Editorial Alaire

¿ No te das cuenta que ahora no tengo
ganas de escuchar tu rutina de siempre?
Así que no me vengas con cuentos de hadas
porque ya no hay ningún príncipe azul
esperando a una dama, ya sólo quedan
violadores siniestros que se visten de negro,
y sin corona ni cetro, acechan en el rincón
más sombrío para capturar a su presa.
Hace tiempo que dejé de creer que Caperucita
era ingenua y el lobo un canalla; tampoco
confío en honradas Cenicientas que esperan
al príncipe de sus sueños, porque a nada
que éste se descuide los cuernos le ponen
con cualquier depravado que le suministre
toda la alegría que necesita su cuerpo.
¿Quién me puede asegurar que Julieta
y Romeo no se dieron matarile por amor,
sino que fue por culpa de los malditos celos?
Y si te digo que ese crápula de Juan Tenorio
a lo mejor solo fue un impostor y le gustaba
seducir más a los jovenzuelos que a las mujeres.
No creas a nadie cuando te vengan con fábulas,
te contarán su final como interesa que se oiga.
Si tú quieres para matar a este aburrimiento
no damos un buen atracón de tequila, a ver
si de una vez nos emborrachamos y olvido
que la vida a los Don nadie nos la tiene jurada.
Mientras, si te apetece podemos escucharle
al Sabina dándole la diez, a ver si tengo la suerte
de que nos halla la luna en tu alcoba desnudos,
aunque lo veo improbable porque hace tiempo
que la abstinencia me puso dirección prohibida
para acceder hasta la intimidad de tu cama.

Poemazo, amigo, poemazo. Toda la fuerza de tu pulsión poética abierta en canal para la transmisión.

Aplausos a granel, aplausos a morir.

Un abrazo.

Potentes versos que desahogan la pasión del alma querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Rafael Valdemar escribió:¿ No te das cuenta que ahora no tengo
ganas de escuchar tu rutina de siempre?
Así que no me vengas con cuentos de hadas
porque ya no hay ningún príncipe azul
esperando a una dama, ya sólo quedan
violadores siniestros que se visten de negro,
y sin corona ni cetro, acechan en el rincón
más sombrío para capturar a su presa.
Hace tiempo que dejé de creer que Caperucita
era ingenua y el lobo un canalla; tampoco
confío en honradas Cenicientas que esperan
al príncipe de sus sueños, porque a nada
que éste se descuide los cuernos le ponen
con cualquier depravado que le suministre
toda la alegría que necesita su cuerpo.
¿Quién me puede asegurar que Julieta
y Romeo no se dieron matarile por amor,
sino que fue por culpa de los malditos celos?
Y si te digo que ese crápula de Juan Tenorio
a lo mejor solo fue un impostor y le gustaba
seducir más a los jovenzuelos que a las mujeres.
No creas a nadie cuando te vengan con fábulas,
te contarán su final como interesa que se oiga.
Si tú quieres para matar a este aburrimiento
no damos un buen atracón de tequila, a ver
si de una vez nos emborrachamos y olvido
que la vida a los Don nadie nos la tiene jurada.
Mientras, si te apetece podemos escucharle
al Sabina dándole la diez, a ver si tengo la suerte
de que nos halla la luna en tu alcoba desnudos,
aunque lo veo improbable porque hace tiempo
que la abstinencia me puso dirección prohibida
para acceder hasta la intimidad de tu cama.

Fuertes versos, dominantes Rafael, arriba con tu trabajo.-

[quote="Rafael Valdemar"]

Es un gran poema Rafael, lo he disfrutado.
Gracias por compartir.

Poema muy reflexivo sobre la vida y el amor. Muchos aciertos.
Besos
Pilar

Rafael Valdemar escribió:¿ No te das cuenta que ahora no tengo
ganas de escuchar tu rutina de siempre?
Así que no me vengas con cuentos de hadas
porque ya no hay ningún príncipe azul
esperando a una dama, ya sólo quedan
violadores siniestros que se visten de negro,
y sin corona ni cetro, acechan en el rincón
más sombrío para capturar a su presa.
Hace tiempo que dejé de creer que Caperucita
era ingenua y el lobo un canalla; tampoco
confío en honradas Cenicientas que esperan
al príncipe de sus sueños, porque a nada
que éste se descuide los cuernos le ponen
con cualquier depravado que le suministre
toda la alegría que necesita su cuerpo.
¿Quién me puede asegurar que Julieta
y Romeo no se dieron matarile por amor,
sino que fue por culpa de los malditos celos?
Y si te digo que ese crápula de Juan Tenorio
a lo mejor solo fue un impostor y le gustaba
seducir más a los jovenzuelos que a las mujeres.
No creas a nadie cuando te vengan con fábulas,
te contarán su final como interesa que se oiga.
Si tú quieres para matar a este aburrimiento
no damos un buen atracón de tequila, a ver
si de una vez nos emborrachamos y olvido
que la vida a los Don nadie nos la tiene jurada.
Mientras, si te apetece podemos escucharle
al Sabina dándole la diez, a ver si tengo la suerte
de que nos halla la luna en tu alcoba desnudos,
aunque lo veo improbable porque hace tiempo
que la abstinencia me puso dirección prohibida
para acceder hasta la intimidad de tu cama.

Es un poema de pie, sobre la tierra, Rafaiel Valdemar . Inquietante para mí. Estamos en el primer cuarto del siglo XXI, y en el campo, los templos, las esquinas, cualquier rincón continúa siendo el lecho del "amor". M gusta que el poeta habla sin tapujos y ofrece un sexo por sexo sin querer toda la fantasía romántica de los amantes de los cuentos y en mi opinión, por sobretodo, en la poesía. ERA

Hallie gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

lunamar gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos
rafael

Un sensacional poema, Rafael:

Me ha encantado
Un beso
Ana

Mirta gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Marisa gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Pilar gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Roxie gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Rafael Valdemar escribió:¿ No te das cuenta que ahora no tengo
ganas de escuchar tu rutina de siempre?
Así que no me vengas con cuentos de hadas
porque ya no hay ningún príncipe azul
esperando a una dama, ya sólo quedan
violadores siniestros que se visten de negro,
y sin corona ni cetro, acechan en el rincón
más sombrío para capturar a su presa.
Hace tiempo que dejé de creer que Caperucita
era ingenua y el lobo un canalla; tampoco
confío en honradas Cenicientas que esperan
al príncipe de sus sueños, porque a nada
que éste se descuide los cuernos le ponen
con cualquier depravado que le suministre
toda la alegría que necesita su cuerpo.
¿Quién me puede asegurar que Julieta
y Romeo no se dieron matarile por amor,
sino que fue por culpa de los malditos celos?
Y si te digo que ese crápula de Juan Tenorio
a lo mejor solo fue un impostor y le gustaba
seducir más a los jovenzuelos que a las mujeres.
No creas a nadie cuando te vengan con fábulas,
te contarán su final como interesa que se oiga.
Si tú quieres para matar a este aburrimiento
no damos un buen atracón de tequila, a ver
si de una vez nos emborrachamos y olvido
que la vida a los Don nadie nos la tiene jurada.
Mientras, si te apetece podemos escucharle
al Sabina dándole la diez, a ver si tengo la suerte
de que nos halla la luna en tu alcoba desnudos,
aunque lo veo improbable porque hace tiempo
que la abstinencia me puso dirección prohibida
para acceder hasta la intimidad de tu cama.

Cómo cambiaron los cuentos; claro que eso depende de los puntos de vista... y de los paréntesis.
Todo es susceptible de interpretar, pero ponme una de Sabina para empezar a indagar en lo probable y lo improbable.
Qué buen tema, Rafael.
Un abrazo mientras lo niego todo.