Editorial Alaire

Es igual que un cuerpo de acero y músculos.
Recorre sin querer el haz del aire, sigue a la flecha
que aguarda un destino. Lo veo como un traje
de metal o la cinética que invade el horizonte
con su mástil dorado. Un designio que vibra
en el asfalto de la ilusión altiva, el meteoro
que deja atrás la muerte y el incienso de los lugares
ya proscritos. La aventura son acantilados
donde su cadera se arrima al quitamiedos
sin los ropajes del temor, orgulloso del humo
que se posa en el alquitrán como un pañuelo
de seda gris bajo el estrépito de diez ejes absurdos.
El auto que nunca fue mío me abraza con su plástico
herido y se encienden sus faros y trepidan las puertas
al huir del silencio. Un estruendo agita los árboles
del vial, es el relámpago de sus alas al alejarse,
cabalgadura de cascos infinitos, hierro que fulge
contra el ayer hasta el confín de los ángeles
donde aún vive la memoria de los lobos sin patria.

Siempre bellas y potentes imágenes que describen un sensible mirar querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Lunamar Solano escribió:Siempre bellas y potentes imágenes que describen un sensible mirar querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Nancy, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

Siempre la lujuria poética del específico, inimitable mundo donde habita tu arte, al que siempre quiere uno regresar después de tan estimulantes experiencias.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Unha aperta.

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Siempre la lujuria poética del específico, inimitable mundo donde habita tu arte, al que siempre quiere uno regresar después de tan estimulantes experiencias.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Unha aperta.

Gracias por tu comentario, J.J. Unha aperta.

Buen poema, Ramón, cómo suele ser en ti la norma.

Un abrazo.

Ramón Carballal escribió:Es igual que un cuerpo de acero y músculos.
Recorre sin querer el haz del aire, sigue a la flecha
que aguarda un destino. Lo veo como un traje
de metal o la cinética que invade el horizonte
con su mástil dorado. Un designio que vibra
en el asfalto de la ilusión altiva, el meteoro
que deja atrás la muerte y el incienso de los lugares
ya proscritos. La aventura son acantilados
donde su cadera se arrima al quitamiedos
sin los ropajes del temor, orgulloso del humo
que se posa en el alquitrán como un pañuelo
de seda gris bajo el estrépito de diez ejes absurdos.
El auto que nunca fue mío me abraza con su plástico
herido y se encienden sus faros y trepidan las puertas
al huir del silencio. Un estruendo agita los árboles
del vial, es el relámpago de sus alas al alejarse,
cabalgadura de cascos infinitos, hierro que fulge
contra el ayer hasta el confín de los ángeles
donde aún vive la memoria de los lobos sin patria.

Un poema denso y enigmático, Ramón Carballal. Sugerente al decir: "Un designio que vibra
en el asfalto de la ilusión altiva, el meteoro
que deja atrás la muerte y el incienso de los lugares
ya proscritos." Interesante. ERA

F. Enrique escribió:Buen poema, Ramón, cómo suele ser en ti la norma.

Un abrazo.

Gracias, F. Enrique, por tu amable comentario. Un abrazo.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:Es igual que un cuerpo de acero y músculos.
Recorre sin querer el haz del aire, sigue a la flecha
que aguarda un destino. Lo veo como un traje
de metal o la cinética que invade el horizonte
con su mástil dorado. Un designio que vibra
en el asfalto de la ilusión altiva, el meteoro
que deja atrás la muerte y el incienso de los lugares
ya proscritos. La aventura son acantilados
donde su cadera se arrima al quitamiedos
sin los ropajes del temor, orgulloso del humo
que se posa en el alquitrán como un pañuelo
de seda gris bajo el estrépito de diez ejes absurdos.
El auto que nunca fue mío me abraza con su plástico
herido y se encienden sus faros y trepidan las puertas
al huir del silencio. Un estruendo agita los árboles
del vial, es el relámpago de sus alas al alejarse,
cabalgadura de cascos infinitos, hierro que fulge
contra el ayer hasta el confín de los ángeles
donde aún vive la memoria de los lobos sin patria.

Un poema denso y enigmático, Ramón Carballal. Sugerente al decir: "Un designio que vibra
en el asfalto de la ilusión altiva, el meteoro
que deja atrás la muerte y el incienso de los lugares
ya proscritos." Interesante. ERA

Gracias, ERA, por leerme y comentar. Un abrazo.

En tu línea personal e intrasferible has escrito este poema Ramón que lo he disfrutado leyendo

saludos

rafael

Ramòn, me saco el sombrero ante una de las grandes plumas de alaire, originalidad en tu texto, un placer pasar por tu mundo.

Me quedo atrapada en tus imágenes . Un poema denso y profundo.
Besos
Pilar

Rafael Valdemar escribió:En tu línea personal e intrasferible has escrito este poema Ramón que lo he disfrutado leyendo

saludos

rafael

Gracias, Rafael, por acercarte a este poema y comentarlo. Un saludo cordial.

Javier Dicenzo escribió:Ramòn, me saco el sombrero ante una de las grandes plumas de alaire, originalidad en tu texto, un placer pasar por tu mundo.

Gracias por tu amabilidad, Javier. Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Me quedo atrapada en tus imágenes . Un poema denso y profundo.
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por tus amables palabras. Besos.