Editorial Alaire

Manuel Sánchez escribió:

Quiero hacer un poema
donde la historia cuente lo que ha sido de mí.
Donde aparezca el día en el que me llegó la inocencia primera; la voz,
donde jugaron juntos mi madre y la aventura; el rayo azul de luz
que me enseño a mirar en los ojos inhóspitos;
las formas de los chopos, que eran balsas de aire contra el fondo del cielo;
aquella novia griega, que me indicó el camino para volver (sin rabia)
del fin de un paraíso; los libros,
que me quisieron tanto como cuando te duermes
sobre el amanecer de una visión perfecta; el vaso de veneno,
regalo del destino, que yo nunca bebí; la blusa, el cuerpo, el fado,
el mundo de Teresa, su canción desdichada, su boca junto al mar; la reconciliación,
un mercado de frutas y verduras donde se ofrecen siempre
multitud de alimentos, y en el que no es tan fácil elegir los maduros ;
la adivina, que era bruja en desuso y tocaba las cartas con manos de
estar muerta; el silbo despiadado, que yo escuchaba a veces
cuando estaba cayendo del suelo al infinito;
las noches, que arriaron la bandera del tiempo,
y los ángeles malos sin lanza y sin espada.
Quiero hacer un poema
que construya las cosas que a mí me han construido.

¡¡¡Bellísimo poema, Manuel!!!

Este es uno de esos poema que me gustaría poder escribir, belleza y emoción en cada verso.
Si tuviera que declamarlo lloraría, estoy segura.
Gracias por compartir, amigo mío.

Un fuerte abrazo.

Manuel Sánchez escribió:Quiero hacer un poema
donde la historia cuente lo que ha sido de mí.
Donde aparezca el día en el que me llegó la inocencia primera; la voz,
donde jugaron juntos mi madre y la aventura; el rayo azul de luz
que me enseño a mirar en los ojos inhóspitos;
las formas de los chopos, que eran balsas de aire contra el fondo del cielo;
aquella novia griega, que me indicó el camino para volver (sin rabia)
del fin de un paraíso; los libros,
que me quisieron tanto como cuando te duermes
sobre el amanecer de una visión perfecta; el vaso de veneno,
regalo del destino, que yo nunca bebí; la blusa, el cuerpo, el fado,
el mundo de Teresa, su canción desdichada, su boca junto al mar; la reconciliación,
un mercado de frutas y verduras donde se ofrecen siempre
multitud de alimentos, y en el que no es tan fácil elegir los maduros ;
la adivina, que era bruja en desuso y tocaba las cartas con manos de
estar muerta; el silbo despiadado, que yo escuchaba a veces
cuando estaba cayendo del suelo al infinito;
las noches, que arriaron la bandera del tiempo,
y los ángeles malos sin lanza y sin espada.
Quiero hacer un poema
que construya las cosas que a mí me han construido.

Hermoso poema, Manuel, me ha llevado a un ritmo trepidante. Y he vuelto a estos versos "cuando estaba cayendo del suelo al infinito; las noches, que arriaron la bandera del tiempo". Felicidades.
Un abrazo

Un recorrido pleno disponen tus sensibles y profundos versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

¡Bravo Manuel! Un poema inmenso que se lee en un respiro. Muy bueno el ritmo que has imprimido a los versos. Un repaso amable a las cosas significativas de nuestra vida que me ha motivado a recordar también las mías.
Un cordial saludo

Qué bueno, Manuel,lo leí en su momento
pero hoy , además de leerlo y disfrutarlo,dejo mi huella.
Un placer de lectura, poeta, un abrazo.

Lo releo y me encanta. Un poema que deja regusto a buena poesía.
Besos
Pilar

¡Me encantó Manuel!, es un poema de esos que te dejan pegado a el para disfrutarlo más y más
te felicito poeta
Un abrazo
Carmen

Un maravilloso poema, Manuel, que tiene un ritmo muy bien encadenado y una brillante elegancia en el decir.
Mi enhorabuena por tan inspiradas letras.

Un fuerte abrazo.

Manuel Sánchez escribió:Quiero hacer un poema
donde la historia cuente lo que ha sido de mí.
Donde aparezca el día en el que me llegó la inocencia primera; la voz,
donde jugaron juntos mi madre y la aventura; el rayo azul de luz
que me enseño a mirar en los ojos inhóspitos;
las formas de los chopos, que eran balsas de aire contra el fondo del cielo;
aquella novia griega, que me indicó el camino para volver (sin rabia)
del fin de un paraíso; los libros,
que me quisieron tanto como cuando te duermes
sobre el amanecer de una visión perfecta; el vaso de veneno,
regalo del destino, que yo nunca bebí; la blusa, el cuerpo, el fado,
el mundo de Teresa, su canción desdichada, su boca junto al mar; la reconciliación,
un mercado de frutas y verduras donde se ofrecen siempre
multitud de alimentos, y en el que no es tan fácil elegir los maduros ;
la adivina, que era bruja en desuso y tocaba las cartas con manos de
estar muerta; el silbo despiadado, que yo escuchaba a veces
cuando estaba cayendo del suelo al infinito;
las noches, que arriaron la bandera del tiempo,
y los ángeles malos sin lanza y sin espada.
Quiero hacer un poema
que construya las cosas que a mí me han construido.

Pues vaya que lo escribiste ese poema; y diste cabida a toda una colección de imágenes a cual más acertada.
Todo un placer haberlo leído.
Un saludo Manuel.

Buen poema amigo. Hay versos preciosos que invitan a la ensoñación y a mirarnos atrás.
Un abrazo y enhorabuena.
J. Manuel

Manuel Sánchez escribió:Quiero hacer un poema
donde la historia cuente lo que ha sido de mí.
Donde aparezca el día en el que me llegó la inocencia primera; la voz,
donde jugaron juntos mi madre y la aventura; el rayo azul de luz
que me enseño a mirar en los ojos inhóspitos;
las formas de los chopos, que eran balsas de aire contra el fondo del cielo;
aquella novia griega, que me indicó el camino para volver (sin rabia)
del fin de un paraíso; los libros,
que me quisieron tanto como cuando te duermes
sobre el amanecer de una visión perfecta; el vaso de veneno,
regalo del destino, que yo nunca bebí; la blusa, el cuerpo, el fado,
el mundo de Teresa, su canción desdichada, su boca junto al mar; la reconciliación,
un mercado de frutas y verduras donde se ofrecen siempre
multitud de alimentos, y en el que no es tan fácil elegir los maduros ;
la adivina, que era bruja en desuso y tocaba las cartas con manos de
estar muerta; el silbo despiadado, que yo escuchaba a veces
cuando estaba cayendo del suelo al infinito;
las noches, que arriaron la bandera del tiempo,
y los ángeles malos sin lanza y sin espada.
Quiero hacer un poema
que construya las cosas que a mí me han construido.

Un poema esplendoroso que se desborda en todo cuanto es la poesía. Un privilegio de lectura. Te felicito, Manuel. ERA