Juegos de palabras y ensamblador
Publicado: Vie, 17 Ago 2018 15:33
No es que se me dispare una vena autodestructiva cada vez que escribo.
No es eso.
El pulso me funciona de maravilla.
Ahora bien, ¿qué harían mis teorías si mi ex amor platónico -¿existe tal cosa?- se me abriera de piernas?
Está bastante claro:
Buscarían imperfecciones hasta debajo de las piedras.
Saldrían imperfecciones hasta de debajo de las piedras.
Sería el culmen de mi perfeccionismo.
Sin embargo, ¿quién me asegura que el corazón no se me fuese a salir del pecho?
Mucha gente se rebela contra el sexo opuesto, a raíz de sus traumas.
Pero yo no me rebelo, ni contra mis revelaciones.
Y eso que me han jodido a Ricardo.
Pobrecito, mírenlo ahí, escribiendo, escondido tras una pantalla.
Incluso a veces se cree Dios -qué sabrán, digo yo, de lo que significa conocerse a uno mismo.-
Cierto, todo cierto, con matices, pero cierto.
Pero las cosas no conocen los matices, no las mías.
O son, o no son.
Sea Dios o no, miren ustedes -ellos saben a quién me refiero-, me la trae al pairo.
Dios, como ya dije es mi trastorno.
Su ausencia, mis ideas suicidas.
El mundo no admitirá su locura.
A qué engañarse.
Pero ello sigue siendo exorbitantemente más difícil que mi disuasión.
No es eso.
El pulso me funciona de maravilla.
Ahora bien, ¿qué harían mis teorías si mi ex amor platónico -¿existe tal cosa?- se me abriera de piernas?
Está bastante claro:
Buscarían imperfecciones hasta debajo de las piedras.
Saldrían imperfecciones hasta de debajo de las piedras.
Sería el culmen de mi perfeccionismo.
Sin embargo, ¿quién me asegura que el corazón no se me fuese a salir del pecho?
Mucha gente se rebela contra el sexo opuesto, a raíz de sus traumas.
Pero yo no me rebelo, ni contra mis revelaciones.
Y eso que me han jodido a Ricardo.
Pobrecito, mírenlo ahí, escribiendo, escondido tras una pantalla.
Incluso a veces se cree Dios -qué sabrán, digo yo, de lo que significa conocerse a uno mismo.-
Cierto, todo cierto, con matices, pero cierto.
Pero las cosas no conocen los matices, no las mías.
O son, o no son.
Sea Dios o no, miren ustedes -ellos saben a quién me refiero-, me la trae al pairo.
Dios, como ya dije es mi trastorno.
Su ausencia, mis ideas suicidas.
El mundo no admitirá su locura.
A qué engañarse.
Pero ello sigue siendo exorbitantemente más difícil que mi disuasión.