Editorial Alaire

No hace mucho que hundí mis últimos recursos en la bahía de Halong,
divisaba la quietud del agua desde los restos de un naufragio,
en la orilla me esperaba Úrsula,
tremenda Úrsula,
podría haber envenenado medio Universo
escondiendo maitotoxina entre las piernas...

La tarde caía sobre Hanoi,
los puestos ambulantes colmaban de aromas
las calles del centro,
el cielo,
de un rojo siniestro,
se tornaba auditorio para los pájaros.

Mi ocasional pareja de viaje se moría por un masaje,
en la calle Hang Dao hay una famosa casa,
odio los masajes,
aprovecho para tomar un licor nauseabundo
en un acogedor bar de putas...

La tarde cae a plomo,
Úrsula no regresa y mi mente termina flotando
por el Mar de la Tranquilidad
con vistas al planeta Tierra,
mi cuerpo es un cascarón que dormita
junto a dos especímenes argentinos
en un fumadero de opio.

La grandeza del viaje es el camino,
algo muy trillado, pero es la jodida verdad,
la gozosa sensación de abandonarse a los placeres artificiales junto a dos desconocidos,
con la certeza absoluta de no valer una mierda para nadie...

...despejar las brumas que el miedo dispersa en nuestro juicio,
vivir cada día sin temor,
sin horarios, sin esperanzas,
creerse Corto Maltés poseído por un Rasputín
en horas bajas,
y saborear las delicias de la decadencia.

Úrsula regresó al hostal dos lunas más tarde,
en su espalda un tatuaje nuevo,
colorido, armonioso,
un tapiz de olas de mar y espuma de vendavales...

...sabía que no esperaría por ella,
sabía que no esperaría por nadie,
que mis pasos son resultado de las conexiones anómalas de un cerebro low cost,
pero volvió al hostal,
no me encontró.

Camino de Tailandia los argentinos decidieron cambiar el rumbo,
les quedaba poca pasta y querían pasar uno días en Koh Tao...

Girando sobre tormentas anduve unas noches por Bangkok,
esnifando cada coño rasurado,
penetrando cada vena,
abandonado al placer egoísta del asqueroso hombre blanco.

Tardé semanas en afrontar la realidad,
en percibir el olor rancio de los meados,
la pastosa apariencia de una mirada que no busca el horizonte,
que se conforma con la irregularidad del asfalto.

Destruí las ansias suicidas a golpe de negar el futuro,
follándome cada noche al presente,
derramando cada grano de curiosidad...

...y sin recursos de apelación posibles hice del viaje un hábito,
de las experiencias un tesoro,
de los excesos una meta,

y me sentí VIVO.

Un poema muy entretenido.
Una historia de vida que también hace sentir vivo al lector.
Un gusto leerte, Israel
Abrazos

Hermoso e interesante trabajo, amigo Israel.
Abrazos.

"... La grandeza del viaje es el camino, ..."

Ciertamente trillado y no por ello menos cierto, el camino, en todos los sentidos lo hace todo.
Siempre tus poemas, Israel, tan distintos, me enganchan

Abrazos mediterráneos.

- Nómada-

por Israel Liñán » Jue, 24 May 2018 18:40
No hace mucho que hundí mis últimos recursos en la bahía de Halong,
divisaba la quietud del agua desde los restos de un naufragio,
en la orilla me esperaba Úrsula,
tremenda Úrsula,
podría haber envenenado medio Universo
escondiendo maitotoxina entre las piernas...

La tarde caía sobre Hanoi,
los puestos ambulantes colmaban de aromas
las calles del centro,
el cielo,
de un rojo siniestro,
se tornaba auditorio para los pájaros.

Mi ocasional pareja de viaje se moría por un masaje,
en la calle Hang Dao hay una famosa casa,
odio los masajes,
aprovecho para tomar un licor nauseabundo
en un acogedor bar de putas...

La tarde cae a plomo,
Úrsula no regresa y mi mente termina flotando
por el Mar de la Tranquilidad
con vistas al planeta Tierra,
mi cuerpo es un cascarón que dormita
junto a dos especímenes argentinos
en un fumadero de opio.

La grandeza del viaje es el camino,
algo muy trillado, pero es la jodida verdad,
la gozosa sensación de abandonarse a los placeres artificiales junto a dos desconocidos,
con la certeza absoluta de no valer una mierda para nadie...

...despejar las brumas que el miedo dispersa en nuestro juicio,
vivir cada día sin temor,
sin horarios, sin esperanzas,
creerse Corto Maltés poseído por un Rasputín
en horas bajas,
y saborear las delicias de la decadencia.

Úrsula regresó al hostal dos lunas más tarde,
en su espalda un tatuaje nuevo,
colorido, armonioso,
un tapiz de olas de mar y espuma de vendavales...

...sabía que no esperaría por ella,
sabía que no esperaría por nadie,
que mis pasos son resultado de las conexiones anómalas de un cerebro low cost,
pero volvió al hostal,
no me encontró.

Camino de Tailandia los argentinos decidieron cambiar el rumbo,
les quedaba poca pasta y querían pasar uno días en Koh Tao...

Girando sobre tormentas anduve unas noches por Bangkok,
esnifando cada coño rasurado,
penetrando cada vena,
abandonado al placer egoísta del asqueroso hombre blanco.

Tardé semanas en afrontar la realidad,
en percibir el olor rancio de los meados,
la pastosa apariencia de una mirada que no busca el horizonte,
que se conforma con la irregularidad del asfalto.

Destruí las ansias suicidas a golpe de negar el futuro,
follándome cada noche al presente,
derramando cada grano de curiosidad...

...y sin recursos de apelación posibles hice del viaje un hábito,
de las experiencias un tesoro,
de los excesos una meta,

y me sentí VIVO.


Muy descriptivo y precioso cierre
Salud

Israel,

muy bien vertida esta historia asiática, amigo. Diría que es un buen ejemplo de realismo sucio. Hay que tener talento para que las palabras altisonantes encajen bien en el poema y no den la sensación de impostura. Tú lo consigues , porque tu poesía siempre suena muy convincente.

Me ha gustado mucho.
Abrazos.

Arriba con este poema tan bello como interesante de Israel Liñán.

Israel, siempre que me topo con un poema tuyo me preparo para una avalancha de imágenes, de es escenarios, de olores, de situaciones comunes vistas desde el ángulo más inesperado, o lo inesperado plasmado con una sencillez que lo hace maravilloso.

Nuevamente la incursión ha valido la pena.

Israel Liñán escribió: ↑Jue, 24 May 2018 18:40 No hace mucho que hundí mis últimos recursos en la bahía de Halong,
divisaba la quietud del agua desde los restos de un naufragio,
en la orilla me esperaba Úrsula,
tremenda Úrsula,
podría haber envenenado medio Universo
escondiendo maitotoxina entre las piernas...

La tarde caía sobre Hanoi,
los puestos ambulantes colmaban de aromas
las calles del centro,
el cielo,
de un rojo siniestro,
se tornaba auditorio para los pájaros.

Mi ocasional pareja de viaje se moría por un masaje,
en la calle Hang Dao hay una famosa casa,
odio los masajes,
aprovecho para tomar un licor nauseabundo
en un acogedor bar de putas...

La tarde cae a plomo,
Úrsula no regresa y mi mente termina flotando
por el Mar de la Tranquilidad
con vistas al planeta Tierra,
mi cuerpo es un cascarón que dormita
junto a dos especímenes argentinos
en un fumadero de opio.

La grandeza del viaje es el camino,
algo muy trillado, pero es la jodida verdad,
la gozosa sensación de abandonarse a los placeres artificiales junto a dos desconocidos,
con la certeza absoluta de no valer una mierda para nadie...

...despejar las brumas que el miedo dispersa en nuestro juicio,
vivir cada día sin temor,
sin horarios, sin esperanzas,
creerse Corto Maltés poseído por un Rasputín
en horas bajas,
y saborear las delicias de la decadencia.

Úrsula regresó al hostal dos lunas más tarde,
en su espalda un tatuaje nuevo,
colorido, armonioso,
un tapiz de olas de mar y espuma de vendavales...

...sabía que no esperaría por ella,
sabía que no esperaría por nadie,
que mis pasos son resultado de las conexiones anómalas de un cerebro low cost,
pero volvió al hostal,
no me encontró.

Camino de Tailandia los argentinos decidieron cambiar el rumbo,
les quedaba poca pasta y querían pasar uno días en Koh Tao...

Girando sobre tormentas anduve unas noches por Bangkok,
esnifando cada coño rasurado,
penetrando cada vena,
abandonado al placer egoísta del asqueroso hombre blanco.

Tardé semanas en afrontar la realidad,
en percibir el olor rancio de los meados,
la pastosa apariencia de una mirada que no busca el horizonte,
que se conforma con la irregularidad del asfalto.

Destruí las ansias suicidas a golpe de negar el futuro,
follándome cada noche al presente,
derramando cada grano de curiosidad...

...y sin recursos de apelación posibles hice del viaje un hábito,
de las experiencias un tesoro,
de los excesos una meta,

y me sentí VIVO.

"Destruí las ansias suicidas a golpe de negar el futuro,
follándome cada noche al presente,
derramando cada grano de curiosidad..."


Me parece un poema complejo y a varios niveles ,atractivo. La novedad de cada viaje en sí inicialmente sirve de estimulo. Es un poema duro a los excesos, a la idea hedonista de igualar estar vivo con los placeres. A veces sentirse muerto y sentirse vivo ocurren en el mismo sitio. Me conmueven tus versos, Israel. Creo que logras en Nómadas intranquilizarnos, y logras eso por medio de los cinco sentidos y de una moralidad hecha al medida:

"Girando sobre tormentas anduve unas noches por Bangkok,
esnifando cada coño rasurado,
penetrando cada vena,
abandonado al placer egoísta del asqueroso hombre blanco.

Tardé semanas en afrontar la realidad,
en percibir el olor rancio de los meados,
la pastosa apariencia de una mirada que no busca el horizonte,
que se conforma con la irregularidad del asfalto."


Te felicito Israel por tu buen hacer y por las imbrincadas sugerencias que tu poema produce. Un abrazo grande. ERA

Un trabajo muy interesante y entretenido. Un gran placer de lectura, Israel. Mis felicitaciones y abrazo, compañero.

Israel, un poema sobrecogedor, hermoso, arriesgado, un poema. Gracias. Un abrazo

Un poema con "sabor, humedad y sudor", sin concesiones a la galería.

Todo un placer de lectura, amigo Israel..

Abrazos y salud.