Un dolor en el lado izquierdo de la espalda

[Bertrán Asías]

UN DOLOR EN EL LADO IZQUIERDO DE LA ESPALDA



Debería pintar las paredes de mayo
porque los días son una plaza de pueblo
y los bares nocturnos vuelven a despertarse
con ojos de color ultravioleta
lo mismo que conciertos de Beethoven.

¿ Cuánto falta para terminar?
Y una voz flexionada responde: no lo sé. Quizás dos gotas de calor,
quizás un océano del que no se conoce fin ninguno.

La enfermera confiesa.
Extiende los motivos del encuentro.
Señala el horizonte.

No es cuestión de buscar en las palabras:
ni usted ni yo tenemos quince años.
Ahora se trata solo de mentir
sabiendo que se dice la verdad.

Le digo que hay racimos
que tienen la importancia del deseo.
Y que el sol se confunde
si desprecia las noches de cristales
quebrados por la lluvia.

Más que cuentas exactas realizo
distensiones geométricas, tormentas que se abrazan
al morder una fruta sin ti.

Yo me convierto
en sombrero de paja sobre un cráneo
con planes de futuro,
y así creerá que volveré en diez días
y que me ha convencido la razón.

Uno aprende a vivir en dos mitades:
la suya y la del otro.

Son demasiadas vísceras para que quepa un alma
en una sola identidad.
El cuerpo no resulta imprescindible.

[Óscar Distéfano]

Sería interesante que nos digas quién es el autor de este poema. Si es tuyo, no corresponde publicar aquí, sino en el foro central.

Un saludo cordial, compañero.
Óscar

[Bertrán Asías]

Perdón. No, el poema no es mío. Yo rara vez escribo. Se me olvidó poner el nombre del autor (la falta de costumbre). Si puedo lo incluiré en el propio poema.
Un saludo.