Editorial Alaire

Te viví sin saberlo y aún me duelen tus lágrimas,
aún preguntan mis ojos
 por un amor herido
en los escaparates curvos de los deseos,
en las escalinatas de los sorbos vividos.

Ya no puedo arrancar los sueños que pasaron
sin temblar en la sombra
de tus brazos tendidos,
sin pedir la sonrisa tierna que me negaste,
sin soltar las amarras del fulgor amarillo
dibujado en tu frente
en un alto camino
que me lleva despacio hacia tus pensamientos
y abrocha los cordeles de un firme desvarío.

Ya no puedo mirar los soles de tu herida
dejando tus jarrones
sin amor, sin olvido,
pero vuelvo a tu rostro como una rosa ardiente
que llora cuando clama
en la vena anhelante de un verso perseguido,
que guía hacia tu pecho al último poema
que no supe escribirte
y siente el resplandor de un sentimiento límpido.

(Insistencia en la herida)

Gracias, Rafel, por tu apoyo constante.

Un abrazo.

Muchas gracias, Nancy, por tu amable comentario. Se te echa de menos.

Un abrazo.

Creo que siempre se escribirán poemas de amor, Hallie, quizás no haya en este mundo donde nos expresamos algo más triste que un mal poema de amor. Intento recurrir a todo aquello que me permita apartar esto último y mostrar sin pudor los que escribo.

Un abrazo.

Muchas gracias, Ramón, por este comentario tan amable que me dejas.

Un abrazo.