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Estaciones sentimentales VII - La altura de la oropéndola

Publicado: Vie, 15 Jun 2018 11:19
por J. J. Martínez Ferreiro

La altura ocre
de la oropéndola moldea
una columna de cantos cerrados
a la memoria, sin redención alguna.

La sombra, desprendida de nosotros,
nos toca, nos despierta como una noche sin juntura.
¿Está viva la mano que palpa hacia delante?
—la suerte empalidece el tulipán del alba,
ese indomable signo de la luz después de la mirada.

Las palabras secretas,
las palabras profundas articuladas en el humus.
Todas esas trincheras, esas zanjas
todos esos túneles, tumbas,
todos los pozos
cavados por las manos de los hombres.

Pronuncio esto
para decir aquello y perseguir lo otro,
para escribir arena y decir las yemas del alma.
Escribo lluvia
y refiero el murmullo de las cortinas interiores.

Pronuncio
las olas de aluminio sucio como una pomada de manos,
el viento de rodillas para remontar la marea,
el rostro pálido del hombre
que se desnuda lentamente
y coge la cuchara para hurgar en el fango.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Vie, 15 Jun 2018 11:58
por Concha Vidal
Como siempre, leerte es aprender... y aprehender, porque yo cojo siempre lo bueno, y tú me enseñas ¡¡ hace ya que te digo lo mismo verdad?
Pues no pares.

Bicos.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Vie, 15 Jun 2018 22:02
por Ignacio Mincholed
He dicho sobre el simbolismo en el Foro que sólo ocasionalmente percibo poemas simbolistas que se puedan considerar como tales bajo los principios del movimiento simbolista. Este poema corresponde a una de esas ocasiones. Trasluce una notoria necesidad por descubrir puntos de unión entre la realidad orgánica y el espíritu libre. A lo largo de las siete partes que componen lo que entiendo un poema se manifiesta tanto el descreimiento de ser como la imposibilidad de ser otro que comprenda la razón de existir.

VII
Esa idea está presente en todo el poema desde el principio, ahora definida en esta entrega:
«una columna de cantos cerrados / a la memoria, sin redención alguna».

La imposibilidad de entender desde el pasado enlaza con el mismo convencimiento hacia un futuro en un avance circular: «la nada después de los pasos».

Pero no hay desistimiento en la búsqueda del camino, taladrando la tierra y siendo tierra a la vez: «humus… zanjas, túneles, tumbas, pozos» que conecten con el infinito de las «galaxias».

«Digo el verso para pronunciar…», porque el poeta no puede acceder a lo incomprensible, sólo nombrándolo puede aproximarse a lo que no entiende porque es consciente que es sustrato, «arena», vinculada su existencia a un algo que espera superior y que intuye residiendo en las «yemas del alma». No descansa y vuelve a la realidad, al «hombre / que se desnuda» para volver a «hurgar» en el misterio.

Es el resultado de una epopeya mística sin la intervención de más divinidad que la de sentirse dual, materia y espíritu en búsqueda de conciliación.

He leído las entregas anteriores de las «Estaciones sentimentales» y dejo aquí la secuencia de los comentarios.

I
Aparece en primer término «la piedra» como señal angular de lo material, «piedra fecunda» que da lugar al corazón de la existencia, al «halcón» que desfallece para reunirse en el origen, en el mundo de los eternos «ahogados» que da motivo al poema, «He aquí el poema» iniciando un recorrido sentimental que de otro modo:
«¿A que otro fascinaría?».

II
Se inicia el viaje elevado, no por caminos conocidos, no sobre seguro:
«Rasgad las nubes y pulsad el viento»
Viaje en el que «la sangre», la raíz del ser material está imbricada en un mundo identificable, «como los cuerpos en las rejas de la tierra». Surge la idea recurrente, «el león» buscando «un substituto de los dioses» que de sentido a los «universos paralelos» en que se debate el poeta aun siendo consciente de la limitación de la muerte.

III
Conoce la ciencia, el «horizonte de sucesos» donde el entendimiento encuentra respuestas aunque es sabedor de las fronteras de una realidad limitante, «el estiércol de tierras exangües» mezclado con la sensualidad de las «sirenas» y las «putas», siempre aferrado/limitado a la conciencia del ser que piensa y siente.

IV
Continua el arduo viaje de tierra a cielo por «la orilla vigorosa de los nombres» de la que reconoce ser presa de una «una simple maña sentimental». En su estímulo busca la elevación desde «los acantilados» para encontrar las «cuencas profundas… blanquísimas» donde imagina que reside un manantial del que renacer. Cuencas que volverá a intentar escudriñar [ya en esta ocasión (VII), con las manos cansadas, se ayudará de «la cuchara»] para buscar en el orgánico «fango» las respuestas.

V
Sabe de lo infructífero que resulta y lo nombra, va a tientas desde su intuición:
«Ayer fue un día oscuro».
Se mueve entre «túneles sonoros» en los que la voz interior le anima a continuar. Son estrofas de pura materialidad en la que asoma el destello de lo posible junto a la aceptación de vivir, «el día se enriquece de fecunda serenidad».

VI
El tiempo anda a vueltas en un regreso sacramental al origen, «reloj… pila bautismal» para agrupar los principios: «así se creó la distancia pura en la distancia abstracta» manteniendo la sensualidad en el reflejo:
«El poema ha de ser como una mujer peinándose, insaciable».

El poema, que me atrevo a decir se completa con esta entrega VII (sin óbice de que pueda continuar en el sentir del poeta), es un magnífico ejemplo de raíces y rigor poético.

Felicidades y un fuerte abrazo, J.J.

...

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Sab, 16 Jun 2018 10:04
por Rafael Zambrano Vargas
[quote="J. J. Martínez Ferreiro"]
XXX
La altura ocre
de la oropéndola moldea
una columna de cantos cerrados
a la memoria, sin redención alguna.
La sombra, desprendida de nosotros,
nos toca, nos despierta como una noche sin juntura
¿Está viva la mano que palpa hacia delante?
su azar en el sarmiento empalidece el tulipán del alba,
esa indomable suerte de la luz después de la mirada,
la nada después de los pasos.

XXXI
Las palabras secretas,
las palabras profundas articuladas en el humus.
Todas esas trincheras, esas zanjas
todos esos túneles, tumbas,
todos los pozos
cavados por las manos de los hombres
que se pierden allá de las galaxias.

XXXII
Digo el verso para pronunciar esto y perseguir lo otro,
para escribir arena y decir las yemas del alma,
estrías donde se ilumina el aserrín del tiempo.
Escribo lluvia
y refiero el murmullo de las cortinas interiores.

XXXIII
Las olas de aluminio sucio como una pomada de manos,
el viento de rodillas para remontar la marea,
el rostro pálido del hombre
que se desnuda lentamente
y coge la cuchara para hurgar en el fango.


Poemas, del alma, vanguardismo, fantasía, metáforas y sentimientos
se aúnan en esta obra de estilo académico , para aprender y seguir su ruta

Fellcitaciones y abrazos


Rafael

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Sab, 16 Jun 2018 17:54
por Lunamar Solano
Versos que se elevan y contemplan los parpadeos inquietos del alma querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Dom, 17 Jun 2018 11:15
por Ramón Castro Méndez
Imágenes y símbolos dan cerebro y músculo a otra maravillosa estación sentimental. Sin prisa, pero sin pausa, espero la siguiente.
Noraboa.

Un fuerte abrazo.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Mié, 20 Jun 2018 21:52
por Marimar González
Un encadenamiento metafórico espléndido y pleno de sugerencias que apuntan a profundos contenidos que se desgranan misteriosamente en cada palabra y se iluminan a nivel intuitivo o racional o bien por ambos carriles.
Saludos, J. J. Martínez Ferreiro

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Jue, 21 Jun 2018 10:27
por Pablo Ibáñez
Ferreiro,

tus estaciones sentimentales son buenísimas, amigo. Me gusta mucho ese lenguaje ambicioso, extenso, intenso. Ese magma bio-emocional que nunca descansa, que inunda la lectura de manera apabullante.

A mí me gusta mucho.
Un abrazo.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Mar, 26 Jun 2018 12:03
por J. J. Martínez Ferreiro
Concha Vidal escribió:Como siempre, leerte es aprender... y aprehender, porque yo cojo siempre lo bueno, y tú me enseñas ¡¡ hace ya que te digo lo mismo verdad?
Pues no pares.

Bicos.
Gracias, Concha, por abrir este tema con tanta generosidad. Es todo un honor tenerte como fiel lectora.

Un abrazo y un bico grande, joven vieja amiga :wink:

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Mar, 26 Jun 2018 14:54
por Marisa Peral
[quote="J. J. Martínez Ferreiro"]

XXXI
Las palabras secretas,
las palabras profundas articuladas en el humus.
Todas esas trincheras, esas zanjas
todos esos túneles, tumbas,
todos los pozos
cavados por las manos de los hombres,
extraviados allá de las galaxias.

XXXII
Digo el verso para pronunciar esto y perseguir lo otro,
para escribir arena y decir las yemas del alma,
estrías donde se ilumina el aserrín del tiempo.
Escribo lluvia
y refiero el murmullo de las cortinas interiores.


Todas las Estaciones Sentimentales son buenísimas, J.J.
Pero estas que dejo me parecen preciosas y, como siempre, un autentico disfrute leerte.
Biquiños.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Sab, 21 Jul 2018 17:52
por Armilo Brotón
A lo ya apuntado por nuestro buen amigo Ignacio, que ha hecho una crítica preciosa, añado la belleza rítmica que hace de la lectura de este poema un auténtico goce hermano.
Un abrazo grande.

Re: Estaciones sentimentales VII

Publicado: Jue, 04 Jul 2019 12:15
por J. J. Martínez Ferreiro
Ignacio Mincholed escribió:He dicho sobre el simbolismo en el Foro que sólo ocasionalmente percibo poemas simbolistas que se puedan considerar como tales bajo los principios del movimiento simbolista. Este poema corresponde a una de esas ocasiones. Trasluce una notoria necesidad por descubrir puntos de unión entre la realidad orgánica y el espíritu libre. A lo largo de las siete partes que componen lo que entiendo un poema se manifiesta tanto el descreimiento de ser como la imposibilidad de ser otro que comprenda la razón de existir.

VII
Esa idea está presente en todo el poema desde el principio, ahora definida en esta entrega:
«una columna de cantos cerrados / a la memoria, sin redención alguna».

La imposibilidad de entender desde el pasado enlaza con el mismo convencimiento hacia un futuro en un avance circular: «la nada después de los pasos».

Pero no hay desistimiento en la búsqueda del camino, taladrando la tierra y siendo tierra a la vez: «humus… zanjas, túneles, tumbas, pozos» que conecten con el infinito de las «galaxias».

«Digo el verso para pronunciar…», porque el poeta no puede acceder a lo incomprensible, sólo nombrándolo puede aproximarse a lo que no entiende porque es consciente que es sustrato, «arena», vinculada su existencia a un algo que espera superior y que intuye residiendo en las «yemas del alma». No descansa y vuelve a la realidad, al «hombre / que se desnuda» para volver a «hurgar» en el misterio.

Es el resultado de una epopeya mística sin la intervención de más divinidad que la de sentirse dual, materia y espíritu en búsqueda de conciliación.

He leído las entregas anteriores de las «Estaciones sentimentales» y dejo aquí la secuencia de los comentarios.

I
Aparece en primer término «la piedra» como señal angular de lo material, «piedra fecunda» que da lugar al corazón de la existencia, al «halcón» que desfallece para reunirse en el origen, en el mundo de los eternos «ahogados» que da motivo al poema, «He aquí el poema» iniciando un recorrido sentimental que de otro modo:
«¿A que otro fascinaría?».

II
Se inicia el viaje elevado, no por caminos conocidos, no sobre seguro:
«Rasgad las nubes y pulsad el viento»
Viaje en el que «la sangre», la raíz del ser material está imbricada en un mundo identificable, «como los cuerpos en las rejas de la tierra». Surge la idea recurrente, «el león» buscando «un substituto de los dioses» que de sentido a los «universos paralelos» en que se debate el poeta aun siendo consciente de la limitación de la muerte.

III
Conoce la ciencia, el «horizonte de sucesos» donde el entendimiento encuentra respuestas aunque es sabedor de las fronteras de una realidad limitante, «el estiércol de tierras exangües» mezclado con la sensualidad de las «sirenas» y las «putas», siempre aferrado/limitado a la conciencia del ser que piensa y siente.

IV
Continua el arduo viaje de tierra a cielo por «la orilla vigorosa de los nombres» de la que reconoce ser presa de una «una simple maña sentimental». En su estímulo busca la elevación desde «los acantilados» para encontrar las «cuencas profundas… blanquísimas» donde imagina que reside un manantial del que renacer. Cuencas que volverá a intentar escudriñar [ya en esta ocasión (VII), con las manos cansadas, se ayudará de «la cuchara»] para buscar en el orgánico «fango» las respuestas.

V
Sabe de lo infructífero que resulta y lo nombra, va a tientas desde su intuición:
«Ayer fue un día oscuro».
Se mueve entre «túneles sonoros» en los que la voz interior le anima a continuar. Son estrofas de pura materialidad en la que asoma el destello de lo posible junto a la aceptación de vivir, «el día se enriquece de fecunda serenidad».

VI
El tiempo anda a vueltas en un regreso sacramental al origen, «reloj… pila bautismal» para agrupar los principios: «así se creó la distancia pura en la distancia abstracta» manteniendo la sensualidad en el reflejo:
«El poema ha de ser como una mujer peinándose, insaciable».

El poema, que me atrevo a decir se completa con esta entrega VII (sin óbice de que pueda continuar en el sentir del poeta), es un magnífico ejemplo de raíces y rigor poético.

Felicidades y un fuerte abrazo, J.J.

...
Agradezco sobremanera este profundo estudio que has realizado sobre estas VII primeras "Estaciones sentimentales"; es un gran honor que alguien de tu altura intelectual las valore de esta manera.

Espero que lo que le sigue esté también a esa altura a la que te refieres. Tu valoración ha sido una gran motivación para seguir en la brecha de esta obra.

Un fuerte abrazo, Ignacio.

Re: Estaciones sentimentales 7 - La altura de la oropéndola

Publicado: Jue, 04 Jul 2019 16:08
por Luis M
J. J. Martínez Ferreiro escribió:
Escribo lluvia
y refiero el murmullo de las cortinas interiores.


Pronuncio
las olas de aluminio sucio como una pomada de manos,
el viento de rodillas para remontar la marea,
el rostro pálido del hombre
que se desnuda lentamente
y coge la cuchara para hurgar en el fango.[/b][/color]
El poema me ha parecido muy bueno, y los versos que destaco superiores. Mis felicitaciones, querido amigo. Un fuerte abrazo.

Re: Estaciones sentimentales 7 - La altura de la oropéndola

Publicado: Sab, 03 Ago 2019 21:42
por E. R. Aristy
Tus estaciones sentimentales poseen la magia poética y la orfebrería de tu arte, Ferreiro
Forman grandes picos que se repiten a lo largo, cada uno es el ritmo de tu corazón. Son un cardiograma poético. Estás vivo y bien en los brazos de La Poesía. ERA

Re: Estaciones sentimentales 7 - La altura de la oropéndola

Publicado: Mié, 14 Jul 2021 9:29
por J. J. Martínez Ferreiro
Joer, Ignacio, me sacas los colores, en este pormenorizado y magnífico estudio que haces de estas 7 primeras entregas de "Las estaciones sentimentales". Es un lujo y orgullo para este foro tenerte aquí publicando poemas y analizando a niveles muy series la poética que aquí se publica.

Gracias, colega, POETA.

Abrazos y salud.