Ropa

[Ramón Carballal]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

[Carmen Parra.]

Me ha parecido que de algo tan usual y sencillo como "la ropa" hayas creado un poema
que me ha fascinado, me ha gustado mucho
Un abrazo
Carmen

[Begoña Egüen]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

Precioso poema. Muchas gracias, por compartir.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[Mirta Elena Tessio]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

Hola Ramón, somos las mujeres las que vivimos enganchadas a las prendas, que cubren la piel.
Pero tu , amorosamente describes y como que las veo como lectora y esa sutil descripción de un rectángulo de pino. ( había leído triángulo). En el cierre puedo ver esas derrotas que acompañan esas noches. Tal vez no sean tales derrotas sino triunfos, encontrar la piel en otra piel. Un saludo, he disfrutado la lectura de tu poema.

[Pilar Morte]

De todos los temas hacer hermosa poesía. Felicidades
Besos
Pilar

[Lunamar Solano]

Una intensa y profunda mirada que viste el palpitar de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Ramón Carballal]

Me ha parecido que de algo tan usual y sencillo como "la ropa" hayas creado un poema
que me ha fascinado, me ha gustado mucho
Un abrazo
Carmen

Gracias, Carmen. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

Precioso poema. Muchas gracias, por compartir.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Gracias a ti, Begoña, por leerme y comentar. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

De todos los temas hacer hermosa poesía. Felicidades
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por dejar tu comentario. Besos.

[Ramón Carballal]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

Hola Ramón, somos las mujeres las que vivimos enganchadas a las prendas, que cubren la piel.
Pero tu , amorosamente describes y como que las veo como lectora y esa sutil descripción de un rectángulo de pino. ( había leído triángulo). En el cierre puedo ver esas derrotas que acompañan esas noches. Tal vez no sean tales derrotas sino triunfos, encontrar la piel en otra piel. Un saludo, he disfrutado la lectura de tu poema.

Gracias, Mirta. Aprecio la lectura y el comentario que dejas. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Una intensa y profunda mirada que viste el palpitar de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Nancy, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Me has dejado sorprendido, Ramón. Antes de leer el poema no pensaba que iba por esos derroteros. Me ha gustado mucho. Me gusta como combinas ropa y sensaciones, detalles e imágenes. seducción y emoción. Creo que es un gran poema, Ramón.
Aplausos.

Un fuerte abrazo.

[Carmen Pla]

Ramón, eres un poeta de grandes rasgos, etapas de la vida con interesante simbolismo.
Me ha encantado.
Abrazos

[Ramón Carballal]

Me has dejado sorprendido, Ramón. Antes de leer el poema no pensaba que iba por esos derroteros. Me ha gustado mucho. Me gusta como combinas ropa y sensaciones, detalles e imágenes. seducción y emoción. Creo que es un gran poema, Ramón.
Aplausos.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Ramón. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

[Marisa Peral]

En su reverso piel, olor, forma, dejan un halo invisible.
Me gusta la displicente caída del encaje, el algodón
o el nylon entretejidos como el símbolo de una arcana religión,
los pantalones doblados por la efímera rodilla,
las camisas abotonadas hasta el alzacuellos de plástico,
el orden inmaculado de las prendas interiores en el seno
de un rectángulo de pino. Y el perfume de la lavanda
o los pliegues amorosamente pulidos por una manos de niña,
la ternura de un abrigo que se posa en los hombros
igual que un ángel de amor, el roce del canesú,
la orgullosa rebeca, un jersey olvidado en la juvenil edad,
la chaqueta de lana y sus desiguales rombos, el arrullo
de una falda gris, la seda primorosa del fular, el color,
la vida, escritos en la lisura de los armarios, la frecuencia
con que los cuerpos habitan su perfil de madres amantes,
de herencia común donde se visten los misterios, los sueños,
y, alguna vez, las derrotas que acompañaron nuestras noches.

Ya te han dicho todo los compañeros pero insisto en que tienes la capacidad de hacer poesía de la mñas mínima cosa que ocurre a tu alrededor.
Este me parece fantástico y veo en estos versos un cierto toque de fetichismo que me ha gustado mucho.
Felicidades y un abrazo.