Editorial Alaire

Adios poetas
que viendo el simulacro de los versos
sois capaces de honrar al rayo que atormenta,
al sol en el espacio aguado,
al termo de la nube quemando a su manera.
Capaces sois de dar al aire nuevos signos.
Algunas veces haylos que presumen del tono de su entorno,
de la palabra hueca, del fin rampante.
Y haylos que presumen de saber poner enredaderas
donde el liso espejismo de algún llanto propicio
condecora el discurso y la respiración
que nadie sabe si es la propia o la ajena.
No es conveniente ni propicio
buscar aplauso simplemente por el deber
que necesita verse remunerado de esta forma
tan sigilosamente reparada. Deducido
cualquier significado ya nadie idolatra
ni mide ni compensa.
¿Soy el ogro que gruñe sin saberlo?
¿Estoy estropajoso?
No soy remunerado ni pretendo aplauso y trayectoria.
El don iconoclasta que respeto
a nadie gane por sí mismo
sino por su saber, por su saber estar sin jugo alguno
que quebrante el resplandor de las estrellas ,
el giro de la luna y ese laberinto,
a veces necesario, que enreda la salida.

Excelentes versos, Guillermo.
Pasaré del aplauso a darte la enhorabuena por tan inspiradas letras. Una gozada de lectura.

Un fuerte abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:Excelentes versos, Guillermo.
Pasaré del aplauso a darte la enhorabuena por tan inspiradas letras. Una gozada de lectura.

Un fuerte abrazo.

Gracias por reservar el salto tuyo pata favorecerme a mi y a mi verso. Me honras con tu presencia y mensaje.

Un abrazo

Guillermo Cuesta escribió:Adios poetas
que viendo el simulacro de los versos
sois capaces de honrar al rayo que atormenta,
al sol en el espacio aguado,
al termo de la nube quemando a su manera.
Capaces sois de dar al aire nuevos signos.
Algunas veces haylos que presumen del tono de su entorno,
de la palabra hueca, del fin rampante.
Y haylos que presumen de saber poner enredaderas
donde el liso espejismo de algún llanto propicio
condecora el discurso y la respiración
que nadie sabe si es la propia o la ajena.
No es conveniente ni propicio
buscar aplauso simplemente por el deber
que necesita verse remunerado de esta forma
tan sigilosamente reparada. Deducido
cualquier significado ya nadie idolatra
ni mide ni compensa.
¿Soy el ogro que gruñe sin saberlo?
¿Estoy estropajoso?
No soy remunerado ni pretendo aplauso y trayectoria.
El don iconoclasta que respeto
a nadie gane por sí mismo
sino por su saber, por su saber estar sin jugo alguno
que quebrante el resplandor de las estrellas ,
el giro de la luna y ese laberinto,
a veces necesario, que enreda la salida.

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Fuerte tu poema, claro, ¿ recriminatorio?, muchas veces necesario.
Ni estropajoso ni ogro ni llantos que condecoren.
La poesía pervivirá sin adornos ni ajorcas que no sean de su medida.

Abrazos marinos.

Guillermo Cuesta escribió:
El don iconoclasta que respeto
a nadie gane por sí mismo
sino por su saber, por su saber estar sin jugo alguno
que quebrante el resplandor de las estrellas ,
el giro de la luna y ese laberinto,
a veces necesario, que enreda la salida.

No hay buena poesía que se precie sin gruñido o callejones oscuros de por medio. Lo demás es solo floricultura de la palabra, para terrazas y vecinos aburridos (aunque numerosos...) Un placer de lectura, Guillermo. Un abrazo.

Un interesante poema de tono reflexivo que nos hace seguir el pensamiento del poeta y examinarlo.
Me ha gustado mucho.Guillermo

Poema muy inteligente. Me ha gustado mucho.

Abrazos

Un poema sin florituras innecesarias, van los vocablos de frente para hacernos reflexionar y tener en cuenta la verdad de un poeta de alta escuela, que a todos nos atañe.
No hay aplausos, solo un enorme abrazo con mi sincera felicitación.

Desde mi isla.
José Manuel F. Febles

Arriba con este trabajo de Guillermo Cumar, donde, mientras se despide, hace una enmienda a casi la totalidad de un tinglado relacionado con poetas y poemas.
Felicidades por este alegato, está muy bien escrito y, desde luego, por aquí se echa en falta su presencia.
Abrazos.