Distancia
Publicado: Sab, 30 Jun 2018 10:35
DISTANCIA
Afronto la distancia.
La asumo.
El sol proyecta al alba
mi larga sombra en el camino.
Su casa está al oeste,
lejos, kilómetros
de polvo y tierra seca.
(Ella me dijo que me amaba,
que volviera).
Llevo horas caminando
y el sol ya me ha alcanzado.
Mi sombra se va haciendo
más densa y más pequeña
(abarca, apenas,
la anchura de mis hombros).
Se esconde entre mis pies
la negra opacidad que me define.
Es mediodía y ya he cubierto
gran parte del camino.
El sol me ciega, cae,
está delante,
detrás se va estirando
mi sombra como un hilo.
No hay descanso
y el viento es favorable.
Me prometí llegar
sin sombras de mí mismo.
Llego, al fin, a su casa.
Me ve. Sale
corriendo hacia mi encuentro.
Me abraza, se abandona,
me acaricia la nuca con la mano.
Mira nuestra silueta oscura
perdiéndose a mi espalda.
Dos cuerpos,
una sombra.
Sopesa su unidad en la distancia.
–Estás cansado. Entra,
bebe agua–.
Veo su puerta abierta,
su jardín,
su pozo blanco.
Me mira mansamente, escruta
lo incierto de un te quiero.
Yo miro al frente, a otra distancia
(aún alumbra el sol en el crepúsculo).
Me oculto tras su cuerpo.
Me hago breve,
efímero, pequeño.
Su perro no me ha visto.
Me besa.
La beso.
Me prometí llegar
sin sombras de mí mismo.
--oOo--
Afronto la distancia.
La asumo.
El sol proyecta al alba
mi larga sombra en el camino.
Su casa está al oeste,
lejos, kilómetros
de polvo y tierra seca.
(Ella me dijo que me amaba,
que volviera).
Llevo horas caminando
y el sol ya me ha alcanzado.
Mi sombra se va haciendo
más densa y más pequeña
(abarca, apenas,
la anchura de mis hombros).
Se esconde entre mis pies
la negra opacidad que me define.
Es mediodía y ya he cubierto
gran parte del camino.
El sol me ciega, cae,
está delante,
detrás se va estirando
mi sombra como un hilo.
No hay descanso
y el viento es favorable.
Me prometí llegar
sin sombras de mí mismo.
Llego, al fin, a su casa.
Me ve. Sale
corriendo hacia mi encuentro.
Me abraza, se abandona,
me acaricia la nuca con la mano.
Mira nuestra silueta oscura
perdiéndose a mi espalda.
Dos cuerpos,
una sombra.
Sopesa su unidad en la distancia.
–Estás cansado. Entra,
bebe agua–.
Veo su puerta abierta,
su jardín,
su pozo blanco.
Me mira mansamente, escruta
lo incierto de un te quiero.
Yo miro al frente, a otra distancia
(aún alumbra el sol en el crepúsculo).
Me oculto tras su cuerpo.
Me hago breve,
efímero, pequeño.
Su perro no me ha visto.
Me besa.
La beso.
Me prometí llegar
sin sombras de mí mismo.
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