Editorial Alaire

(ya que se puede tunear, la crítica la quiero a saco, cuanta queráis, es de hace suficiente tiempo y si me la trago no estará afilada)


Te duermes, duermes sola y ya no existo.
Me rapta la aflicción de mi desvelo
y entonces muere el sueño de improvisto,
dejándome sin aire y con el hielo.

Me salvas, salvas todo y no subsisto.
Te mana la voz, vívida en mi anhelo,
hundido ante mis ojos lo ya visto,
inhalo tu perfume y tomo el cielo.

Ahora no sollozo, pues tus dedos
rescatan mi alegría de los miedos.
Me rindes, rindes culto a mi sonrisa.

Claudico ante tus labios de negrura,
soy preso de tu noche en mi locura.
Te invisto, te investí mi poetisa.

Àlex Gállego escribió:(ya que se puede tunear, la crítica la quiero a saco, cuanta queráis, es de hace suficiente tiempo y si me la trago no estará afilada)


Te duermes, duermes sola y ya no existo.
Me rapta la aflicción de mi desvelo
y entonces muere el sueño de improvisto,
dejándome sin aire y con el hielo.

Me salvas, salvas todo y no subsisto.
Te mana la voz, vívida en mi anhelo,
hundido ante mis ojos lo ya visto,
inhalo tu perfume y tomo el cielo.

Ahora no sollozo, pues tus dedos
rescatan mi alegría de los miedos.
Me rindes, rindes culto a mi sonrisa.

Claudico ante tus labios de negrura,
soy preso de tu noche en mi locura.
Te invisto, te investí mi poetisa.

Buenas noches, Àlex.
He leído tu soneto y sinceramente, me gusta mucho. No deseo hacerte ninguna observación en cuanto a la forma. Dejo esta tarea a los compañeros especialistas en el tema.

En mi opinión, el último verso del terceto final, quizás podria revisarse; siento que afloja un poco el logro semántico de los versos que le preceden. Poetiza es un vocablo que ha generado polémica; puede usarse, por supuesto, pero creo que el poema merece un cierre más acorde a la altura de sus imágenes.

Es sólo un punto de vista; como sabes, en estas cosas de la creación, el autor siempre tiene la última palabra.

Salud y felicidad.

Gracias por tus apreciaciones, Hallie. Me alegro de que te gustara el soneto.

Un abrazo

Àlex

Àlex, de entrada, te diré que me parece muy buen soneto, bien medido y bien rimado. Con una disposición de los cuartetos en serventesio que siempre me ha gustado. ABAB ABAB CCD EED.

¿Qué se me ocurre? Yo establecería un punto de ruptura más claro entre los cuartetos y los tercetos, un punto de inflexión. Es un recurso muy clásico del soneto y que siempre da buen resultado. En tu soneto, los tercetos son una continuación en tema (y tono) con los cuartetos. Podrías intentar que el primer verso de los tercetos rompiera la baraja, sorprendiera, refrescara la composición para darle nuevo brío.

¡Ya basta de sollozo!, si tus dedos…

Es un ejemplo improvisado, ya me entiendes lo que quiero decir.

También revisaría el cuarto verso

dejándome sin aire y con el hielo.

¿Con el hielo? ¿Con qué hielo? ¿Acompañando a qué hielo? No es lo mismo decir “el cielo”, que decir “el hielo”. Algún hielo habrá de ser… ¿Te has quedado con un hielo, acompañándolo? Así como está da la impresión de ser una búsqueda de rima, un ripio. Además, la acumulación de sinalefas ai-rey alrededor de sexta debilitan un tanto el verso en mi opinión

de-ján-do-me-sin-ai-rey-con-el-hie-lo

Creo que es el típico endecasílabo en el que la simple búsqueda de soluciones a estos problemas puede generar de improviso un lirismo que no esperábamos. Esa es la magia del soneto, creo yo, cuando su constricción técnica aprieta tanto que acaba desbordando en combinaciones sorprendentes. Un adjetivo inesperado puede ayudar

dejándome sin aire, frío hielo. (no vale, muy obvio)
dejándome sin aire, vivo hielo. (mejor, pero suena io saturado)
dejándome sin aire, tibio hielo. (usar contraste, pero aun más saturado de sonido)
dejándome sin aire, duro hielo. (no saturado, endurece el tono, depende del ánimo del autor, claro)
dejándome sin aire, sucio hielo. (sorprende, oscurece la idea, sonido también saturado)
dejándome sin aire, torpe hielo.
dejándome sin aire, casto hielo. (mi preferido, creo, una pizca irónico, sorprende)


Un abrazo, Àlex.

Pablo Ibáñez escribió:Àlex, de entrada, te diré que me parece muy buen soneto, bien medido y bien rimado. Con una disposición de los cuartetos en serventesio que siempre me ha gustado. ABAB ABAB CCD EED.

¿Qué se me ocurre? Yo establecería un punto de ruptura más claro entre los cuartetos y los tercetos, un punto de inflexión. Es un recurso muy clásico del soneto y que siempre da buen resultado. En tu soneto, los tercetos son una continuación en tema (y tono) con los cuartetos. Podrías intentar que el primer verso de los tercetos rompiera la baraja, sorprendiera, refrescara la composición para darle nuevo brío.

¡Ya basta de sollozo!, si tus dedos…

Es un ejemplo improvisado, ya me entiendes lo que quiero decir.

También revisaría el cuarto verso

dejándome sin aire y con el hielo.

¿Con el hielo? ¿Con qué hielo? ¿Acompañando a qué hielo? No es lo mismo decir “el cielo”, que decir “el hielo”. Algún hielo habrá de ser… ¿Te has quedado con un hielo, acompañándolo? Así como está da la impresión de ser una búsqueda de rima, un ripio. Además, la acumulación de sinalefas ai-rey alrededor de sexta debilitan un tanto el verso en mi opinión

de-ján-do-me-sin-ai-rey-con-el-hie-lo

Creo que es el típico endecasílabo en el que la simple búsqueda de soluciones a estos problemas puede generar de improviso un lirismo que no esperábamos. Esa es la magia del soneto, creo yo, cuando su constricción técnica aprieta tanto que acaba desbordando en combinaciones sorprendentes. Un adjetivo inesperado puede ayudar

dejándome sin aire, frío hielo. (no vale, muy obvio)
dejándome sin aire, vivo hielo. (mejor, pero suena io saturado)
dejándome sin aire, tibio hielo. (usar contraste, pero aun más saturado de sonido)
dejándome sin aire, duro hielo. (no saturado, endurece el tono, depende del ánimo del autor, claro)
dejándome sin aire, sucio hielo. (sorprende, oscurece la idea, sonido también saturado)
dejándome sin aire, torpe hielo.
dejándome sin aire, casto hielo. (mi preferido, creo, una pizca irónico, sorprende)


Un abrazo, Àlex.

Gracias por tu comentario, Pablo. Me alegro que te gustara la composición del soneto. (¡por fin uno ordenado como corresponde! )
En cuanto a lo que me apuntas, le daré unas vueltas a ese cuarto verso a ver cómo lo mejoro. La idea del hielo era decir que me quedaba con el frío en una especie de sinécdoque, aunque tal vez no se entiende lo bastante. Sobre el primer verso de los tercetos pensaré en cómo infundirle un poco más de ímpetu, a ver qué se me ocurre que encaje un poco con el poema que es de hace un tiempecito
Estoy muy de acuerdo contigo en eso de la exigencia del soneto y sus consecuencias. Ya se sabe que los diamantes son el fruto de la presión.

Gracias de nuevo por el comentario.

Un abrazo, Pablo

Àlex

Aquí va el soneto con los cambios que me propusisteis. A ver qué os parece:

Te duermes, duermes sola y ya no existo.
Me rapta la aflicción de mi desvelo
y entonces muere el sueño de improvisto,
me escarcho con tu frío caramelo.

Me salvas, salvas todo y no subsisto.
Te mana la voz, vívida en mi anhelo,
hundido ante mis ojos lo ya visto,
inhalo tu perfume y tomo el cielo.

Y vuelo en tu aleteo pues tus dedos
rescatan mi alegría de los miedos.
Me rindes, rindes culto a mi sonrisa.

Claudico ante tus labios de negrura,
soy preso de tu noche en mi locura.
¡Amémonos! Amémonos sin prisa...