Editorial Alaire

...

He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.
Amor que me ampara. Amor que me eleva.
Volver duele al volver al interrogante lúcido,
al frenético silencio de los ecos propios, ahí
la felicidad es palabra que se busca y no está,
sin diccionario ni mano que la dibuje, ausente.
Amor derramado. Amor sin raíces.
Decido volver al insoportable volver de las rejas
que dividen el espacio de la nada
que dividen la claridad de la sombra compartida,
suspendido, a la espera de encontrar la carga
la insoportable dosis de mi adicción.

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He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.


Como siempre, no sorprende la calidad de la esperada sorpresa de tus versos. Siempre en la profundidad sensible del que vive con conciencia de estar viviendo algo irrepetible, de ahí la busqueda de la felicidad, pero siempre en la exigencia de lo sublime.

Un abrazo, amigo Ignacio.

Hola Ignacio, muy bien descritos esos recovecos donde surgen los instantes de felicidad.
Mis felicitaciones.
Te mando un abrazo fuerte, con mis mejores deseos y bendiciones!

Me gustó el poema, esa búsqueda de la felicidad que en la vida está hecha de luces y sombras. Un placer leerte.
Besos
Pilar7

Interesante poema en fondo y forma. Me ha encantado leerlo. Abrazos.

Ignacio Mincholed escribió:...

He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.
Amor que me ampara. Amor que me eleva.
Volver duele al volver al interrogante lúcido,
al frenético silencio de los ecos propios, ahí
la felicidad es palabra que se busca y no está,
sin diccionario ni mano que la dibuje, ausente.
Amor derramado. Amor sin raíces.
Decido volver al insoportable volver de las rejas
que dividen el espacio de la nada
que dividen la claridad de la sombra compartida,
suspendido, a la espera de encontrar la carga
la insoportable dosis de mi adicción.

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Me ha gustado mucho el poema. Y sí, deberíamos ser adictos a la felicidad aunque sea a ratos.

Un fuerte abrazo.

Muy buen poema, Ignacio:

El amor es un disfrute, pero también duele. La incertidumbre mata...

Un abrazo
Felicitaciones
Ana

Qué definiciones tan exactas, tan idílicas, tan extraordinariamente plasmadas.
Es un poema que llega.
Un placer, Ignacio.
Abrazo

Ignacio Mincholed escribió:...

He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.
Amor que me ampara. Amor que me eleva.
Volver duele al volver al interrogante lúcido,
al frenético silencio de los ecos propios, ahí
la felicidad es palabra que se busca y no está,
sin diccionario ni mano que la dibuje, ausente.
Amor derramado. Amor sin raíces.
Decido volver al insoportable volver de las rejas
que dividen el espacio de la nada
que dividen la claridad de la sombra compartida,
suspendido, a la espera de encontrar la carga
la insoportable dosis de mi adicción.

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Todo el poema, es una belleza poética, plástica y sensorial, querido amigo. Un lujo poder disfrutar tu poesía una y otra vez.
Gracias por compartir y un abrazo grande.

Pulsión y búsqueda. El instinto se racionaliza en tu poesía mediante la reflexión inteligente. Se domestica la palabra hasta alcanzar la expresión justa en unos versos a la vez emocionantes y con sentido.

Un abrazo amigo

Instantes que desahogan y nutren el despegue, renovado... muy sensible y reflexivo querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

El fiall del poema es el grito que supone que todo inquieta y que hay un merecimiento propio por las formas y
por el fondo.

Tu poema inquieta y safisface gustosamente al mismo tiempo.

Un abrazo

J. J. Martínez Ferreiro escribió:He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.


Como siempre, no sorprende la calidad de la esperada sorpresa de tus versos. Siempre en la profundidad sensible del que vive con conciencia de estar viviendo algo irrepetible, de ahí la busqueda de la felicidad, pero siempre en la exigencia de lo sublime.

Un abrazo, amigo Ignacio.

J.J. aprecio tu nota y estoy muy agradecido por tu consideración.

Un fuerte abrazo.
Ignacio

Ricardo López Castro escribió:Hola Ignacio, muy bien descritos esos recovecos donde surgen los instantes de felicidad.
Mis felicitaciones.
Te mando un abrazo fuerte, con mis mejores deseos y bendiciones!

Muy amable por la nota, Ricardo. Gracias y un abrazo.
Ignacio

Ignacio Mincholed escribió:...

He sentido la insoportable carga de la felicidad
a ratos, en pulsos breves deshilachados
entre el brillo de la voz que me ama, otros
son un golpe de luz que penetra la piel
inundando la traslúcida cueva prodigiosa
donde soy sin reconocerme parte y todo.
Amor que me ampara. Amor que me eleva.
Volver duele al volver al interrogante lúcido,
al frenético silencio de los ecos propios, ahí
la felicidad es palabra que se busca y no está,
sin diccionario ni mano que la dibuje, ausente.
Amor derramado. Amor sin raíces.
Decido volver al insoportable volver de las rejas
que dividen el espacio de la nada
que dividen la claridad de la sombra compartida,
suspendido, a la espera de encontrar la carga
la insoportable dosis de mi adicción.

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Para no dejarse nada. No tiene desperdicio desde la primera palabra,
el primer verso. Contundente y genial.

Muy bueno.

Un abrazo.