Editorial Alaire

Una hilera de estrellas sin camino
pisan una tras otra entre mis ojos,
tú has cavado ese túnel que te escapa
de la sombra sin punto luminoso
que es deseo de signos y de ciegos.

Ciegos son mis recuerdos en tu pozo,
todo agua que asciende y es cascada
en la noche afeitada y que se corta
con un sol extranjero y sin caída.

Si ese sol se cayera de ese cielo,
tan abajo que nunca llovería,
mi boca inventaría su cuchillo.

Porque verte en el rostro de la sed,
brilla y quema por todo el universo.

Ricardo López Castro escribió:Una hilera de estrellas sin camino
pisan una tras otra entre mis ojos,
tú has cavado ese túnel que te escapa
de la sombra sin punto luminoso
que es deseo de signos y de ciegos.

Ciegos son mis recuerdos en tu pozo,
todo agua que asciende y es cascada
en la noche afeitada y que se corta
con un sol extranjero y sin caída.

Si ese sol se cayera de ese cielo,
tan abajo que nunca llovería,
mi boca inventaría su cuchillo.

Porque verte en el rostro de la sed,
brilla y quema por todo el universo.

Me gusta mucho el que tomas conciente o inconcientemente los símbolos de vida: agua, sol, y esa cuchilla de la mente. Tomas éstos simbolos y sus grados de manifestación. Agua: cascada. Sequía. El rostro de la sed.


Creas un desasosiego por medio de internalizar la luz, la sombra. La ceguera consciente de sus limitaciones que se vale del recuerdo quizá para interpretar los signos que se han ido en la oscuridad. Es un poema de amor perdido en el espacio sideral. Quizá es un día de perfecta luz pero el efecto es otro para el corazón herido, para la hipersensibilidad del poeta.
Un placer de lectura, Ricardo. Un abrazo, ERA

Me ha gustado leer tu lúcido poema. Tiene un buen ritmo que vuelve placentera la lectura. Enhorabuena, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Arriba con esta nueva propuesta de Ricardo.

Ricardo López Castro escribió:
Una hilera de estrellas sin camino
pisan una tras otra entre mis ojos,
tú has cavado ese túnel que te escapa
de la sombra sin punto luminoso
que es deseo de signos y de ciegos.

Ciegos son mis recuerdos en tu pozo,
todo agua que asciende y es cascada
en la noche afeitada y que se corta
con un sol extranjero y sin caída.

Si ese sol se cayera de ese cielo,
tan abajo que nunca llovería,
mi boca inventaría su cuchillo.

Porque verte en el rostro de la sed,
brilla y quema por todo el universo.

Me ha gustado este trabajo, Ricardo, te felicito y te envío un abrazo.

Se lee con agrado tu poema. Un placer.
Besos
Pilar