dentro de una tumba mal cavada,
acuérdate de toda nuestra dicha;
no olvides que yo te amaba”.
(John Cornford - Poem to Margot Heinemann - Traducción Javier Reverte)
Si muero en la oscuridad de tu memoria
y una carta sombría
te entrega un verso libre, apasionado, largo
que quede entre mis labios, la pluma y el olvido
que cubra tu mirada,
si la tinta se vierte en tu almohada incierta
y empapa el resplandor solo y oscuro
que lloran las ruinas
de aquellos brigadistas que cantaban
rotos en un barranco, arrinconados
entre el polvo, las balas, el destino,
la honda soledad de las literas
que acarician los sueños perdidos en la noche
y el ligero vagar de tu cintura ardiente.
Recuerda que pensaba en ti
cuando asomó la Muerte
con prisas en su túnica abierta y arbitraria
hundiendo las heridas de un amor
en los olivos
para que te abrazara como en los días dichosos
en una tierna y dulce despedida
y paseara por las calles largas de tus ideas
con mi nombre yaciendo en una flor marchita
en una espera hermosa y devastada.