Editorial Alaire

Tal vez fuera el invierno,
las lluvias desatadas bajo los labios secos.
Tal vez fuera la esencia con la que hablaban sus manos,
acaso el intento atrincherado de un suspiro entre lágrimas,
una boca tan despistada,
que a pesar de no tener dueño
no distraía la lengua entre las aguas.

Era sed y era desierto,
y como una aventura nocturna acaudillaba
cada Enero como si de un Diciembre se tratara.
No te miraba, porque si lo hacía,
te escondía en su mente,
te encadenaba a ella,
te mordía el corazón hasta desangrarlo,
borraba tu vida, paso a paso,
mientras deshojaba una flor sin pétalos
y encendía una hoguera abrasadora.

Tal vez nunca la entendí,
o tal vez nunca terminé de conocerla.

Si tenía corazón,
nunca lo dejó latir,
su alma no se dejó sentir en público
y aunque los pájaros abandonaran
repentinamente el cielo,
ella lo llenaba de alas y lo pintaba de azul turquesa.

Al final no hubo más silencio
que el de sus palabras no dichas,
más calor que el del fuego de sus entrañas,
más luz que su brillo,
más sombras que la oscuridad de su ausencia.

Tal vez fuera ello su mejor herencia,
acaso la sequedad de su recuerdo en mi garganta.
Tal vez fuera el invierno
envuelto en una lluvia de lágrimas.

Aún hoy,
me sudan las manos desnudas.

Alejandro Costa escribió:Tal vez fuera el invierno,
las lluvias desatadas bajo los labios secos.
Tal vez fuera la esencia con la que hablaban sus manos,
acaso el intento atrincherado de un suspiro entre lágrimas,
una boca tan despistada,
que a pesar de no tener dueño
no distraía la lengua entre las aguas.

Era sed y era desierto,
y como un aventura nocturna acaudillaba
cada Enero como si de un Diciembre se tratara.
No te miraba, porque si lo hacía,
te escondía en su mente,
te encadenaba a ella,
te mordía el corazón hasta desangrarlo,
borraba tu vida, paso a paso,
mientras deshojaba una flor sin pétalos
y encendía una hoguera abrasadora.

Tal vez nunca la entendí,
o tal vez nunca terminé de conocerla.

Si tenía corazón,
nunca lo dejó latir,
su alma no se dejó sentir en público
y aunque los pájaros abandonaran
repentinamente el cielo,
ella lo llenaba de alas y lo pintaba de azul turquesa.

Al final no hubo más silencio
que el de sus palabras no dichas,
más calor que el del fuego de sus entrañas,
más luz que su brillo,
más sombras que la oscuridad de su ausencia.

Tal vez fuera ello su mejor herencia,
acaso la sequedad de su recuerdo en mi garganta.
Tal vez fuera el invierno
envuelto en una lluvia de lágrimas.

Aún hoy,
me sudan las manos desnudas.

Me ha gustado mucho esa sensibilidad que surge de el alma a la pluma Alejandro. Me ha encantado la sencillez de los versos.
Aprovecho para agradecer tus elogios en mi poema.
Volveré cuando pueda, lo prometo. No suelo comentar mucho. Pero intentaré volver. Gracias por compartir tus bellos versos.-
Un abrazo.-

Polaridades en los sentimientos, para llegar con las manos desnudas....... buen poema
Salud

Ufffffff que belleza!!! Cada imagen es un páramo de luna en el desierto, una laguna sin valle, una jungla de cemento, pero el recuerdo es nítido y aún las cenizas siguen latiendo, fabuloso poema, saludos Daniel

Precioso poema de imágenes logradas. Me gustó el poema.
Besos
Pilar

Sumamente bello este poema, Alejandro, y casi me lo pierdo...
Tiene encanto y un vuelo lírico exquisito
Saludos cordiales

Mirta Elena Tessio escribió:

Alejandro Costa escribió:Tal vez fuera el invierno,
las lluvias desatadas bajo los labios secos.
Tal vez fuera la esencia con la que hablaban sus manos,
acaso el intento atrincherado de un suspiro entre lágrimas,
una boca tan despistada,
que a pesar de no tener dueño
no distraía la lengua entre las aguas.

Era sed y era desierto,
y como un aventura nocturna acaudillaba
cada Enero como si de un Diciembre se tratara.
No te miraba, porque si lo hacía,
te escondía en su mente,
te encadenaba a ella,
te mordía el corazón hasta desangrarlo,
borraba tu vida, paso a paso,
mientras deshojaba una flor sin pétalos
y encendía una hoguera abrasadora.

Tal vez nunca la entendí,
o tal vez nunca terminé de conocerla.

Si tenía corazón,
nunca lo dejó latir,
su alma no se dejó sentir en público
y aunque los pájaros abandonaran
repentinamente el cielo,
ella lo llenaba de alas y lo pintaba de azul turquesa.

Al final no hubo más silencio
que el de sus palabras no dichas,
más calor que el del fuego de sus entrañas,
más luz que su brillo,
más sombras que la oscuridad de su ausencia.

Tal vez fuera ello su mejor herencia,
acaso la sequedad de su recuerdo en mi garganta.
Tal vez fuera el invierno
envuelto en una lluvia de lágrimas.

Aún hoy,
me sudan las manos desnudas.

Me ha gustado mucho esa sensibilidad que surge de el alma a la pluma Alejandro. Me ha encantado la sencillez de los versos.
Aprovecho para agradecer tus elogios en mi poema.
Volveré cuando pueda, lo prometo. No suelo comentar mucho. Pero intentaré volver. Gracias por compartir tus bellos versos.-
Un abrazo.-

Gracias a ti por hacerme sentir tan bien.

Un beso.

Salud Arenas escribió:Polaridades en los sentimientos, para llegar con las manos desnudas....... buen poema
Salud

Gracias por el comentario y visita.

Un beso.

Daniel Borrell escribió:Ufffffff que belleza!!! Cada imagen es un páramo de luna en el desierto, una laguna sin valle, una jungla de cemento, pero el recuerdo es nítido y aún las cenizas siguen latiendo, fabuloso poema, saludos Daniel

Muchas gracias.

Me alegra saber que te gustó.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Precioso poema de imágenes logradas. Me gustó el poema.
Besos
Pilar

Muchas gracias Pilar.

Un beso.

Marimar González escribió:Sumamente bello este poema, Alejandro, y casi me lo pierdo...
Tiene encanto y un vuelo lírico exquisito
Saludos cordiales

Agradecido quedo a tu bello comentario.

Un beso.

Muy bello este poema porque está escrito de una forma magistral y porque las imágenes que apoyan la descripción sicológica son emocionantes y me llegan como las olas refrescando mis pies en el verano.
El ritmo es fantástico y acorde a lo que encuentro en las palabras.
Un abrazo

Amigo, realmente un poema maravilloso. Las palabras que van simbolizando el retrato, el sentimiento derramado, el anhelo que fluye. Me ha gustado mucho el desarrollo, no decae en todo el poema. Enhorabuena. Abrazos

Alejandro,

me ha gustado el poema, amigo. Me gusta el tono de rememoración nostálgica, de pérdida. Me gustan los detalles que van envolviendo, definiendo, acotando el objeto poemático --ella-- ordenadamente, desembocando en un resultado final muy completo.

Un abrazo.

Hermoso poema bañado de melancolía. Mi felicitación y un abrazo.