Editorial Alaire

Acomodé la mesa como antaño:
mantel bordado en mayos con hilos anhelantes;
las copas, cristal de bohemia,
pensando en el licor que templa,
y las almohadas de los bancos
suaves para estar sin tiempo.

Trajeron el pan,
imposible cortar su dureza.
El agua no calmaba,
ardía en vocablos sin regreso.
¿Por qué, preguntaban mis ojos,
al ver el manantial cegado
de respuestas?

Sólo una voz se alzó,
como el sonido ronco de palomas
confirmando la distancia.
Mientras, se decoloraban las paredes
y el viento encendido se llevaba pizarras del tejado.

Venid,
hagamos un sendero.
que sea familiar a sauces sin lágrimas.

Los gestos no hurgaron para hallar acomodo.
La naturaleza hizo alas de huida,
y se dibujaron huellas por el aire.

Yo intenté vestir la túnica
que multiplica los colores,
y quedó el silencio,
oh, silencio… soledad ataviada de niebla.

Es de una tristeza delicada y profunda; de una solemnidad liviana, pura, natural.
Un placer, Pilar.
Un abrazo.

Profundo, sensible, dolido... hermosas imágenes que sobrecogen querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Bruno Laja escribió:Es de una tristeza delicada y profunda; de una solemnidad liviana, pura, natural.
Un placer, Pilar.
Un abrazo.

Gracias, Bruno, por leer y dejar tus gratas palabras.
Besos
Pilar

Lunamar Solano escribió:Profundo, sensible, dolido... hermosas imágenes que sobrecogen querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Lunamar, por venir y dejar tu amable palabra.
Besos
Pilar

Hermosa, Pilar, la cena que aquí dejas, "martel bordado en mayos"; luego siempre alguien trae durezas en semblante y menos mal que siempre hay una voz que calma el viento.

Me ha mucho gustado el recorrido, maña; a veces con gran ritmo, siempre tuyo; poema que sale de dentro, con delicadeza, con templanza.

Un abrazo,


Víctor

Siempre con esa intención tan humana que me fascina de tu poesía, Pilar.
Alegría y tristeza entrelazada porque todo tiene las dos caras, anhelos que el tiempo arrastra y gestos que se pierden.
Siempre hay algo que echamos en falta.
Un placer de lectura.
Besos

Buenos versos que invocan la nostalgia por las cenas del pasado, seguramente compartidas y familiares. Me gustó mucho la lectura. Besos.

Víctor F. Mallada escribió:Hermosa, Pilar, la cena que aquí dejas, "martel bordado en mayos"; luego siempre alguien trae durezas en semblante y menos mal que siempre hay una voz que calma el viento.

Me ha mucho gustado el recorrido, maña; a veces con gran ritmo, siempre tuyo; poema que sale de dentro, con delicadeza, con templanza.

Un abrazo,


Víctor

Gracias, querido amigo, por acercarte a leer estos versitos y dejar tu amable palabra.
Besos
PIlar

Un poema doloroso, en el que se puede palpar la tensión, la incomunicación, el desencuentro...

Me ha gustado mucho, Pilar.

Un abrazo, amiga.

Una historia que transporta, que remonta un vuelo lírico excepcional.
Saludos, Pilar

Precioso, Pilar.

Muy emotiva esa cena preparada con todo el esmero, que parece esperar comensales que, por una u otra razón, no llegan al convite. La distancia de aquellos a quienes queremos es a veces dura y triste. Siempre queda la poesía como consuelo. Como dice Gamoneda, el mismo acto de poetizar lo convierte en reconfortante, en alegre.

Un abrazo.

Carmen Pla escribió:Siempre con esa intención tan humana que me fascina de tu poesía, Pilar.
Alegría y tristeza entrelazada porque todo tiene las dos caras, anhelos que el tiempo arrastra y gestos que se pierden.
Siempre hay algo que echamos en falta.
Un placer de lectura.
Besos

Me alegra lo que me dices y te lo agradezco de veras.
Besos
Pilar

Este poema lo he leído muchas veces, Pilar. Me ha llegado al centro del alma. Es un lenguaje muy poderoso y certero, un reino simbólico con muchos quilates.

Felicitaciones sinceras con un abrazo enorme.

La sensibilidad se unió a tu pensamiento y fue rogando aliento y paz para trenzar la trayectoria sin hurgar demasiado.

Un abrazo