Editorial Alaire

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Reconozco
que con los años mis puños
y mi capacidad de juicio se han vuelto lentos.
A veces me siento en la terraza del bar hindú
tras el zoco del centro a comer un kebab.
Alguna osada avispa
se acerca a intentar robar un trozo de carne.
Por supuesto no se lo permito.
La sostengo fijamente la mirada, y si insiste
un disuasorio pero firme manotazo
es suficiente para alejarla
de sus cleptómanas intenciones,
Arrojo pequeños trozos de pan esponjoso
y aceitoso a los gorriones.
Observo cómo esos pajaritos imponen
su jerarquía (siempre
se intentan quitar las migas unos a otros)
Las avispas se unen al banquete.
Una extraña armonía envuelve
la caótica batalla aérea.
Luego, una familia pasa por la calle.
Los padres, llamativamente obesos, hablan
con sus pequeños retoños de 10 u 11 años
sobre cómo deben comportarse
en la escuela.
Mientras, en la Sony del kebab, una pareja de famosos actores
arañan un extra de miles de euros
para sus cuentas
en un programa basura del canal T5
antes de las noticias,
y dos borrachos con la corbata descolocada
discuten en la barra sobre el endurecimiento
de las últimas leyes de inmigración,
el nuevo récord de la factura de la luz
y de fútbol.
Se me ocurren unos versos;
confieso que la tercera cerveza que acompaña al kebab
tiene gran parte de culpa.
El sol comienza a claudicar por el oeste.
Los gorriones se retiran hacia algún mejor plan.
Dejo veinte céntimos de bote
al camarero.
A todo esto recuerdo
que hace ya tiempo que no me pica una jodida avispa

... y que en realidad tampoco nací para ser poeta.

______________

Vívida escena dibujan tus letras querido amigo... y lo que captan como reflexión o denuncia...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Muy hermosa esta instantánea que hace de lo cotidiano detalle y verso. Espero que las avispas no fueran velutinas. Bromas aparte, me ha encantado el poema y esa tremenda facilidad que tienes para describir hasta el íntimo detalle acontecimientos singulares y cotidianos. No me resta sino felicitarte por tan elocuente inspiración.

Un fuerte abrazo, Luis.

Lunamar Solano escribió:Vívida escena dibujan tus letras querido amigo... y lo que captan como reflexión o denuncia...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Nancy. Un abrazo, amiga.

Ramón Castro Méndez escribió:Muy hermosa esta instantánea que hace de lo cotidiano detalle y verso. Espero que las avispas no fueran velutinas. Bromas aparte, me ha encantado el poema y esa tremenda facilidad que tienes para describir hasta el íntimo detalle acontecimientos singulares y cotidianos. No me resta sino felicitarte por tan elocuente inspiración.

Un fuerte abrazo, Luis.

Muchas gracias, Ramón. Las avispas no eran mala gente, solo avispas . Un fuerte abrazo amigo.

Qué bueno. Mi abuelo decía que nací para ser cura o torero... y ya ves. Vivo en un antiguo convento y me gustaría tener un toro entre mis animales (en el mejor sentido de las palabras) de compañía.
Lo que no me gusta es ese manotazo a las avispas carniceras; pero si no pican, solo hacen su bolita de carne y se marchan. Tenemos dos en el porche, de una especie gigante y poco conocida.
De todos modos queda estupendo en este poema complentativo con televisor de fondo y un líquido revulsivo.
Te vienen como anillo al dedo estos poemas; así que lo siento. Algo de poeta tienes, je je.
Un abrazote, Luis, de este alérgico a las picaduras de avispa... pero nos respetamos.
M'ha gustao.

Un gran poema de lo cotidiano, Luis.

La realidad de la calle y social desfila ante tus ojos y nos la muestras con belleza y maestría.

A partir de este poema podrías hacer un guion para un cortometraje.

Me ha gustado mucho, compañero
Besos
Ana

Muy bello trabajo, amigo Luis, trufado del ingenio que te caracteriza.
Abrazos.

Alonso Vicent escribió:Qué bueno. Mi abuelo decía que nací para ser cura o torero... y ya ves. Vivo en un antiguo convento y me gustaría tener un toro entre mis animales (en el mejor sentido de las palabras) de compañía.
Lo que no me gusta es ese manotazo a las avispas carniceras; pero si no pican, solo hacen su bolita de carne y se marchan. Tenemos dos en el porche, de una especie gigante y poco conocida.
De todos modos queda estupendo en este poema complentativo con televisor de fondo y un líquido revulsivo.
Te vienen como anillo al dedo estos poemas; así que lo siento. Algo de poeta tienes, je je.
Un abrazote, Luis, de este alérgico a las picaduras de avispa... pero nos respetamos.
M'ha gustao.

Jajja, qué bueno lo de tu abuelo, y bueno, el manotazo es únicamente disuasorio, pero es que a veces se toman unas confianzas... jeje. Gracias por tu impresión, Alonso, en realidad el realismo tan realista no es mi estilo favorito, pero me permite ser más "agudo" todavía . Un abrazote amigo!

Ana Muela Sopeña escribió:Un gran poema de lo cotidiano, Luis.

La realidad de la calle y social desfila ante tus ojos y nos la muestras con belleza y maestría.

A partir de este poema podrías hacer un guion para un cortometraje.

Me ha gustado mucho, compañero
Besos
Ana

Muchas gracias, Ana, me alegra mucho que te haya gustado. Un gran abrazo, amiga.

Rafel Calle escribió:Muy bello trabajo, amigo Luis, trufado del ingenio que te caracteriza.
Abrazos.

Muchas gracias, Rafel. Un abrazo amigo.

Has creado un escenario donde me siento en casa: Kebab, avispas, cerveza, etc. Coincido con Ana, un gran poema de lo cotidiano, Luis. .Mis abrazos, querido amigo.

Dinosaurios, pájaros y Kebab.

Confieso que sólo comí una vez un kebab. Era enorme y me supo a gloria. Sobre la cama, como un picnic.

Pues si no naciste para ser poeta, apuntas muchas maneras, desde luego.

One.

Me picó una vez una, en la oreja, qué cabronas cómo duele. Y mi amiga se partía de risa y a la media hora le picó a ella. Fuimos tres las damnificadas.

Marius Gabureanu escribió:Has creado un escenario donde me siento en casa: Kebab, avispas, cerveza, etc. Coincido con Ana, un gran poema de lo cotidiano, Luis. .Mis abrazos, querido amigo.

Muchas gracias, Marius, tu "rescate" me ha servido para limar detalles del poema. Y sí, lo cotidiano es la gasolina de estos versos, me alegra que lo sintieras cercano. Un abrazo, querido amigo.

Antonia Mauro escribió:Dinosaurios, pájaros y Kebab.

Confieso que sólo comí una vez un kebab. Era enorme y me supo a gloria. Sobre la cama, como un picnic.

Pues si no naciste para ser poeta, apuntas muchas maneras, desde luego.

One.

Me picó una vez una, en la oreja, qué cabronas cómo duele. Y mi amiga se partía de risa y a la media hora le picó a ella. Fuimos tres las damnificadas.

Seguro que algo las haríais, cosas del karma . Y bueno, donde esté una buena mariscada gallega con vieiras y todo que se quiten los kebabs, ...vete ahorrando..jeje. One, loquilla.