De vuelta de todo

[Ricardo López Castro.]

Hay reflexiones para todo.
¿Creen ustedes que al "reino" animal le importa un carajo el amor?
No soy un león en la sabana, ni siquiera entre sábanas.
Eternas y abisales profundidades.
Si me percato de que estoy soñando, abro los ojos y me levanto.
A veces la realidad me resulta más atractiva.
Depende de la buena crítica de mis fieles lectores.
A estas alturas no voy a engañar a nadie:
He llegado a la cima.
Aquí solo hay sitio para la armonía.
Predigo lo que me propongo.
Algunas chicas me miran.
A veces también señoras, chicos, o señores.
Las "conocidas" de mi madre y de mi abuela suelen piropearme.
Correspondo con agradecimientos y sonrisas.
Allí donde esté, no me atrevo a desfasar.
Llevo un loco dentro.
Sudo.
Pero no he visto a nadie escribir como yo.
No me refiero solo al estilo.
Me encanta la pausa que le pongo al timbre de mi voz, cuando recito alguno de mis poemas.
Cierto es que saberse Dios es cosa de chalados.
Lo que dura un suspiro, o la autenticidad -lo que es aún menos creíble-.
"Yo no digo que no seas Dios, lo que quiero decir es que no eres el auténtico Dios."
Nadie puede negarlo ni afirmarlo.
Sin embargo, lo hacen.
Me importan bien poco los que se posicionan en contra de mis letras.
Que se lo digan a los que no lo hacen.
Imparciales.
Arbitrarios.
Crítica destructiva, allí donde la haya.
Cierto es que el as que guardo bajo la manga no lo necesito.
Entonces, ¿a qué guardar las formas?
Siempre espero lo mismo que doy.
Es por eso que me dan por saco.
Bromas aparte, mis vivencias hablan por sí solas.
Nadie, ni mi médico, ha intentado profundizar en mis "devaneos".
Para cuanto más, alguien que forma parte de un repertorio cultural.
En manada, o a solas, el reconocimiento de la virtud forma parte del interiorismo.
Si no, que se lo pregunten a lo que piensan de mí.
Realmente, de mí.
No es esto una sarta de mentiras.
Es el poeta intentando imponer su estilo.
El poeta, como la poesía no tiene leyes, intentará pasar por encima de otros poetas.
Yo, como soy un chalado que se cree Dios, y me conozco de pe a pá sus mensajes subliminales, les recomiendo vehementemente que se aventuren en un poemario de críticas.
Sería un gran abanico de posibilidades.

[Rafel Calle]

Arriba con esta nueva propuesta de Ricardo.