Los árboles
Publicado: Dom, 15 Jul 2018 11:12
Arboles erguidos
mirando siempre el cielo,
imagen milenaria que mi mente siempre sueña
en los crepúsculos solitarios del invierno.
Arboles sosegados e inmóviles,
que solo cuando el viento azota con fuerza vuestras copas,
dejáis lucir la danza más bella de la tierra.
Ramas, brazos, copas, nidos,
que os abrazáis en el aire,
por que os fundís con mi alma triste,
por que sois el desván de mis consuelos.
Arboles tupidos de neblinas amarillas,
gigantes que mi vista no abarca,
chopos, cipreses, abetos, robles, pinos,
autentica expresión de la tierra que habla.
Arboles silenciosos,
callados como nubes,
pensativos como águilas,
fugaces como ríos.
Arboles frondosos de madrugadas descarnadas
hermanos de atardeceres sin cantos,
de noches oscuras en el el mar, de días luminosos y de rosas,
de cosechas al sol,
de correrías de muchachos,
de amores furtivos en vuestras sombras.
Arboles formados de agua y luz,
de estrellas y rocíos,
de soledades y compañías,
arboles que sois la expresión de mi lamento
y la viva imagen de mi alegría.
¡Decidme árboles!
En vuestro silencio.
Cuando paseo solo y melancólico por vuestras hojas.
Cuando rodeo con mis brazos vuestro tronco
y pensativo me desnudo a vuestro lado.
Cuando mis ojos son vuestras copas.
¡Decidme árboles y no me ocultéis este anhelo!
¿Por qué escucháis conmovidos mis pasos y el latido pausado
de este alma que os venera?
mirando siempre el cielo,
imagen milenaria que mi mente siempre sueña
en los crepúsculos solitarios del invierno.
Arboles sosegados e inmóviles,
que solo cuando el viento azota con fuerza vuestras copas,
dejáis lucir la danza más bella de la tierra.
Ramas, brazos, copas, nidos,
que os abrazáis en el aire,
por que os fundís con mi alma triste,
por que sois el desván de mis consuelos.
Arboles tupidos de neblinas amarillas,
gigantes que mi vista no abarca,
chopos, cipreses, abetos, robles, pinos,
autentica expresión de la tierra que habla.
Arboles silenciosos,
callados como nubes,
pensativos como águilas,
fugaces como ríos.
Arboles frondosos de madrugadas descarnadas
hermanos de atardeceres sin cantos,
de noches oscuras en el el mar, de días luminosos y de rosas,
de cosechas al sol,
de correrías de muchachos,
de amores furtivos en vuestras sombras.
Arboles formados de agua y luz,
de estrellas y rocíos,
de soledades y compañías,
arboles que sois la expresión de mi lamento
y la viva imagen de mi alegría.
¡Decidme árboles!
En vuestro silencio.
Cuando paseo solo y melancólico por vuestras hojas.
Cuando rodeo con mis brazos vuestro tronco
y pensativo me desnudo a vuestro lado.
Cuando mis ojos son vuestras copas.
¡Decidme árboles y no me ocultéis este anhelo!
¿Por qué escucháis conmovidos mis pasos y el latido pausado
de este alma que os venera?