Qué más da que no sepas
Publicado: Dom, 24 Jun 2018 4:05
Qué más da que no sepas
recitar esos versos que nacieron al borde
de las columnas dóricas, ni que ya no uses guantes
de terciopelo rojo
que te cubran al menos hasta mitad del brazo.
Qué importa que no seas la Princesa otoñal de los Ursinos
dispuesta a controlar reinos y pretensiones, o que nunca tuvieras
una cuenta corriente de más de siete dígitos
en una sucursal del Deutsche Bank,
no eres rara ni lúgubre,
no eres gorda ni enferma. Qué más da lo que ocurra.
Formas parte
de esa clase de orquídeas
que respiran los labios de las mujeres bellas,
de ese grupo de humanos transparentes
unidos por las mónadas del cosmos. Qué más puedes pedir.
Y que importa además
si no te dejas ver en los banquetes,
si te salen eccemas cuando muere un relámpago,
si al pasar por un cuento te vuelves mariposa,
tú
que supiste oír la presencia más grácil del silencio
y desplazar el orto hasta la media noche,
no debieras quejarte
por no ser otra cosa.
Todos esos disfraces por donde yo te busco,
todas esas miradas que llegan hasta el rostro de la luna,
la pantera vacía junto a la casa elíptica,
y el mar indiferente donde acaba mi mano.
recitar esos versos que nacieron al borde
de las columnas dóricas, ni que ya no uses guantes
de terciopelo rojo
que te cubran al menos hasta mitad del brazo.
Qué importa que no seas la Princesa otoñal de los Ursinos
dispuesta a controlar reinos y pretensiones, o que nunca tuvieras
una cuenta corriente de más de siete dígitos
en una sucursal del Deutsche Bank,
no eres rara ni lúgubre,
no eres gorda ni enferma. Qué más da lo que ocurra.
Formas parte
de esa clase de orquídeas
que respiran los labios de las mujeres bellas,
de ese grupo de humanos transparentes
unidos por las mónadas del cosmos. Qué más puedes pedir.
Y que importa además
si no te dejas ver en los banquetes,
si te salen eccemas cuando muere un relámpago,
si al pasar por un cuento te vuelves mariposa,
tú
que supiste oír la presencia más grácil del silencio
y desplazar el orto hasta la media noche,
no debieras quejarte
por no ser otra cosa.
Todos esos disfraces por donde yo te busco,
todas esas miradas que llegan hasta el rostro de la luna,
la pantera vacía junto a la casa elíptica,
y el mar indiferente donde acaba mi mano.