Editorial Alaire

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Ahí yacían, ... sobre la acera,
coprotagonistas del improvisado plató:
el pequeño charco de sangre,
el horror, la sospecha y el silencio
-ese silencio que aturde-
junto al malherido níquel de unas llaves
y cuatro (o cinco) monedas a juego.
Y por encima de todo, el escalofrío
que deroga los estómagos.

Olía la calle como a sueños sin usar,
a primavera, a pólvora de feria,
a día de circo.

Sensuales maniquíes, azules imposibles
y olas paradisiacas clonados en pantallas 4K.
Milagros tecnológicos a plazos
para estrenar tras los cristales
también intervenían en la escena
(dentro de sus limitadas posibilidades)

La policía repartía órdenes
y oxazepam los psicólogos.
Rebajas y cláxones aguardaban mudos
el desenlace de lo ya finiquitado.

Abrazos, lágrimas, miradas cruzadas
como abrazos.
Hasta el humo de los coches
olía ahora casi a humanidad.

Todo era uno: la tibia tristeza
que aprieta e iguala a los distintos,
el asombro, el pulso de los transeúntes,
el rictus nervioso en sus rostros.

Y también el perro pekinés con jersey de lana,
el culo perfecto de la rubia del cuarto
o la insolente barriga del portero;
la tienda de apuestas, inauditamente vacía,
(incluso las entumecidas funcionarias
de aquella sede pública
a la vuelta del Centro comercial)

Esa incipiente y desapercibida lluvia,
la boca del metro masticando el tráfico de preguntas,
el éter gran angular de los edificios centenarios,
el sol amargo y feliz de la cerveza,
las palomas municipales bañadas
en luz neón y la nube de teléfonos móviles...

Todos juntos, todo, todo era uno
por aquellos largos minutos:

ante ese cuerpo roto al que le faltaba un zapato,
de aquel hombre del calcetín rojo,

... frente al supremo espectáculo,
al arte transgresor y único
de la muerte en vivo y en abierto.

___________

Me gustó mucho, Luis. Esa forma elaborada de describir la escena que parece avanzar como un "travelling" cinematográfico... Finalmente en ocasiones terminamos siendo un espectáculo que trastoca la realidad cotidiana. Efímero espectáculo hasta que la calma (o el olvido) retoman las riendas de nuestro trascurrir...

Un cordial saludo.

Muy bueno, Luis, muy bueno. Impresionante la manera de llegar a ese calcetín rojo. Es un evento reconocido por los sociólogos el de la empatía colectiva frente a una catástrofe presenciada. Es como si las famosas diferencias individuales se colocaran el cinturón del reduccionismo y todas, todos, fuésemos el devenir del otro, el escenario aberrante, el coloquio magullado.

Eres un maestro en las imágenes y en ese colorido transmisor que hace un ser vivo de tus poemas.

Abrazos y felicitaciones, querido amigo.


PS: No sé si has escrito por alguna razón oxazepam con mayúscula.

Qué bien manejado el tiempo mediante las secuencias narrativas de tu mirada. Planos superpuestos que convierten las referencias cotidianas de lo intranscendente en percepción de sentimiento. Los contrastes crean el rigor más que el propio hecho.

la boca del metro masticando el tráfico de preguntas

Me parece una figura de primer orden, precisa entre la situación que se desvanece consumida en un instante.

Felicidades Luis. Un fuerte abrazo.
Ignacio

[quote="enrique sanmol"

Finalmente en ocasiones terminamos siendo un espectáculo que trastoca la realidad cotidiana. Efímero espectáculo hasta que la calma (o el olvido) retoman las riendas de nuestro trascurrir...

[/quote]

¡Qué gran frase, Enrique!, Y sí, somos tan efímeros, tan minúsculos en este gran escenario que es la vida... y a la vez tan capaces de brillar aunque sea por un instante, y de la manera más o menos "afortunada"para nosotros mismos... pero como decía Mercury: "the show must go on"...

Muchas gracias por parar en mis versos. Un abrazo, compañero.

[quote="Luis M."]`


Luis, este poema eriza la piel y hasta los pelillos inexistentes.
Mientras lo leía han pasado por mi cabeza, a cámara muy lenta, muchas de las imágenes de Atocha 11-M, de La Rambla, de Lóndres, de tantos sitios que han sido escenarios del horror y pensé "parece el making-of de una pe´licula.
Lo triste es que esto pasa todos los días y siempre hay alguien que pierde los zapatos y queda la imagen del calcetín rojo o de un pequeño inocente abrazado a un peluche.

Muy bueno Luis, muy estremecedor y muy bien transmitido.

Abrazos, amigo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Muy bueno, Luis, muy bueno. Impresionante la manera de llegar a ese calcetín rojo. Es un evento reconocido por los sociólogos el de la empatía colectiva frente a una catástrofe presenciada. Es como si las famosas diferencias individuales se colocaran el cinturón del reduccionismo y todas, todos, fuésemos el devenir del otro, el escenario aberrante, el coloquio magullado.

Eres un maestro en las imágenes y en ese colorido transmisor que hace un ser vivo de tus poemas.

Abrazos y felicitaciones, querido amigo.


PS: No sé si has escrito por alguna razón oxazepam con mayúscula.

Ojalá nos pasara lo mismo también frente a la vida... Muchas gracias, querida Hallie. Me alegra mucho que te gustara el poema.
Un gran abrazo, amiga.

PS: Tienes razón, lo puse con mayúsculas solo como "licencia artística", pero lo he reconsiderado, jeje. Gracias de nuevo, amiga.

Ignacio Mincholed escribió:Qué bien manejado el tiempo mediante las secuencias narrativas de tu mirada. Planos superpuestos que convierten las referencias cotidianas de lo intranscendente en percepción de sentimiento. Los contrastes crean el rigor más que el propio hecho.

la boca del metro masticando el tráfico de preguntas

Me parece una figura de primer orden, precisa entre la situación que se desvanece consumida en un instante.

Felicidades Luis. Un fuerte abrazo.
Ignacio

Muchas gracias, Ignacio, celebro que te gustara el poema y también me agrada mucho que me digas tus versos preferidos .
Un fuerte abrazo, compañero.

Marisa Peral escribió:

Luis M. escribió:`


Luis, este poema eriza la piel y hasta los pelillos inexistentes.
Mientras lo leía han pasado por mi cabeza, a cámara muy lenta, muchas de las imágenes de Atocha 11-M, de La Rambla, de Lóndres, de tantos sitios que han sido escenarios del horror y pensé "parece el making-of de una pe´licula.
Lo triste es que esto pasa todos los días y siempre hay alguien que pierde los zapatos y queda la imagen del calcetín rojo o de un pequeño inocente abrazado a un peluche.

Muy bueno Luis, muy estremecedor y muy bien transmitido.

Abrazos, amigo.

Me alegra mucho saber que lo que escribo produce emociones en los lectores, ese es el principal fin que persigo cuando escribo poesía. Y sí, nunca se debería convertir en costumbre este tipo de "espectáculos". Muchas gracias, Marisa. Abrazos, amiga.

Has conseguido con pericia crear el escenario que rodea la tragedia, para mostrarnos la crudeza de un drama, por desgracia, cotidiano.

Excelente poema, Luis.

Abrazos, querido amigo.

Rosa Marzal escribió:Has conseguido con pericia crear el escenario que rodea la tragedia, para mostrarnos la crudeza de un drama, por desgracia, cotidiano.

Excelente poema, Luis.

Abrazos, querido amigo.

Muchas gracias, Rosa, me alegra mucho que te gustara este poema. Abrazos, querida amiga.

Lo terrible narrado con maestría. Una escena cruda mostrada con la pericia de tu palabra, Luis...

Gracias
Felicidades
Un abrazo
Ana

Estás en vena, amigo Luis, como bien demuestras en El calcetín rojo, un trabajo al que volveré en cuanto pueda para abundar...
Felicidades, el poema es muy bello y muy interesante.
Abrazos.

Me gustó tu paso mágico por los alrededores del sentir de la realidad hecha poesía.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña escribió:Lo terrible narrado con maestría. Una escena cruda mostrada con la pericia de tu palabra, Luis...

Gracias
Felicidades
Un abrazo
Ana

Muchas gracias, estimada Ana. Un gran abrazo, amiga.