, que esta incursión en el romanticismo nos ha regalado a tus lectores una sorpresa y un gratísimo momento. Me ha impresionado la utilización ajustada del lenguaje: esa emoción de sentir que cada palabra está en su lugar adecuado y que el conjunto es granítico. Así me gustaría que sean siempre los poemas, y no ese desparramo de vocablos que muchos creen es "lo nuevo".

Un abrazo grande.
Óscar

Gracias Óscar, aprecio tu criterio y agradezco tus palabras.

Un fuerte abrazo.
Ignacio

Ignacio Mincholed escribió:...

Vuelvo, sin haberme ido, a estas tardes
rojas de nube y humo que paso contigo,
a tu aire eléctrico y tus voces.

Tú, siempre contradictoria entre nieve
azul y fuego, te disuelves hasta renacer
en el guiño de los ojos que añoran mar.
Yo, que tanto te conozco, eterna novia
adolescente, juegas con los tempranos
sueños cuando amanece la noche toda
entre tus sábanas de mimbre.

Asomada al balcón del oeste, te clareas
la misma y otra para pasearte abrazado
a tu cintura de trigo y aguas.

Desmesurada en la palabra, transversal
con los deseos de los puntos cardinales,
dices –hola– y se enamoran los pájaros.
Siempre extrovertida, sonrisa diletante,
duelo y fiesta subida sobre tus tacones,
amarga y viva me haces sonreír o llorar
según te soplan los vientos.

...

Es refrescante encontrar tu Poesía dinámica, exponencial, de una sensibilidad aguda. Un placer de lectura, Ignacio. ERA

Qué bien puesta esa M de Mincholet y que´ rapsodia de poeta para librarte de contagio y poder sentir a manos llenas.
Un abrazo

Armilo Brotón escribió:De estos versos surge una lírica sobresaliente y emocionante que ha hecho que me enamore un poco de ese concepto de mujer que tan bien describes.
Mis felicitaciones siempre por la contención y pulcritud de tus escritos.
Un gran abrazo amigo

Si es que eres un romántico...
Gracias, Armilo, por tu comentario y consideración.

Un abrazo.
Ignacio