
EN DIOS: DEL UNO AL DOCE
I
cuando el calor despierta mis sentidos e incumplimientos poéticos
la negación de este dios diminuto
y tengo que bogar y bregar incluso ahogar mi pensamiento
en las manos del desconcierto descontento planteo nuevas marcas y récords que implican nuevas predicciones
así como de dios no se vive
ni se muere y habito en el hándicap
del pedazo de pan suculento mojado en la yema de un huevo
II
podrido de vestigios que se cobran embriones de cielos
el horizonte de mis argumentaciones no tiene fin ni confín
cuando las olas sordas melodramáticas
arrastran mi marea
al infinito reposo del augurio
III
si salen mis letras llorando es por los cánones de belleza
si no lloro a raudales es por indiferencia ante las evasivas de mi porción de gloria
de cristal de porcelana de barro con grumos
ya que el hombre es la prueba fehaciente
siempre fehaciente
IV
es hora de la ineptitud de la incertidumbre que resbala por el tobogán del jardín sin columpios
del parque de los consejos
del ágora de las ágapes
es hora de admitir mi propio conocimiento a sabiendas del último aliento en la cruz de mi discurso
V
los raíles y surcos
las fuentes y recursos
el patrimonio y las bendiciones
son eclipses de luna
donde los reyes olvidados se decapitan
cuando el ego arrastrado por la resaca alimenta al albatros
y el litoral reseco se pliega sobre sí mismo
en la plenaria lectura del agua
VI
entre los ojos y lo que veo en esta habitación
dios me reside
es el polvo que flota y la transversalidad de los rayos de sol
es el único que piensa versos cuando escribo
el único que sin fe me mantiene vivo
VII
contenido en la verdad
podría presumir
cuando pienso que quizá ése sea mi único camino
silbar por sus sendas al ulular del viento
que desatasca mi garganta y mis versos crían golondrinas que emigran de mi madre a la naturaleza intrínseca e intrépida del parto de una idea
no priorizar propósitos huecos
ni embellecer mis conductas
cuando la certidumbre florece y me espina las cavidades
y sé que dentro de mí cabe todo
incluso los aposentos de dios
VIII
cuando la iglesia muda eriza mis instintos de alzamiento
y no detecto gentes que se asocien en pos de mi doctrina social mística divina
un robot desactivado es mi legado a la muerte del hijo que nunca tuve
y mis genes son gravitaciones en las salas vacías
mi reloj biológico marca las horas del zodiaco
IX
hay palabras y palabras
ninguna me hace honor ni me difama
a no ser que el dios que llevo en el vientre me dé martillazos
X
nace dios y con él mi poesía es el estigma
de su bautizo extraviado
cuando todas mis nupcias son unciones
ilusiones humanas innombrables e imperdibles
estancado en un drama psicosocial
me pueden sentir los ciegos a través de mis modales
y mis repercusiones son impersonales
así como mis conclusiones forman parte de la diversidad
puede que no lo entiendan o que dios no lo entienda
pero ello me limpia la conciencia
como un mueble que se abandona en la mudanza
XI
la elegancia es la elección de las cosas vacías
para deshacer el estigma basta con destinar en otra dirección el pensamiento
hacia dentro por ejemplo
aunque no escuche mis sentidos les doy mis condolencias
conclusiones respuestas máximas
ya que el olvido dicta mis actos
y solo los sueños los reviven
no les veo por encima del hombro
pero sí del intelecto
es mi pensamiento fantástico
y la noche se fragua con dios por testigo
testigo del ánimo inercial
XII
no es sencillo creer en dios ni serlo
no debe serlo
pero ver desde la distancia antes que desde la discordia es mi elección
elección invariable a la luz de las tinieblas
ésa que se abandona en el aire y se reproduce en el tiempo
así es mi poesía en definitiva
la consigno sabiendo que volverá
para parirme un dios en los ojos