Editorial Alaire

Jamás acabaremos con el sudor que brota por los poros.

Como el ave que escapa en su migración,
como el ave cuando se esparce en los cielos,
como el ave, vuelo un te quiero cuando migro al adiós.

Como el vientre cuando sangra de hambre,
como el vientre que se retuerce en su nada,
como el vientre, lloro a mi amada y su ausencia.

Como el tiempo marchita las flores,
como el tiempo caduca los campos,
como el tiempo, exilia los cantos que nacen del alma.

Como el mar espuma el agua en la bravura,
como el mar desboca su grito en la tormenta,
como el mar, mi boca se lamenta sin su aliento.

Como los ojos son cegados por los párpados,
como los ojos a los que no les llega la mirada,
como los ojos, a los que su visión atada ahoga en locura.

Como la muerte te aparta en anonimato,
como la muerte saja la esfera del alma,
como la muerte, el corazón se me inflama…

Como la muerte, ya no habrá mañana,
como la muerte, perdí a mi amada,
como la muerte, agonizo la sinfonía del alma.

Tan solo queda el sudor de la agonía.

Un clamor bello y sensible, cuya melancolía emociona querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Versos llenos de dolor y profunda emoción. Me alegra leerte de nuevo por aquí. Mi felicitación y un abrazo.

Todo un drama con la pulcritud de tu sensibilidad y muy evocadora la llamada de ese grito que clama.
Un placer de lectura, Alejandro.
Abrazos enormes.

He pasado por una compostura muy dispuesta a la comparación a través de sensaciones ´íntimas de índole precisa
para que las cuestiones naturales conservan esa fuerza que la naturaleza repercute calladamente.

Un abrazo