Como un niño... (Dedicado al gran Ramón Carballal)
Publicado: Sab, 25 Ago 2018 0:40
COMO UN NIÑO QUE ROMPE EL CALENDARIO DÍA A DÍA (Dedicado al gran Ramón Carballal)
Habría escrito tantas cosas.
Es posible que hubiera amamantado más versos,
hubiera leído en voz alta
aquello que mi pluma temblorosa,
a golpes de tinta y miradas en silencio,
fuera capaz de esculpir
en un papel anónimo.
Habría escrito…
Habría escrito, con alma y corazón,
con esencia y sentimiento,
soterrando la desidia y el abandono,
alimentando esas palabras
que estaba obligado a bordar,
a inyectarles belleza, calor y fuego,
sensibilidad y metáforas de poeta.
Sí, habría escrito…
Cuando creí encontrar el sendero,
el brillo del firmamento,
la fuerza de una tormenta,
un acantilado en el alma,
lo leí, te leí.
Con la fuerza de un terremoto
se desmoronó mi castillo de naipes,
en tu océano salvaje naufragaron mis versos,
se ahogaron las metáforas.
El alma, el corazón, afligidos,
dejaron de bombear tinta.
Se escondieron las palabras
y los versos vagaron sin saber cuál era su lugar,
y bajo ese sin sentido,
el papel se sintió solo y huérfano.
Fue entonces cuando quise nutrirme
de tus escritos,
de esos versos encerrados en paredes metafóricas,
de la esencia de un poeta
ciudadano de un mundo de belleza y poesía,
de esa sensación de volar con las nubes,
espumar acantilados
y soñar con un infinito repleto de luceros y estrellas.
Me equivoqué.
Mi pluma, lenta y despistada,
no puede habitar allá donde tus versos cabalgan,
donde tus estrofas quedan encadenadas
a metáforas exquisitas,
y éstas, serpentean con la agilidad
de un río cuando besa el mar.
Habría escrito tantas cosas
confiando en la humedad de la tinta,
la serenidad de la mente,
y la fusión alma y corazón,
corazón y alma,
pero tus versos me hicieron enloquecer
y los míos se agrietaron.
Hoy persigo tus letras,
con la necedad de poder parecerme a ellas.
Evidentemente no lo consigo,
es imposible,
pero siento que aprendo un poquito de ti,
como un niño que rompe el calendario día a día.
Mi admiración,
verso a verso.
Dedicado con todo el respeto y la admiración que le tengo,
al gran poeta y amigo, (eso espero), Ramón Carballal.
Gracias por llenarme de aliento las venas creativas.
Habría escrito tantas cosas.
Es posible que hubiera amamantado más versos,
hubiera leído en voz alta
aquello que mi pluma temblorosa,
a golpes de tinta y miradas en silencio,
fuera capaz de esculpir
en un papel anónimo.
Habría escrito…
Habría escrito, con alma y corazón,
con esencia y sentimiento,
soterrando la desidia y el abandono,
alimentando esas palabras
que estaba obligado a bordar,
a inyectarles belleza, calor y fuego,
sensibilidad y metáforas de poeta.
Sí, habría escrito…
Cuando creí encontrar el sendero,
el brillo del firmamento,
la fuerza de una tormenta,
un acantilado en el alma,
lo leí, te leí.
Con la fuerza de un terremoto
se desmoronó mi castillo de naipes,
en tu océano salvaje naufragaron mis versos,
se ahogaron las metáforas.
El alma, el corazón, afligidos,
dejaron de bombear tinta.
Se escondieron las palabras
y los versos vagaron sin saber cuál era su lugar,
y bajo ese sin sentido,
el papel se sintió solo y huérfano.
Fue entonces cuando quise nutrirme
de tus escritos,
de esos versos encerrados en paredes metafóricas,
de la esencia de un poeta
ciudadano de un mundo de belleza y poesía,
de esa sensación de volar con las nubes,
espumar acantilados
y soñar con un infinito repleto de luceros y estrellas.
Me equivoqué.
Mi pluma, lenta y despistada,
no puede habitar allá donde tus versos cabalgan,
donde tus estrofas quedan encadenadas
a metáforas exquisitas,
y éstas, serpentean con la agilidad
de un río cuando besa el mar.
Habría escrito tantas cosas
confiando en la humedad de la tinta,
la serenidad de la mente,
y la fusión alma y corazón,
corazón y alma,
pero tus versos me hicieron enloquecer
y los míos se agrietaron.
Hoy persigo tus letras,
con la necedad de poder parecerme a ellas.
Evidentemente no lo consigo,
es imposible,
pero siento que aprendo un poquito de ti,
como un niño que rompe el calendario día a día.
Mi admiración,
verso a verso.
Dedicado con todo el respeto y la admiración que le tengo,
al gran poeta y amigo, (eso espero), Ramón Carballal.
Gracias por llenarme de aliento las venas creativas.