Editorial Alaire

Ramón Castro Méndez, Marisa Peral, Lunamar Solano: es una satisfacción muy grande la lectura que realizáis siempre a mis poemas. Y también los elogios desinteresados que le dedicáis continuamente a mi poesía.
Un fuerte abrazo, amigos.






Me preocupa
si no será imprudente
sentarme junto a un hombre
que está leyendo Antígona de Sófocles
y al que le transparenta
una pequeña gota de sangre por la carne.
Me inquieta imaginar la parada siguiente llena de policías,
a una mujer diciendo casi a gritos:
tú eras esa pirámide equilátera,
su piedra rigurosa,
su rostro sin heridas,
su muerte casi intacta.
Me pregunto
si no será un peligro comentar en voz alta
el precio del petróleo Kuwaití,
o atarme los cordones de las botas
antes de comprobar
si el asiento adyacente tiene idéntico número
al de aquellos amores que han sido consumados.
Sospecho que se corre un riesgo indestructible
si el niño que acompaña a la mujer inglesa
se sabe de memoria los días en latín.
Y no digamos nada
si al señor del bigote,
que ha dicho que se apea en Albacete,
se le han quedado fríos los dos pies
para siempre.

Manuel, solo decirte que me encanta tu poesía. Tiene un algo especial que, para mí, la hace muy atractiva. Ese punto que yo quisiera conseguir para la mía.

Es un placer navegar por tus versos.

Un fuerte abrazo.

Bella mirada que transita los espacios y divulga la impresión sensible de sus pausas...
Un gusto leerte querido amigo... y muchas gracias a ti, por hacernos parte de tus recorridos esenciales...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Manuel Sánchez escribió:
Ramón Castro Méndez, Marisa Peral, Lunamar Solano: es una satisfacción muy grande la lectura que realizáis siempre a mis poemas. Y también los elogios desinteresados que le dedicáis continuamente a mi poesía.
Un fuerte abrazo, amigos.


Me preocupa
si no será imprudente
sentarme junto a un hombre
que está leyendo Antígona de Sófocles
y al que le transparenta
una pequeña gota de sangre por la carne.
Me inquieta imaginar la parada siguiente llena de policías,
a una mujer diciendo casi a gritos:
tú eras esa pirámide equilátera,
su piedra rigurosa,
su rostro sin heridas,
su muerte casi intacta.
Me pregunto
si no será un peligro comentar en voz alta
el precio del petróleo Kuwaití,
o atarme los cordones de las botas
antes de comprobar
si el asiento adyacente tiene idéntico número
al de aquellos amores que han sido consumados.
Sospecho que se corre un riesgo indestructible
si el niño que acompaña a la mujer inglesa
se sabe de memoria los días en latín.
Y no digamos nada
si al señor del bigote,
que ha dicho que se apea en Albacete,
se le han quedado fríos los dos pies
para siempre.

Gracias a ti, Manuel, que nos regalas tu poesía y, a mi personalmente, me hace disfrutar y emocionarme.
Felicidades por este poema en el que durante el recorrido encuentras a Antígona, a un montón de poli´cías y otros detalles importantes y bien ensamblados, para que un señor con bigote llegue a Albacete con los pies fríos.
Eres un mago que sabe cómo cohexionar todas estas cosas inconexas y disparatadas y conseguir que la poesía nos desborde.

Gracias a ti, siempre y un abrazo grande.

Ingenioso, actual, inteligente... otro excelente trabajo, Manuel. Un abrazo.

Mis felicitaciones por este original poema, en el que has creado una lograda atmósfera de suspense.
Te mando un abrazo fuerte, cuando mis mejores deseos y bendiciones.